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Canalizado por: Jean Luc Ayoun
Transcripción: Véronique Loriot
Traducción: Amparo Iribas
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Yo soy URIEL, Ángel de la Presencia y Arcángel de la Reversión.
Bien Amadas Semillas de estrellas, Liberadas o en curso, yo vengo a evocar, a través de mis palabras y de la Vibración, la Gracia y la Resurrección. Lo que debía ser removido, lo ha sido, con el fin de permitirles establecer la Gracia, la Verdad y la Vida. Así es el Camino que los conduce a resucitar en la Verdad eterna del Amor infinito e incondicionado. El tiempo ha llegado de salir de todo tiempo, aquí, más allá del tiempo donde se encuentra la Eternidad, presente en todo espacio y todo tiempo, no presente sobre este mundo. Tiempo de Gracia donde el conjunto de la Alegría es vuestra Morada, para siempre establecida. El tiempo es ahora. El del canto donde se establece el silencio. El del silencio donde se manifiesta, más allá de la Alegría, el tiempo de vuestra Resurrección. Sinfonía de Verdad. Sinfonía de Pureza, donde el Coro de Ángeles, mezclado a la Onda de MIGUEL viene, al instante donde nosotros estamos, hacerlos vivir la Gracia porque vuestra Vida es Gracia, más allá del encierro de este mundo. Ustedes son la Verdad, el Camino y la Vida conduciéndolos a resucitar en el Éter unificado, más allá de toda Tierra. Ustedes son Uno ya que nosotros somos Uno. Más allá de la ilusión, más allá de la separación, más allá de la división.
El tiempo ha llegado de vivir el Ser y el no ser. Más allá de toda presencia, más allá de toda ausencia, tiempo de Gracia donde el Absoluto es. Más allá de todo ser donde el Absoluto es. Más allá de toda forma, trascendiendo el espacio de toda Dimensión, transformando los tiempos más allá de toda Tierra. El Éter unificado, el de la verdadera Vida, los rinde a la Gracia y la Alegría a fin de que la Paz no sea más perturbada, ni alterada por cualquier discordancia, por cualquier presencia, por cualquier presión. El tiempo es a la Libertad, el tiempo es a la Verdad. Este es vuestro Tiempo. Liberación de la Tierra y del Éter. Liberación del Cielo y de los Cielos, abriéndolos a vuestro Cielo, en el corazón de vuestro Corazón, al centro del Centro recorriendo el espacio y los tiempos. Tiempo de Gracia, tiempo de Bendición donde el tiempo de la Resurrección es el que es vuestro, más allá de vuestra pertenencia, más allá de toda mirada. El tiempo de la Presencia. El tiempo ha llegado. El de dar a luz la Verdad. La gestación está acabada.
El tiempo de las Bodas se acaba. Hay que ahora consumar el resultado de estas Bodas, el resultado de lo que ustedes Son, el resultado de vuestro no ser. Gracia a ustedes, gracia a la Vida, el tiempo de la Gracia se instala en el silencio y en el canto, el del Cielo y de la Tierra por fin unificados. El Sol, abierto a la Verdad, abre, en Ustedes, lo que debe ser abierto, permitiendo vivir la Resurrección. Eso de lo que nunca dejaron de Ser más allá del ser, más allá de este Cuerpo, más allá de esta Tierra. Ustedes son el Éter, son la Verdad, absoluta e infinita, del canto de la Vida y de la Resurrección. Entonces, en este tiempo, Comunión y Fusión, en este tiempo de Matrimonio, devolviendo la Libertad posible, devolviendo la Libertad como Esencia y Verdad. Más allá de todo sentido, más allá de toda ausencia y de toda presencia, absoluta, infinita de la Gracia y de la Belleza, abriendo en ustedes de par en par las últimas compuertas que los contenían dentro de una forma, dentro de vuestra historia, dentro de las ilusiones sucesivas.
El fin de la ilusión señala la Gracia y la Resurrección. Ese es vuestro destino porque no hay camino, porque no hay santo, hay sólo la Esencia. La Esencia de la Gracia devolviéndolos al sentido original de quienes Son ustedes y de quienes somos nosotros, con ustedes y en ustedes. Más allá de todo límite, más allá de toda división, más allá de toda separación. Unifiquemos en la Comunión y la Fusión el tiempo de la Verdad porque el Éter está aquí, llevado por el Ardiente del Sol, el que viene del centro del Sol, a abrir vuestro Centro en el centro Corazón, dándoles a lo Infinito, devolviéndolos a lo Infinito, el de la Gracia y de la Resurrección. Tiempos cumplidos cumpliendo, más allá de todo destino, la Verdad última, la del Absoluto, en la Paz y en la Paz eterna, no dependiendo de ningún cúmulo de circunstancias, no dependiendo de ningún sonido, de ningún canto y de ninguna orientación. El tiempo de la Gracia se abre en ustedes: tiempo del Éter, tiempo de Verdad.
