MARIA 24 febrero 2006
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Canalizado por: Jean Luc Ayoun
Transcripción: Véronique Loriot
Traducción: Amparo Iribas
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Yo soy María, Reina de los Cielos y de la Tierra. Les doy la Bienvenida a ustedes queridos hijos. Me uno a ustedes, no para hablar pues no es más tiempo de hablar. Todo ha sido dicho y todo fue consumado. Queda ahora encontrar vuestra dimensión primordial de ser de Luz. Y el trabajo que les propongo, como Madre muy amante, es que se permitan beneficiarse de lo que se llama esta “abertura del corazón”, de esta efusión del corazón que representa vuestra esencia primordial, el ser primordial que ustedes son, la dimensión del “yo soy”, la dimensión de la Unidad pues estén seguros queridos hijos, que cualesquiera sean las vicisitudes de sus vidas, cualesquiera sean los sufrimientos expresados o no que ustedes hayan tenido que superar (o que superen en este momento o que no superen por otra parte), ustedes son desde siempre, hijos de la Unidad, hijos del Único. Y ustedes pertenecen a la ley de Uno.
Así como mi Divino Hijo les mostró el camino, él era el Camino, la Verdad y la Vida. Él permanece para siempre el Camino, la Verdad y la Vida. En cuanto a mí, co-redendora, vengo a sus lados a fin de pacificar vuestra esencia, de abrirlos a la realidad de lo que son ustedes, pues es tiempo ahora de volver a tomar conciencia de lo que son (y no de lo que ustedes creen ser, ni de lo que ustedes parecen, ni de las ilusiones que ustedes han mantenido), de esta esencia inmortal, Divina que hace que ustedes sean Divinos. Yo les traigo desde aquí en adelante mi bendición y vamos a obrar todos juntos ahora en esta efusión del corazón, que es mi trabajo de corazón de madre muy amante. Sean bendecidos queridos hijos y ahora vamos a acoger lo que viene.
Y a ustedes queridas almas de Luz, queridos hijos a través de esta semilla de amor puesta en el centro de vuestro ser, de mi corazón amante de Madre, les transmito la bendición eterna de mi Divino Hijo. Y yo le traigo a vuestra esencia el alimento necesario a su abertura, necesario a su plenitud. Sean bendecidos. Yo los amo. Yo soy María, Reina de los Cielos y de la Tierra. Y yo les digo hasta pronto.
Canalizado por: Jean Luc Ayoun
Transcripción: Véronique Loriot
Traducción: Amparo Iribas
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Yo soy María reina de los cielos y de la tierra, les traigo mi saludo y mi bendición, mis queridos hijos, todo mi amor, en este período extremadamente agitado que vive este planeta y los humanos sobre este lugar de vida que es la Tierra. Estén seguros que la jerarquía en su totalidad, que los Santos, que los seres espirituales que los rodean están más que nunca con ustedes y alrededor de ustedes, en estos días cualificados de sombras que vienen hacia ustedes, a través de grandes tribulaciones, de grandes transformaciones anunciadas desde tanto tiempo, tantos años, por mí misma y mi divino hijo. Tengan la seguridad que ustedes serán ayudados, amados, (a medida que vuestro corazón se llenará de esta certeza de pureza, de esta certeza de amor) con el fin de atravesar esta zona de sombra con la mayor comodidad posible del alma.
Evidentemente los elementos de miedo, los elementos de aprehensión deberán ser alejados lo más posible de vuestro pensamiento, alejados de vuestras emociones, alejados de vuestras aprehensiones de la vida habitual. En efecto, el derrame de la Luz espiritual que viene para los años que les quedan, en estos lugares de vida, se acompañan siempre de acontecimientos de naturaleza exterior a veces calificados de apocalípticos. Pero, recuerden queridos hijos, que el apocalipsis, ante todo, es revelación, que el apocalipsis, ante todo, es el reencuentro, bodas cósmicas, bodas celestes con vuestra Divinidad, con vuestra unidad y con la fraternidad que les hace tanta falta en este mundo tan agitado. No crean que esto es en una hipotética otra parte, en un hipotético más lejano a nivel del tiempo pues ustedes están entrando en lo sucesivo en este período de revelación.
