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miércoles, 2 de enero de 2013

¿QUÉ NOS DEJÓ EL 21 DE DICIEMBRE DE 2012? Escribe Gustavo Fernández

 
Algunos lectores podrían responder: “Nada”, y seguir con su vida más campantes. Porque por lo que sabemos, ni se acabó el mundo, ni sufrimos tres días de oscuridad, ni observamos que nuestros cuerpos comenzaran a desmaterializarse o facultades telepáticas se despertaran en nosotros en el amanecer del 22. Pues ante tanto “rayo galáctico” procedente del centro de la misma, ante tanto “cinturón fotónico” presto a ser atravesado, ante tanto “paso a la 5ta Dimensión” profetizado, el 22 nos esperaban las cuentas sin pagar, el trabajo de todos los días –por lo menos, para quien le tocara hacerlo en sábado- y el rostro adusto del vecino pocas pulgas.

Y sin embargo…

Aunque en numerosos artículos y entrevistas anticipé claramente que era inútil esperar consecuencias de corte apocalíptico, apunté también a sugerir procesos sutiles de transformación. Soy un absoluto convencido que en una franja temporal que excede la nimiedad de un día –pero cuyo “eje” puede señalarse en esa fecha- se disparó una etapa cuyos efectos significativos veremos claramente en siete u ocho años.

¿En qué se basa mi afirmación?. Como convencido que soy de los principios astrológicos, sabemos que un cambio de Era, como un cambio de signo zodiacal, no es una “bisagra” abrupta, sino una fase de traspolaciòn donde en un segmento de la misma sigue “pesando” la dominante de la etapa anterior y en otro, se evidencia más claramente la fase por llegar. Así como, por ejemplo, el primer decanato de un signo astrológico tiene fuertes connotaciones del signo anterior, y el último ya está “teñido” por la naturaleza del por llegar –siendo entonces sólo el segundo el “astrológicamente puro”, los cambios de Cuenta Larga y Cuenta Corta en los calendarios ancestrales que encuentran su “sino” en la fecha indicada son etapas de cambio. Y todo cambio, para ser lícito, debe transformar, no destruir aquello por cambiarse. Tomemos el caso de 1960, cuando comenzó la Cuenta Corta que finalizó en este 2012. ¿Hubo catástrofes globales, despertar de dormidas potencialidades humanas?. No. Pero, ¿qué ocurrió?.Desde muy poco antes y hasta el fin de los ’60, la conquista del espacio, primer hombre fuera de la atmósfera, el epítome de la Revolución Cubana. El comienzo de la icónica década del ’60, con sus movimientos pacifistas, por los derechos humanos, hippies y el amor libre, la Primavera de Mayo, la llegada a la Luna y un muy largo etcétera que marcó una época donde caminos, búsquedas y potencialidades distintas a las décadas previas tuvieron lugar de ser. Desde lo social, lo político, lo cultural, lo sexual, los caminos que el ser humano como individuo o los colectivos sociales tuvieron oportunidad de explorar –y aprovechar para bien o para mal- son inexcusables. Hoy podrán ustedes disentir o concordar en cuanto de esa década quedó o fructificó, pero no pueden negar que estuvo allí.

Porque, en consonancia con lo que entiendo yo como Leyes Universales, se trata de oportunidades –sometidas al albedrío- y no forzadas transformaciones como si el espíritu obedeciera a la Ley de Gravedad.

Y un proceso similar entiendo ha comenzado. Con fuerte impacto en la Espiritualidad y la Ecología.. Seguirá habiendo injusticias, violencia, corrupción, los viejos males de nuestra especie, pero comenzará a observarse “algo”, año a año más acentuado. Al igual que en los ’60, si para bien o para mal, si sabremos aprovecharlo como humanidad o no, la oportunidad ha comenzado. Allí está un movimiento espiritual –o neoespiritual- que ha crecido geométricamente en los últimos años, aún más en los últimos meses y lo que es más importante, ha pasado de ser observado socialmente como una “locura” de pocos a un “fenómeno” de masas. Gana espacios crecientes no sólo en la Web sino también en los medios de opinión pública abiertos y masivos, influye en decisiones políticas, pesa a la hora de los sufragios. Escépticos y panrrefutadores ya no pueden judicializarlo tildándolo de “sectas” ni la sociedad ridiculizarlo como una extravagancia de vagos y mal entretenidos. El Espiritualismo llegó, y si lo hizo para quedarse, también dependerá de nosotros.

Soy un inevitable optimista, lo sé, cuando señalo que NO hay más terremotos, erupciones volcánicas u otrasa catástrofes naturales que antes: hay más información. En mi adolescencia, un sismo en China con miles de muertos aparecía como un suelto en la página 17 del periódico que compraban en casa, cuatro días después del suceso. 

Hoy, vía web, tenemos las imágenes en tiempo real y CNN desembarcando aún con los restos humeantes. ¿Inseguridad social?. Sí, pero producto, no de una descomposición masiva e inevitable del tejido social, sino de las operaciones de un verdadero puñado de poderosos –pero puñado al fin; illuminatis, narcotraficantes y otros aliados- que buscan no sólo crear nuevos escenarios para sus negocios sino impregnar el ideario colectivo de la eterna herramienta de dominio y sometimiento: el miedo. Porque si admitimos que hay una tendencia dominante en la Humanidad al crecimiento, a la búsqueda del cambio, a hacernos cargo de nuestro futuro, eso conspirará inevitablemente contra el interés de los poderosos. Es necesario entonces generar miedo, desconfianza de la gente hacia la gente para dilatar y enlentecer el “movimiento masivo” hacia la transformación.

Pero si ese movimiento, a caballito de los cambios de Era, lo hiciera compulsivamente –más como demanda evolutiva que como escalón espiritual- donde todos y al unísono “evolucionáramos” violaría el Principio Primero de sí mismo: la libre elecciòn. Pero al ser la sumatoria de procesos y elecciones particulares, eso contribuye a su “lentificaciòn”. Y volviendo al ejemplo de 1960, lo que significó el cambio de Cuenta Corta sólo se hizo evidente durante la década siguiente. Por eso, todas las esperables –y pretendidamente inteligentes- bromas sobre lo que “nada pasó” el 21 de diciembre de 2012 pecan por apresuradas. Y estoy seguro que si las dejan para dentro de una década, el propio cambio personal de los bromistas de turno soslayará la “remake” de las mismas.

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