Es tiempo, y gran tiempo, de reunirse con la Eternidad de la Belleza, la Eternidad de la Verdad, cantando, en ustedes el conjunto de las Ruedas, el conjunto de las Luces, que son lo que ustedes Son, en la Gracia eterna e infinita de vuestro presente. Presente de Amor, más allá incluso de todo sentido, más allá de toda justificación, porque esa es la naturaleza de vuestra Naturaleza. Porque eso es el sentido de vuestra esencia. Por fin, comulguemos juntos en el tiempo más allá, más allá de Aquí y más allá de allí, dándoles a vivir mucho más allá del más allá conocido, ahí donde no existe ninguna división, ninguna separación. La Gracia pone fin al sufrimiento ilusorio, a los sufrimientos pasados. No habrá más sufrimiento, ni por venir ni venido, porque el tiempo de la Gracia despliega su canto en el Éter de la Tierra, haciendo surcos en el suelo, abriendo la Vibración del núcleo de la Tierra a vuestro corazón del Corazón en este tiempo. Tiempo de Gracia y de Resurrección, júbilo y levedad, poniendo fin a los Velos que les ocultaban el sentido del Ser y la Verdad del Ser. Más allá de todo sentido, más allá de toda esperanza, más allá de todo engaño, se encuentra la Verdad. La misma para cada uno, la misma para todos, que es el Éter y el Amor, que es el Éter y Luz. Lo que ustedes Son, en Verdad, instalados en la Gracia y la Resurrección, les da la permanencia de la Alegría, la permanencia de la Paz, la permanencia de la Verdad. Todo eso en la inmanencia del instante, más allá de todo tiempo. Por tanto, se eleva el canto del Cielo y de la Tierra, llamado final llamándolos a ser la Verdad, el Camino y la Vida. Tiempo de Gracia donde la Resurrección obra.
En este instante, en la escucha y el silencio, se juega la verdad de vuestra vida, la verdad de quienes Son ustedes, más allá de toda vida, más allá de todo ser. Entonces, en los tiempos de la Gracia, nosotros resucitamos, a vuestros costados, a vuestros ojos asombrados, a vuestra conciencia, afectada de la gracia del Amor, afectada de la verdad del Infinito, abriendo la crisálida donde la mariposa puede por fin lanzarse hacia su Eternidad. Amados del Amor, amados de la Verdad, Amor amados, ustedes son el instante más allá de todo tiempo. Tiempo de Gracia abriendo a la Resurrección, ahí donde se rasga el Velo de la ilusión haciéndolos nacer a la esencia de vuestro Centro. Ustedes son el nacimiento. Ustedes son nacidos. Ustedes van a renacer, más allá de todo parecer. Van a renacer, en el Éter de Verdad, ahí donde no existe ninguna ilusión, ahí donde no existe ninguna sombra y ninguna separación.
El tiempo ha llegado de separarse de vuestras acciones y reacciones, abriendo la puerta a la Eternidad de vuestra Verdad. La Puerta Estrecha se vuelve una Puerta tan grande que nada más será susceptible de poderla reabrir o volverla a cerrar. La Puerta desaparece en el júbilo de la Gracia, dándoles a vivir y a descubrir lo que Es, de toda Verdad, de todo tiempo y de todo espacio. Ustedes están en esos instantes donde la magia de la Gracia, por ella sola, los resucita, en el tiempo de la Verdad, en el tiempo del Absoluto y del Infinito de quienes ustedes Son. Amor Infinito, más allá de toda definición, ustedes son el Camino, la Verdad y la Vida.
