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Mi Amigo, mi Amado, yo vengo a tu encuentro, como lo he prometido.
Vengo a proponerte instalarnos juntos en tu Morada de Eternidad, y de que procedamos juntos al Sacramento.
Así que, si tú lo deseas, instalémonos confortablemente más allá del tiempo, más allá de todo espacio...
Y yo me instalo en este Templo, que hemos construido juntos...
Yo soy tú como tú eres yo.
Celebremos el Uno reencontrado. Celebrando el Uno, amante, desplegando el Amor a cada instante. Ya que, mi Amigo, mi Amado, somos el Uno.
En el Silencio, dejemos florecer esta Verdad...
[Silencio]
¿Quién, sino el Uno puede desplegar un mundo? ¿Quién más que el Uno puede consagrar un Templo?
Juntos, nosotros, el Bien Amado, venimos a celebrar el final de este tiempo, que solo podía durar un tiempo, donde hemos jugado a extraviarnos. Tal fue tú voluntad, voluntad desplegada por el Amor, ejecutado en la Alegría.
Mi Amigo, mi Amado, nosotros, el Uno, acojamos la Paz de nuestro reencuentro, y agradezcamos a la Gracia desplegando el Amor, allí donde solo reinan la separación y disensiones...
Mi Amigo, mi Amado, es tiempo de renunciar al tiempo, de renunciar a la separación, de renunciar a las tensiones, y a las disensiones.
Mi Amigo, mi Amado, ¡vamos juntos a glorificar al Uno! Vamos juntos a cantar la Gloria del bien Amado, que nosotros somos.
Entonces, para eso, es necesario dejar los viejos hábitos llamados personalidad, sin rechazarlos, sin olvidarlos. Pero el hábito no hace al Uno.
No hay nada que perdonar, mi Amigo, mi Amado. No hay nada que borrar. No hay nada incluso a trascender. Somos Uno. Esto no puede ocultarse, esto no puede serte oculto. Mi Corazón resuena con tu Corazón. Tu Corazón resuena en mi Corazón.
Ronda de la Vida, que ve desplegarse, lo que siempre ha sido, más allá de todo velo, habiéndote dado la impresión de que estábamos separados.
Pero eso no puede existir. Porque tú eres Yo, como Yo soy tú. En tu Corazón, tú recibes mi Amor, en tú Corazón, tú recibes tú Amor. Esto no puede ser de otra manera. Ese es tu sacramento.
Entonces, mi Amigo, mi Amado, no busques nada. Porque no hay nada que encontrar, no hay nada que corregir.
Despleguemos juntos la obra maestra del Amor. Despleguemos juntos la Gracia...
Mi Amigo, mi Amado, mañana es nada, ayer jamás ha sido. Ahora, mano a mano, de Corazón a Corazón, del Uno al Uno, tal es nuestra Danza, tal es nuestra Celebración, tal es el Amor que viene a inundar tu propia Creación...
El Coro de Ángeles canta tus alabanzas, alabanzas del Uno, que despliega la Creación de sus manos.
Ya no tienes que buscarme más, y mucho menos encontrarme, porque Yo Soy tú, como tú eres Yo.
Mi Amigo, mi Amado, ¡dancemos del Uno hacia el Uno! Cantemos del Uno para el Uno...
¿Qué es más ligero, qué es más simple que reencontrarnos, tú y Yo, en el Bien Amado?
Más allá de las palabras, tomemos el tiempo para un momento de Fusión del Uno hacia el Uno...
[Silencio-Fusión]
Mi Amigo, mi Amado, la Eternidad es aquí, en la que nosotros celebramos, en la que nosotros festejamos.
El tiempo de tu mundo toca su fin.
Hasta pronto en tu tiempo... A continuación de todos los tiempos...
Transmitido por Air