Así las jerarquías, como yo lo decía, se mantienen muy cerca de ustedes, listos a intervenir, listos a sostenerlos, con la condición, evidentemente, que ustedes pidan, con la condición, evidentemente, que ustedes acepten esta ayuda, esta fraternidad que viene de otros planos de manifestación de la Luz. Hay, queridos hijos, como lo sienten la mayor parte de ustedes, como lo esperan algunos de ustedes, o como lo temen otros, la necesidad de recentrarse, de abrir su corazón a toda eventualidad y de quedar en la simplicidad de vuestras vidas habituales, en la simplicidad de vuestras evoluciones, sin buscar de ninguna manera prever lo que sea, mientras que la Luz lo proveerá. La única cosa que ustedes tienen que tratar de proveer, es de encontrar la serenidad, la paz, la armonía en vuestro corazón, en vuestro centro, en vuestra esencia.
Hay durante estos años que vienen, efectivamente grandes tribulaciones al exterior, grandes tribulaciones al interior. Sólo aquéllos que serán puros quedarán y permanecerán en vida, en serenidad, en seguridad. Convendrá, más que nunca (y recuerden, ustedes ya están en esta época) de estar alineados, de estar centrados, de estar unificados y conectados a la Divinidad que son, pues esta Luz que viene hacia ustedes es una Luz divina, espiritual, transformadora y que será vuestra sola Fuente de vida en los tiempos que vienen. Hay evidentemente, un período bisagra, yo diría, que he anunciado también, queridos hijos, en numerosas ocasiones, en múltiples lugares sobre este planeta y en múltiples momentos, un período donde les convendrá encontrarse perfectamente centrados y alineados pero ustedes serán, como ya lo dije en numerosas ocasiones también, prevenidos en tiempo y en horas útiles, algunos instantes que precedan este período bisagra que ha sido llamado desde hace mucho tiempo “los tres días de tinieblas”, en todo caso en vuestro occidente, el momento de la transmutación alquímica, vibratoria, cósmica de este planeta y de sus habitantes que estarán listos hacia una dimensión más allá de todos vuestros sueños, más allá de todo lo que ustedes puedan imaginar, pensar, concebir, más allá de la Luz del más allá que viven las personas que dejan este cuerpo para acceder a la Luz.
Los mundos que les son prometidos son mundos donde la unidad domina, donde no hay lugar para la sombra, donde no hay lugar para la división, donde no hay lugar para la oposición sino donde todo es armonía, todo es Divinidad, donde todo es espacio sagrado de resonancia que permite a la Luz encarnada de hacerse carne, de emerger y de hacerse finalmente la realidad de la promesa eterna de mi divino hijo. En esto ustedes han entrado, en el período que precede al bisagra, en el período que precede el acontecimiento final que les permitirá acceder, para aquéllos que estarán listos, a esta dimensión nueva, a este espacio sagrado de vida que fue prometido, una vez más, de toda eternidad.
Entonces, queridos hijos, no es cuestión, por supuesto, de darles el momento preciso donde se sitúa esta bisagra porque, desde luego, eso puede ser en un minuto como en algunos años, pero, sin embargo, el período que precede al bisagra está ya aquí. Les corresponde, como decía mi divino hijo, hacer la limpieza en vuestra casa, hacer la limpieza en vuestra personalidad, en vuestro ego, con el fin de encontrar la mayor unicidad posible, la mayor claridad posible, la mayor veracidad posible en vuestro ser interior pero también en las circunstancias y manifestaciones de vuestra vida material, con el fin de obrar en el sentido de las palabras de mi hijo. Sean los divinos imitadores, absténganse de todo juicio, absténganse de toda crítica pero vayan firmemente hacia vuestra Divinidad. Nada más debe tener importancia, y por supuesto, si ustedes tienen carga de alma, de continuar a poder con esta vida material que sin embargo pasa y llega a su fin.