El tiempo ha llegado de vivir el Ser y el no ser. Más allá de toda presencia, más allá de toda ausencia, tiempo de Gracia donde el Absoluto es. Más allá de todo ser donde el Absoluto es. Más allá de toda forma, trascendiendo el espacio de toda Dimensión, transformando los tiempos más allá de toda Tierra. El Éter unificado, el de la verdadera Vida, los rinde a la Gracia y la Alegría a fin de que la Paz no sea más perturbada, ni alterada por cualquier discordancia, por cualquier presencia, por cualquier presión. El tiempo es a la Libertad, el tiempo es a la Verdad. Este es vuestro Tiempo. Liberación de la Tierra y del Éter. Liberación del Cielo y de los Cielos, abriéndolos a vuestro Cielo, en el corazón de vuestro Corazón, al centro del Centro recorriendo el espacio y los tiempos. Tiempo de Gracia, tiempo de Bendición donde el tiempo de la Resurrección es el que es vuestro, más allá de vuestra pertenencia, más allá de toda mirada. El tiempo de la Presencia. El tiempo ha llegado. El de dar a luz la Verdad. La gestación está acabada.
El tiempo de las Bodas se acaba. Hay que ahora consumar el resultado de estas Bodas, el resultado de lo que ustedes Son, el resultado de vuestro no ser. Gracia a ustedes, gracia a la Vida, el tiempo de la Gracia se instala en el silencio y en el canto, el del Cielo y de la Tierra por fin unificados. El Sol, abierto a la Verdad, abre, en Ustedes, lo que debe ser abierto, permitiendo vivir la Resurrección. Eso de lo que nunca dejaron de Ser más allá del ser, más allá de este Cuerpo, más allá de esta Tierra. Ustedes son el Éter, son la Verdad, absoluta e infinita, del canto de la Vida y de la Resurrección. Entonces, en este tiempo, Comunión y Fusión, en este tiempo de Matrimonio, devolviendo la Libertad posible, devolviendo la Libertad como Esencia y Verdad. Más allá de todo sentido, más allá de toda ausencia y de toda presencia, absoluta, infinita de la Gracia y de la Belleza, abriendo en ustedes de par en par las últimas compuertas que los contenían dentro de una forma, dentro de vuestra historia, dentro de las ilusiones sucesivas.
El fin de la ilusión señala la Gracia y la Resurrección. Ese es vuestro destino porque no hay camino, porque no hay santo, hay sólo la Esencia. La Esencia de la Gracia devolviéndolos al sentido original de quienes Son ustedes y de quienes somos nosotros, con ustedes y en ustedes. Más allá de todo límite, más allá de toda división, más allá de toda separación. Unifiquemos en la Comunión y la Fusión el tiempo de la Verdad porque el Éter está aquí, llevado por el Ardiente del Sol, el que viene del centro del Sol, a abrir vuestro Centro en el centro Corazón, dándoles a lo Infinito, devolviéndolos a lo Infinito, el de la Gracia y de la Resurrección. Tiempos cumplidos cumpliendo, más allá de todo destino, la Verdad última, la del Absoluto, en la Paz y en la Paz eterna, no dependiendo de ningún cúmulo de circunstancias, no dependiendo de ningún sonido, de ningún canto y de ninguna orientación. El tiempo de la Gracia se abre en ustedes: tiempo del Éter, tiempo de Verdad.
Es tiempo, y gran tiempo, de reunirse con la Eternidad de la Belleza, la Eternidad de la Verdad, cantando, en ustedes el conjunto de las Ruedas, el conjunto de las Luces, que son lo que ustedes Son, en la Gracia eterna e infinita de vuestro presente. Presente de Amor, más allá incluso de todo sentido, más allá de toda justificación, porque esa es la naturaleza de vuestra Naturaleza. Porque eso es el sentido de vuestra esencia. Por fin, comulguemos juntos en el tiempo más allá, más allá de Aquí y más allá de allí, dándoles a vivir mucho más allá del más allá conocido, ahí donde no existe ninguna división, ninguna separación. La Gracia pone fin al sufrimiento ilusorio, a los sufrimientos pasados. No habrá más sufrimiento, ni por venir ni venido, porque el tiempo de la Gracia despliega su canto en el Éter de la Tierra, haciendo surcos en el suelo, abriendo la Vibración del núcleo de la Tierra a vuestro corazón del Corazón en este tiempo. Tiempo de Gracia y de Resurrección, júbilo y levedad, poniendo fin a los Velos que les ocultaban el sentido del Ser y la Verdad del Ser. Más allá de todo sentido, más allá de toda esperanza, más allá de todo engaño, se encuentra la Verdad. La misma para cada uno, la misma para todos, que es el Éter y el Amor, que es el Éter y Luz. Lo que ustedes Son, en Verdad, instalados en la Gracia y la Resurrección, les da la permanencia de la Alegría, la permanencia de la Paz, la permanencia de la Verdad. Todo eso en la inmanencia del instante, más allá de todo tiempo. Por tanto, se eleva el canto del Cielo y de la Tierra, llamado final llamándolos a ser la Verdad, el Camino y la Vida. Tiempo de Gracia donde la Resurrección obra.
