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miércoles, 6 de marzo de 2013

MARIA - Primera parte 16 MAYO 2009


www.autresdimensions.com
Canalizaciones: Jean Luc Ayoun
Transcripción: Veronique Loriot
Traducción Pierre Diaz

AUDIO
 
Soy María, Reina de los Cielos y de la Tierra.
Así como ustedes lo saben, aparezco sobre este planeta en lugares donde el agua se reúne con la tierra. Soy la reina de los Cielos, la reina de la Tierra y la reina del Agua.

Ustedes son los niños queridos del Padre y, como les anunció repetidas veces el Arcángel Mikaël, sois Maestros que han hecho el sacrificio de la memoria de su Divinidad. Llega la hora de sus reencuentros con ustedes mismos, que llega a grandes pasos. Así como ya se lo dijo el Arcángel Mikaël, todos los seres humanos, sobre este planeta, de buena voluntad, tendrán la oportunidad, la posibilidad y el privilegio, de acoger la Gracia, de acoger la Luz y de acoger lo que el Arcángel Mikaël llama en su lenguaje: la radiación de la presión del ultravioleta.

Dentro de unos días de su tiempo, vais a vivir otro momento importante, ligado a la efusion, esta vez, del Espíritu Santo. Así como lo sabéis, estoy en esta humanidad y sobre este mundo, por un vehículo lo que llamáis el Espíritu Santo. 

La energía  de Miguel Arcángel  se manifiesta desde ahora en adelante sobre su planeta a intervalos regulares. En pocos de sus meses, en el momento de la fiesta del Arcángel, la fusión se realizará entre mi polaridad y la polaridad del Arcángel.


Ustedes vivirán, durante su semana de preparación en el seno del Cónclave de los Arcángeles, la preparación de esta fusión entre el ultravioleta y el Espíritu Santo. Sus partículas de Luz, sus partículas de eternidad, vivirán entonces en una cadencia nueva. Se despertarán de un largo endormecimiento.

En efecto, como les dijo el Arcángel, son mis bien amados niños de la Luz. Son también niños de eternidad que hicieron el juramento, un día, de reencontrar la totalidad de lo que son. Este momento se acerca, ahora, a grandes pasos. Inmediatamente después de la fiesta del Arcángel comenzaréis a vivir, de manera mucho más duradera y más permanente, sus Bodas Celestes, su reunificación total, lúcida y consciente, a su Divinidad.

La preparación comenzó de aquí unas decenas de años. La preparación se intensificó con la llegada en el seno de su densidad, de la energía arcangélica.

Estas diferentes energías tienen como objetivo preparar su Templo Interior a recibir la palabra de mi hijo, el que llaman Cristo.

Mikaël abre la vía. Mikaël abre vuestro Templo Interior, a fín de que su Templo Interior sea engalanado de Luz, engalanado de Alegría y reencuentre su Eternidad, con el fin de que pueda acoger la nueva palabra y sobre todo lo que llamo la nueva promesa, a las puertas de su Eternidad reencontrada, con el fin de conducirles sobre las sendas de la Alegría, sobre la senda de su reencuentro con ustedes mismos. Ninguna persona, ninguna conciencia encarnada, ninguna energía, ningún extravío, podrá apagar nunca más lo que se despierta en ustedes.

Ustedes son los niños de la Unidad, niños del Único, niños del Padre.  Como tales, tienen el deber de consagrarse a la Luz, para la Luz y para la Eternidad. Sus vidas cambian progresivamente. Cada uno a su ritmo, cada uno con arreglo a sus posibilidades. El abandono a la voluntad de la Luz, la ausencia de resistencias a lo que les propone el arcángel Mikaël, es verdaderamente un regalo y un don del Padre para vuestra humanidad y para sus almas individuales. Para esto, deben, como lo decía mi bien amado hijo, volver a ser como niños, simples. Los niños están en la Alegría.

A poquitos, el conjunto de las efusiones de conciencia que les alcanzan alivia sus cargas y les permite eximirse de ciertos ataderos, ciertos anclajes a esta realidad densa que exploraron, la mayoría de entre ustedes, desde tanto y tanto tiempo. Pueden también apelar a mí. Están a las puertas de un nuevo nacimiento. Por supuesto, no sois únicos en este mundo. En otros lugares, en este momento o en otros momentos, otras almas viven estos esponsales y este reencuentro y como siempre, esto se produce en lugares donde estoy presente en la naturaleza. Así, este nuevo nacimiento va a provocar en ustedes un nuevo estado.