Les corresponde, hasta el último minuto del momento de mi llamado último, dedicarse a vuestras tareas materiales, a vuestras tareas diarias, cultivando en ustedes esta semilla de Luz, esta semilla de estrella que ustedes son, con el fin de que el jardín esté limpio, con el fin de que la casa esté preparada para la visita de la Luz. Esto es, queridos hijos, ustedes se han rendido a los espacios transformadores, ustedes se han rendido en los espacios de falsas calmas que preceden la tempestad, de falsos equilibrios y de falsos equidades sobre esta Tierra. Ustedes han entrado en el período de iniquidad máxima, en el período donde la injusticia es la más flagrante, donde aquél que hace trampas está por delante de la escena, donde aquél que brilla no es aquél al que se le cree, donde aquél que se impone no está en absoluto en la Luz sino es la ilusión de la Luz. Así va el mundo, así va cada transformación que sobreviene en esta humanidad o en otras humanidades, en el período que precede el momento bisagra y el momento último. Los seres que pertenecen a aquellos que se van y que no van hacia la Luz, intentan brillar por todos los medios porque son incapaces de brillar espontáneamente, de ser la Luz que ellos deberían ser. Entonces, ellos oscurecen su juicio, oscurecen la voluntad del alma en beneficio de la personalidad y esa brillantez es muy ilusoria, muy vana a los ojos de la justicia, a los ojos de la verdad de la Luz.
Así va el mundo, así van los mundos, así van las humanidades en período transformador. La transformación es algo que perturba. Lo quieran ustedes o no, queridos hijos, cualquiera sea la promesa y la realidad de este mundo de Luz que viene a ustedes, se trata no obstante, de un período de duelo, de un período de separación de vuestros hábitos de funcionamiento que eran los vuestros desde hace tanto tiempo. Entonces, por supuesto, hay que ser capaz de perder todo, salvo aquéllos que aceptarán, como dijo mi hijo, perder todo encontrarán el cielo, aquéllos que querrán salvarse no serán salvados. Aquéllos que abandonarán y se abandonarán a la voluntad de la Luz serán salvados y para eso es necesario abandonar, los miedos, abandonar el ego, abandonar todo lo que brilla en apariencia y no en profundidad. Los caminos que les son propuestos son, a veces, caminos dolorosos, caminos donde va a ser necesario cortar, caminos donde va a ser necesario decidir, todo eso sin juicio, todo eso quizá sin saber lo que será mañana, todo eso quizá sin saber lo que será vuestra vida en algunos meses. Se les pidió a ustedes, no obstante, continuar asegurando lo que ustedes llaman lo material. Lo material no tiene más que un tiempo, la materia se transmuta y lo material se borrará delante esa transmutación de la materia pero ustedes en ningún momento deben sobrepasar ese instante, en ningún momento deben intentar anticipar o prever el momento. Este llega a ustedes.
Estén seguros, queridos hijos, que todo ser de Luz será prevenido de ese momento pero también todo ser humano sobre este planeta hasta el último minuto tiene la posibilidad de suprimir el ego para dejarlo inundarse de la Luz del alma, hasta el último minuto. No hay juicio en nuestros corazones y en todos los seres espirituales que los acompañan no puede haber la menor pizca de voluntad de destrucción. Sólo las almas que estarán suficientemente oscurecidas y que no querrán escuchar mi llamado serán condenadas a ser recicladas, a reiniciar un nuevo ciclo de experiencia pues tal será su deseo. Así no hay que preocuparse de vuestros hijos, no hay que preocuparse de vuestros cónyuges pues cada ser tiene que hacer esta decisión solo frente a sí mismo y frente al corazón de la madre que yo soy pues, en efecto, la señal vendrá de mí.