En este instante, en la escucha y el silencio, se juega la verdad de vuestra vida, la verdad de quienes Son ustedes, más allá de toda vida, más allá de todo ser. Entonces, en los tiempos de la Gracia, nosotros resucitamos, a vuestros costados, a vuestros ojos asombrados, a vuestra conciencia, afectada de la gracia del Amor, afectada de la verdad del Infinito, abriendo la crisálida donde la mariposa puede por fin lanzarse hacia su Eternidad. Amados del Amor, amados de la Verdad, Amor amados, ustedes son el instante más allá de todo tiempo. Tiempo de Gracia abriendo a la Resurrección, ahí donde se rasga el Velo de la ilusión haciéndolos nacer a la esencia de vuestro Centro. Ustedes son el nacimiento. Ustedes son nacidos. Ustedes van a renacer, más allá de todo parecer. Van a renacer, en el Éter de Verdad, ahí donde no existe ninguna ilusión, ahí donde no existe ninguna sombra y ninguna separación.
El tiempo ha llegado de separarse de vuestras acciones y reacciones, abriendo la puerta a la Eternidad de vuestra Verdad. La Puerta Estrecha se vuelve una Puerta tan grande que nada más será susceptible de poderla reabrir o volverla a cerrar. La Puerta desaparece en el júbilo de la Gracia, dándoles a vivir y a descubrir lo que Es, de toda Verdad, de todo tiempo y de todo espacio. Ustedes están en esos instantes donde la magia de la Gracia, por ella sola, los resucita, en el tiempo de la Verdad, en el tiempo del Absoluto y del Infinito de quienes ustedes Son. Amor Infinito, más allá de toda definición, ustedes son el Camino, la Verdad y la Vida.
Así va la Gracia que se deposita en ustedes. Así va la Verdad que es vuestra naturaleza más allá de todo Yo y de toda persona.
En estos tiempos, aquí donde ustedes están, abran, abran el tiempo. El del Éter, depositando la Gracia a lo más profundo de vuestro Corazón, vehiculizada por la Onda de la Gracia. La que viene en el Manto Azul de María, en la Onda de Vida, la que viene de la vida de la Tierra, en su corazón del Corazón. Alquimia y Comunión. De Corazón a Corazón, de la Tierra, a vuestro Corazón a Corazón. Del corazón del Corazón del Sol dándoles a vivir el impulso a la Gracia. La hora es a la Resurrección. La hora es a la Verdad. No esa que ustedes desearían, sino esa que está más allá de todo deseo, dándoles a vivir el instante de su Presencia. El que viene, sobre la nube ardiente, como un ladrón en la noche, a llamarlos a la Gracia, a vuestra Resurrección. Entonces, estén en Alegría. Entonces, estén en Paz porque la Eternidad revelada, y que viene a ustedes, es el único camino donde no existe ni ruta, ni montaña que subir, ni a protegerse en lo que sea, sino ser la Infinita Presencia más allá de vuestra presencia. El Ser Absoluto viviendo la Gracia porque eso forma parte de sus átomos y de sus células. Ese tiempo está aquí, ahora y para siempre. Tiempo de Resurrección renovándose a cada soplo a cada día, iluminando lo que había sido puesto bajo la canasta porque la Gracia es relevante, porque la Gracia es iluminación. Solo la Gracia permite hacer desaparecer, sin acción y sin querer, los finales de los tiempos de la Sombra. La hora ha llegado de desviarse de los juegos de este mundo. La hora ha llegado de desviarse hacia lo esencial invisible de la Gracia y de vuestra Resurrección. Escuchando el Sonido, el del Cielo como el de la Tierra, ustedes están bendecidos y recubiertos y fecundados por la Gracia del Uno, por la Gracia de vuestra Presencia. En todo tiempo, desde ahora, en todo espacio, desde este espacio. ¿Qué decir? Si no es comulgar a este momento de Gracia. ¿Qué decir? Si no es irradiar a este instante y este tiempo donde la Libertad está instalada. Hijos del Amor, Amor dado a luz en la absoluta Presencia de vuestra Eternidad. Juntos, comulguemos en el silencio y en el Coro de los Ángeles.
