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Bien-Amado, yo estoy aquí delante de ti, y te reconozco.
Pero tú, ¿tú, me reconoces?
Te reconocí mucho antes de que tu cuerpo apareciera en este mundo. Yo te reconoceré aun después que todo rastro de este cuerpo haya desaparecido.
Pero tú, ¿me reconoces tú?
Miro a las estrellas, y yo te reconozco. En cada grano de arena, cada polvo, Bien-Amado, yo te reconozco.
Pero tú, ¿tú me reconoces?
En el viento como en las hojas que crujen, yo te reconozco. En la gota de agua como en el océano, yo te reconozco.
Pero tú, ¿tú me reconoces?
Bien-Amado, de toda la Eternidad, yo soy tú, como tú eres yo!
Esto, ¿lo reconoces tú?
Importa poco el nombre que yo lleve. No importa el nombre que tú has llevado. Nosotros somos Uno. Somos el uno como el otro, el Uno. No somos una parte, no somos una miga, nosotros somos la totalidad.
Esto, ¿lo reconoces tu?
Así que, Bien-amado, en esta flor, yo te reconozco.
Pero tú, ¿me reconoces tú?
En el Sol como en la noche, solo te veo a ti.
Pero tú, ¿qué ves?
Danzar la vida, danzar la Unidad reencontrada, es ante todo encontrarse. Bien-amado, nosotros somos el Uno. Más allá del velo, más allá del ruido, esto es evidente. ¿Pero aquí, ahora, ves tú a alguien? ¿Ves desfilar una historia? ¿O ves tú el Silencio, al Uno reencontrado danzando su Gloria?
Bien-Amado, yo estoy aquí ante ti. Estoy aquí, a tu derecha, como tu izquierda. Estoy aquí sosteniéndote. Estoy aquí, elevando el cielo para ti. Estoy aquí en ti, como tú estás en mí. Esta es la Unidad reencontrada. Esta es la base dejando a la Danza desplegarse.
Entonces, Bien-Amado, ¿me ves tú en tu morada? ¿Me ves en cada uno presentándose delante de ti? ¿Me ves en la montaña? ¿Me ves tú en la luz?
Bien-Amado, si tú buscas tu Verdad, no hay necesidad de continuar con el esfuerzo, no hay necesidad de instalarse en esta morada que es la del investigador. La Verdad se encuentra, cuando el investigador acepta también disolverse. Y aparece lo que siempre ha estado ahí, Bien-Amado: lo que nosotros somos, tú como yo.
Y allí, en el silencio, ¿quién eres tú? ¿El investigador o el que se deja atrapar?
[Silencio]
Bien-Amado, yo sé todo sobre ti. Yo te ofrezco todo de mi.
Entonces, ¿me reconoces tú?
En nuestra Danza de Eternidad, yo no te invito porque tú siempre has estado ahí. Lo que pasa, es que has jugado a olvidar.
Así que, Bien-Amado, recibe el Amor del Bien-Amado. Acoge tu Danza, canta tu Gloria.
Hasta pronto, hasta siempre, en nuestra Eternidad.
Transmitido por Air.
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Traducido por: H. N.
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