Antes que la espada de mi divino hijo golpee esta Tierra, seré yo, mi corazón benévolo de madre que vendrá a anunciarles ese momento. Ustedes lo escucharán. Cada ser viviente sobre este planeta escuchará el llamado de su madre, él sabrá si querrá responder o no, la decisión le pertenece, ustedes no pueden forzar a ninguna persona pues es una decisión que se toma, como ustedes dicen, en su alma y conciencia, en toda lucidez. Incluso aquellos que no creen, incluso aquellos que rechazan esta Luz escucharán mi voz proponerles la última elección. Eso no es por el momento, ustedes están por el momento en el instante de las tribulaciones, están por el momento en el momento último que precede el momento bisagra, en esos momentos donde ya tienen que preparar vuestras elecciones, afilar vuestras elecciones, preparar vuestra decisión, preparar vuestro futuro. ¿Qué quieren hacer en el futuro? ¿Desean proseguir las experiencias? Y en eso nada los sancionará, ni la madre que yo soy, ni mi divino hijo, ni los elementos desencadenados sobre este planeta sino que ustedes serán libres de recomenzar una experiencia de esta dimensión en otros cielos y en otras tierras. En cuanto a esta Tierra que los lleva en la hora actual, ella debe por supuesto cambiar de plan vibratorio, con los seres que aceptaron escuchar mi llamado último.
Esta transformación y esta ascensión, como se ha convenido en llamarla, y como muchos de vuestros médiums la han llamado, es algo que se pasará en un cierto lapso de tiempo que sobrevendrá después de mi advertencia y que se extenderá varios meses donde ustedes serán instruídos, donde serán guiados, donde serán pacificados totalmente, cualesquiera sean las pérdidas que hayan sufrido pues será necesario hacer el duelo de algunas cosas. Para algunos eso podrá ser un cónyuge, para otros eso podrá ser un hijo o un padre o eso podrá ser un duelo de algún lugar o de ciertos hábitos pero ustedes deben penetrar en esta nueva Tierra en estado vibratorio, totalmente purificados, pacificados, unificados y reconectados a la Fuente que son y por tanto sin ciertas cosas que obstruyen vuestras vidas en la hora actual.
Pero ustedes no tienen que decidir por el momento, deben simplemente cultivar en ustedes la semilla de Luz, la semilla de estrella que son, hacer crecer esta Luz es vuestra sola preocupación, la segunda (ndt: preocupación) es, lo repito, asegurar lo cotidiano pero deber prepararse sin embargo a deber dejar ese cotidiano en un intervalo de tiempo en resumen bastante corto pues, en efecto, ¿qué ser humano se prepara en tanto que no se le ha anunciado que iba a partir? ¿Cuál es el ser humano que pondría en orden sus papeles si no supiera que iba a morir, dejar este cuerpo el año que viene? Siempre se tiene tiempo, siempre se aplaza para más tarde lo que se tiene que hacer cuando se está en este mundo de manifestación donde ustedes están pero les conviene prepararse desde ahora, desde hoy, para afrontar este período bisagra o esas tribulaciones que ya están aquí, mis hijos. Les corresponde encontrar momentos de espacio interior, de serenidad, de ver claramente vuestra vida, de hacer el balance sobre lo que los animó, cuáles han sido vuestros polos de interés en esta vida, qué esconden detrás de vuestras incertidumbres, qué esconden detrás de vuestras mentiras, qué esconden detrás de vuestros miedos.
Les corresponde aparecer desnudos delante de esta espada del juicio que llegará. Les corresponde ya haber esclarecido el trabajo y haber tenido limpia vuestra casa y vuestro jardín con el fin de que, llegado el momento, eso no sea demasiado pesado y no los arrastre hacia un nuevo ciclo de manifestación y de experiencia, venciendo así vuestros esfuerzos, para algunos realizados desde tantas y tantas vidas, para ir hacia esta liberación que les es prometida hoy. Entonces, queridos hijos, mantengan presente al espíritu vuestra Divinidad, mantengan presente también en vuestro espíritu vuestra incompletud de estar separados de la Fuente desde tantas y tantas vidas. Sin duda alguna, la liberación, la realización ha sido posibilitada como algunos modelos lo han mostrado pero yo diría que la casi totalidad de la humanidad no ha tocado ese umbral del despertar.