El tiempo del Ángel es vuestro tiempo, el de la Libertad, más allá de toda finalidad. Instalados en el centro del Centro, donde todo viene y donde todo proviene. Ustedes son Eso. Absoluto Infinito de vuestra Presencia eterna, más allá de este lugar, más allá de toda ilusión. Entonces, canten la Gracia y vean el efecto de vuestra Resurrección sobre el tiempo que resta recorrer sobre este mundo.
En estos tiempos, aquí donde ustedes están, abran, abran el tiempo. El del Éter, depositando la Gracia a lo más profundo de vuestro Corazón, vehiculizada por la Onda de la Gracia. La que viene en el Manto Azul de María, en la Onda de Vida, la que viene de la vida de la Tierra, en su corazón del Corazón. Alquimia y Comunión. De Corazón a Corazón, de la Tierra, a vuestro Corazón a Corazón. Del corazón del Corazón del Sol dándoles a vivir el impulso a la Gracia. La hora es a la Resurrección. La hora es a la Verdad. No esa que ustedes desearían, sino esa que está más allá de todo deseo, dándoles a vivir el instante de su Presencia. El que viene, sobre la nube ardiente, como un ladrón en la noche, a llamarlos a la Gracia, a vuestra Resurrección. Entonces, estén en Alegría. Entonces, estén en Paz porque la Eternidad revelada, y que viene a ustedes, es el único camino donde no existe ni ruta, ni montaña que subir, ni a protegerse en lo que sea, sino ser la Infinita Presencia más allá de vuestra presencia. El Ser Absoluto viviendo la Gracia porque eso forma parte de sus átomos y de sus células. Ese tiempo está aquí, ahora y para siempre. Tiempo de Resurrección renovándose a cada soplo a cada día, iluminando lo que había sido puesto bajo la canasta porque la Gracia es relevante, porque la Gracia es iluminación. Solo la Gracia permite hacer desaparecer, sin acción y sin querer, los finales de los tiempos de la Sombra. La hora ha llegado de desviarse de los juegos de este mundo. La hora ha llegado de desviarse hacia lo esencial invisible de la Gracia y de vuestra Resurrección. Escuchando el Sonido, el del Cielo como el de la Tierra, ustedes están bendecidos y recubiertos y fecundados por la Gracia del Uno, por la Gracia de vuestra Presencia. En todo tiempo, desde ahora, en todo espacio, desde este espacio. ¿Qué decir? Si no es comulgar a este momento de Gracia. ¿Qué decir? Si no es irradiar a este instante y este tiempo donde la Libertad está instalada. Hijos del Amor, Amor dado a luz en la absoluta Presencia de vuestra Eternidad. Juntos, comulguemos en el silencio y en el Coro de los Ángeles.
El tiempo del Ángel es vuestro tiempo, el de la Libertad, más allá de toda finalidad. Instalados en el centro del Centro, donde todo viene y donde todo proviene. Ustedes son Eso. Absoluto Infinito de vuestra Presencia eterna, más allá de este lugar, más allá de toda ilusión. Entonces, canten la Gracia y vean el efecto de vuestra Resurrección sobre el tiempo que resta recorrer sobre este mundo.
Ustedes son las antorchas y son los que tienen las llaves de la Libertad de la Tierra, de la Libertad de vuestros Hermanos y de vuestras Hermanas, en la Infinita Presencia y la infinita ausencia. Ahí donde nada más puede existir, ahí donde sólo la Onda de Vida les da a Ser, más allá de todo. Hijos de la Libertad, la hora es a la Liberación. Semillas de estrellas, el tiempo es a la germinación, llamándolos a salir de vuestros límites, a salir del limitado, a salir de la ilusión. El tiempo es ahora. Ustedes son Eso.
Hijos de la Libertad, Liberados a la Verdad, Liberados a la Luz, más allá de todo mental, más allá de toda acción, en el poder el más puro de quienes ustedes Son. Juntos, en el silencio de mis palabras y en el poder de mis Vibraciones, vivamos la Comunión y, quizá, la Libertad total. Juntos, en este instante, trascendamos todos los tiempos, llamando en ustedes el sentido de vuestro origen y el impulso de vuestro origen, más allá de toda partida y de toda llegada. Corazón del Corazón y centro del Centro, recepción y Verdad. Verdad de la recepción del Amor infinito, del estado infinito de quienes ustedes Son. Esa es la Gracia, esa es la única cosa dándoles las llaves de vuestros Cielos y vuestra Eternidad. Abramos y obremos, en este instante. Sintamos y vivamos el canto de la Tierra que es, él también, Resurrección y ascensión. En el privilegio de este espacio, en el privilegio de todo espacio, el de vuestro íntimo, al corazón del Corazón, se encuentra la Verdad y la Resurrección. Eso es en este instante, uno de nuestras verdades comunes con ustedes. Entonces, en este tiempo donde mis palabras se apagan para dejar lugar a la Luz la más franca, la que quema lo que debe serlo y deja persistir lo que debe serlo forjando vuestra Eternidad, juntos acojamos, juntos vivamos. Tiempo de Gracia indultando el tiempo. Resurrección. Abolición de todo encierro y de toda ilusión. Amados del Amor, el juramento se cumple. La promesa está en ustedes. Y este es ese tiempo. Escuchen el Amor infinito abriendo a la Gracia.