Este nuevo estado esta marcado por la gracia, por la Alegría, por la Verdad, por la Unidad. Ustedes son amados, de toda eternidad, sin embargo, su juramento y su olvido les condujeron a veces a alejarse, por miedo, por conveniencia, de los que eran.

Hoy, las conciencias Arcangélicas, las conciencias de los grandes seres que guían su camino desde los mundos invisibles, se revelan cada día mas a su conciencia. Veis (aunque esto todavía es un poco confuso para algunos de ustedes) cada vez más claro en lo que son, allí donde vais, porque sois unos seres de Luz y como dijo el Arcángel, deben ser transmisores de esta Luz. Transmitir la Luz, es transmitir la esperanza, es transmitir la fe, es transmitir el Amor, es no juzgar, no más condenar, no más encolerizarse, por supuesto.

Esto necesita de un aprendizaje, es lo que viven en estos momentos. Algunos de ustedes con más facilidad que otros pero, sin embargo, son todos niños del Padre y sois todos mis niños, sin excepción. Dios es paciente, la Madre que soy es paciente.

Las fuerzas Arcangélicas y las fuerzas de la Luz original y auténtica, están desde ahora en adelante de camino hacia ustedes, con el fin de despertar totalmente la dimensión de Amor de este planeta, la dimensión de Amor de los seres que sois. Entonces, bien evidentemente, ciertas almas todavía tienen miedo y este miedo puede manifestarse por lo que llamaría una forma de rebelión. Pero sean como vuestro Padre, no condenen, conténtese con amar, de no juzgar y de aceptar porque los niños más rebeldes se harán, un día, los niños más fieles; percibiéndose de su error, percibiéndose de su negación, serán los más ávidos de reencontrar la Luz.

Es por eso que no deben de referir juicio a su prójimo. Conténtese con seguir su camino, conténtese con recibir los regalos inestimables que reciben desde hace, ya, algún tiempo.

A partir del momento en que se contentan con acoger esta Luz maravillosa que le transmitimos, más nada nefasto puede llegarles. Cualesquiera que sean las circunstancias y los acontecimientos de su vida, penetran más en los arcanos del misterio que es pura Luz, los que yo llamaría los mundos del Esplendor. Siendo llamados a vivir el Esplendor, no pueden permitirse juzgar, permitirse condenar y tampoco, permitirse dudar más. Las energías que les efusionamos en ustedes durante este período bendito que van a vivir serán, para ustedes, como una nueva fuerza y una vez más, lo repetimos, un nuevo nacimiento.

Estaré al lado vuestro individualmente y colectivamente. Responderé individualmente tan pronto como me llaméis. Les pido también, si no me perciben, acercarse al lugar donde la vibración está más presente, al nivel de las  energías del agua, en esta región bendita de los Dioses sobre la cual ponen sus pies, para algunos, por primera vez.

Son, de toda eternidad, mis niños. Son, de toda eternidad, los grandes seres que aceptasteis, por sentidos del sacrificio, por sentido de honradez hacia su Padre, de acompañar esta Tierra hacia un devenir luminoso pero también de acompañar a sus hermanos, que están un poco más retrasados tal vez en el camino y que, sin embargo, abrigan, todavía escondida, la misma Luz que la que le abriga hoy y que emerge de ustedes. La duda, los miedos, las interrogaciones, deben alejarse de ustedes, mis niños.

Están donde deben estar, deben ser. Irán allí donde deberán ir. Si confían, si aceptan mi guía, no puede con enfados llegar ni a su alma, ni a su cuerpo. Pero, para esto, deben aceptarme, abrir su Templo Interior. Las energías de los diferentes Arcángeles serán guías y ayudas preciosas con el fin de realizar esto. No hay ningún obstáculo que la Luz no pueda vencer. No hay ninguna oposición, en ustedes como fuera de ustedes, que la Luz no pueda disolver. Esto es una cuestión de confianza. Esto es una cuestión de fe pero, más allá, una cuestión de aceptación.

Si sirven la Luz, sus vidas serán colmadas de Gracia. Cualesquiera que sean las circunstancias y las vicisitudes de este mundo, estén seguros de ello, seréis protegidos por mi Gracia.

Les pido acogerme plenamente, en el silencio, unos instantes, y después quiero acoger un espacio de intercambio colectivo e individual. Este espacio de intercambio no concierne, bien evidentemente, los disgustos existentes todavía en sus vidas pero concierne esencialmente a las preguntas en cuanto a lo que soy, sobre todo, en cuanto a lo que deben ser, y lo que será, nuestra relación individual. 

Le transmito, por ahora, antes de darle la palabra, la Gracia...


...Efusión de energía...

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