Les corresponde hacer el balance lúcidamente, de no ser blando con ustedes mismos, no obstante no juzgarse pero dejar vuestras cargas, dejar vuestros miedos, dejar vuestras sombras a mis pies y a los pies del divino hijo. Pidan y se los ayudará, pidan y se los atenderá, pidan y serán inundados de mi gracia, de la gracia de mi hijo pero también de la gracia de multitudes de seres de Luz que recorren vuestra Tierra en sus éteres. Les corresponde pedir, les corresponde hacer este proceso, hagan un paso hacia nosotros, nosotros haremos diez, levanten vuestra voz hacia nosotros, vuestra mirada hacia nosotros y nosotros bajaremos nuestra mirada hacia ustedes con el fin de ayudarlos en este camino de comunión que llega hacia ustedes.
No vean, a través de los elementos, cosas catastróficas, no vean más que el período de necesaria depuración, de necesaria transformación previa a la transformación última. Hay, allí, la herramienta de toma de conciencia, herramienta de toma de conciencia, herramienta de rebelión interior permitiendo comprender los errores pasados. Esta rebelión interior debe conducir a definir un nuevo camino, camino de la unidad, camino de la fraternidad, camino de la voluntad de bien y camino del amor, tan y tan rechazado y aplazado en provecho de intereses personales, en provecho de intereses egoístas, en provecho de intereses familiares, en provecho de cualquier interés, yo diría. Respecto a vuestra Divinidad, ahora conviene establecer los actos, establecer las fundaciones de vuestra nueva vida siempre siendo consciente que lo que ustedes viven no es más que una aventura, una apariencia, es una cosa que no está aquí más que por un tiempo lo mismo que este cuerpo que les es prestado por un tiempo y que entre el nacimiento y la muerte, no hay más que un tiempo relativamente corto.
El tiempo que les queda por vivir es también relativamente corto, el tiempo que les queda para acceder a la verdadera vida es extremadamente reducido. Ustedes están en lo que se ha llamado, en la biblia, mi divino hijo y sus profetas y sus apóstoles han llamado antes que él, los tiempos reducidos. Relean el apocalipsis, relean las profesías de Daniel, y encontrarán esta noción de tiempos reducidos en los cuales ustedes entraron de lleno y en los cuales viven ahora. Entonces, no se crean inmortales en esta tercera dimensión, no se crean inmortales en sus modos de funcionamiento, en lo que ustedes han construído pues eso puede desaparecer de un día al otro y eso no tiene ninguna importancia con respecto a la Luz que ustedes son.
He ahí, queridos hijos, lo que tenía ganas de decirles pero pienso que ustedes me han convidado también para responder algunas interrogaciones entonces me pongo ahora a vuestra escucha, mi corazón de madre se dirige hacia ustedes, hace silencio y en el recogimiento acoge vuestras demandas.
Pregunta: ¿Cuál es la enseñanza para sacar de una separación que he vivido últimamente?
Mi hijo, no busques ver en cada acontecimiento que sobreviene en tu vida el rastro de algo no comprendido o de una lección que hay que experimentar. El justo que muere aplastado bajo un árbol que cae durante la tormenta, ¿acaso es justo que haya muerto aplastado por ese árbol? Sería ilusorio creer que hoy, más que nunca, cada acto y cada movimiento que se produce en vuestras vidas es significante. Hay necesariamente necesidades de depuración. Esas necesidades de depuración, esas necesidades de transformación se hacen sentir, lo mismo que una madre que pierde su hijo, cuál es la justificación de esa pérdida si no es encontrar todavía más amor a través de esa pérdida y ese abandono. En eso está la lección de toda vida y hoy más que nunca. No hay a través de esta separación una noción de división, cualquiera sea la duración de lo que es vivido o la facilidad en aceptar lo que es vivido. De todos modos, eso debe ser vivido sin buscar saber dónde están las responsabilidades, dónde están las causas sino simplemente aceptar eso como formando parte e ilustrando lo que acabo de decir, a saber que ustedes deben continuar vuestra vida y que, lo que sea que se les haya quitado o dado, hay que aceptarlo con la misma ligereza de corazón pues eso forma parte del camino.