Yo soy URIEL, Ángel del pasaje de lo efímero a la Eternidad, de la ilusión a la Verdad, del sufrimiento a la Alegría, del miedo a la Confianza. El tiempo de la desconfianza se acabó. Yo soy URIEL, en el seno de mi Luz blanca, yo agrego al Manto Azul de vuestra Gracia, la esencia de mi Presencia, la Onda de mi Vida que es vuestra Vida. Presten atención al silencio, presten atención al Cielo y a la Tierra, en el corazón del Corazón de la Eternidad y de la Belleza. Amados del Uno, amados del Amor. Yo soy URIEL. Yo saludo, en ustedes, vuestra Eternidad y deposito en ustedes en el corazón del Corazón, la Luz de la Gracia. Y yo deposito, en mí, el don de la Gracia, el que ustedes me dan porque la Gracia es don. URIEL les dice: vayan en Paz, vayan en Alegría. No hay nada que lamentar al igual que no hay nada que temer. Amor, ustedes lo son.
Hijos de la Libertad, Liberados a la Verdad, Liberados a la Luz, más allá de todo mental, más allá de toda acción, en el poder el más puro de quienes ustedes Son. Juntos, en el silencio de mis palabras y en el poder de mis Vibraciones, vivamos la Comunión y, quizá, la Libertad total. Juntos, en este instante, trascendamos todos los tiempos, llamando en ustedes el sentido de vuestro origen y el impulso de vuestro origen, más allá de toda partida y de toda llegada. Corazón del Corazón y centro del Centro, recepción y Verdad. Verdad de la recepción del Amor infinito, del estado infinito de quienes ustedes Son. Esa es la Gracia, esa es la única cosa dándoles las llaves de vuestros Cielos y vuestra Eternidad. Abramos y obremos, en este instante. Sintamos y vivamos el canto de la Tierra que es, él también, Resurrección y ascensión. En el privilegio de este espacio, en el privilegio de todo espacio, el de vuestro íntimo, al corazón del Corazón, se encuentra la Verdad y la Resurrección. Eso es en este instante, uno de nuestras verdades comunes con ustedes. Entonces, en este tiempo donde mis palabras se apagan para dejar lugar a la Luz la más franca, la que quema lo que debe serlo y deja persistir lo que debe serlo forjando vuestra Eternidad, juntos acojamos, juntos vivamos. Tiempo de Gracia indultando el tiempo. Resurrección. Abolición de todo encierro y de toda ilusión. Amados del Amor, el juramento se cumple. La promesa está en ustedes. Y este es ese tiempo. Escuchen el Amor infinito abriendo a la Gracia.
Yo soy URIEL, Ángel del pasaje de lo efímero a la Eternidad, de la ilusión a la Verdad, del sufrimiento a la Alegría, del miedo a la Confianza. El tiempo de la desconfianza se acabó. Yo soy URIEL, en el seno de mi Luz blanca, yo agrego al Manto Azul de vuestra Gracia, la esencia de mi Presencia, la Onda de mi Vida que es vuestra Vida. Presten atención al silencio, presten atención al Cielo y a la Tierra, en el corazón del Corazón de la Eternidad y de la Belleza. Amados del Uno, amados del Amor. Yo soy URIEL. Yo saludo, en ustedes, vuestra Eternidad y deposito en ustedes en el corazón del Corazón, la Luz de la Gracia. Y yo deposito, en mí, el don de la Gracia, el que ustedes me dan porque la Gracia es don. URIEL les dice: vayan en Paz, vayan en Alegría. No hay nada que lamentar al igual que no hay nada que temer. Amor, ustedes lo son.
Yo soy URIEL y los bendigo en la Gracia y vuestra Resurrección. Hasta pronto.
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