Pregunta: ¿Es una manera de volverse a centrar?
No hay punto de recentrado, querido hijo, hay evolución y transformación y de nuevo otro centrado. Recuerden ustedes lo que les decía cuando llegué, que hay un período que está abierto ahora, período de tribulación, período de apocalipsis donde o todo no es más que retribución o todo es transformación con el fin de acceder a más liberación. No lo vean como algo que sería un castigo, no lo vean como alguna responsabilidad, eso forma parte de los caminos de la misma manera que un día, un ser humano muere y deja sus hijos o deja sus padres, esto es exactamente lo mismo. Ustedes deben ser capaces, hoy más que nunca, de ser capaces de perder todo pues sino todo eso no sería más que un apego, lo que la vida les da, deben aprovecharlo, pero no deben apegarse, deben disfrutar de la experiencia, deben disfrutar de la vida que pasa a través de ustedes y no considerar que si un elemento falta, vuestra vida se detiene o vuestra vida se vuelve menos guiada, menos excelente, sobre todo para aquellos que están en una evolución y que intentan acercarse a esta Luz auténtica.
Pregunta: ¿Por qué tengo la impresión de que la Luz se aleja de mí?
Querido hijo, recibe todo mi amor. En principio, ¿estás seguro que la Luz se aleja de ti, que no es que tú te alejas de la Luz? Reflexiona bien mi pregunta. La Luz no se aleja nunca cuando se la llama, la Luz se aleja cuando los polos de interés son diferentes por una época. A partir del momento donde la atracción por la Luz ha disminuido, la Luz se aleja porque ella obedece a tu voluntad del momento, a tu destino del momento, lo que no quiere decir que ella desaparezca, lo que quiere decir simplemente es que tus prioridades del momento no son esas de la Luz. Entonces, sí, se puede decir que la Luz se aleja de ti pero eres tú que te alejas de la Luz. Inclínate hacia ella, cultívala, querido hijo, dirígele tus rezos más ardientes. Tu deseo de Luz es más importante que tu vida. Tú podrás notar, en el desarrollo de tu vida material y de tus obligaciones materiales, que si la Luz se aleja, la vida es menos fluída y que cuando la Luz se aproxima las cosas son más livianas y más fáciles. Entonces encuentra lo que te vuelve más liviano, encuentra lo que es más fácil y la Luz se acercará. Esto es inherente a la experiencia de la materia en este período turbador. La luz acerca, la Luz se aleja, para hacerles comprender que la cosas más importante que ustedes pueden perder es la Luz. Entonces, está en ustedes hacer todo para no perderla.
Pregunta: ¿Cómo se puede hacer para no dejarse influir por el aura de la gente?
Basta, para eso, con pensar en la Luz, querido hijo, basta con cultivar su propia Luz, de hacer que tu aura sea invencible, no por el poder de la voluntad sino por el poder del amor pues el amor hace milagros, como decía mi hijo. El amor levanta las montañas. Vístete de amor y de Luz y ningún aura podrá ser molesta para ti, pues ella estará en tu aura y en tu Luz. A partir del momento donde las circunstancias de la vida te hacen encontrar un aura hiriente, una energía hiriente, una condición hiriente, es que alguna parte en ti tiene una falla que ha permitido a aquélla de manifestarse, desde luego.
Mis bienamados hijos de Luz yo les traigo todo mi amor de madre, mi bendición la más íntima en vuestro corazón, en vuestro Espíritu, en vuestra alma pero también en vuestro cuerpo. Sean bendecidos. Mi Luz los acompaña. Yo los amo, yo soy María reina de los cielos y de la tierra.
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