Nada de lo que leas, sin importar donde está escrito, nada de lo que escuches, sin importar quien lo dijo, nada debes aceptar sin previo discernimiento y tu mismo debes decidir su veracidad. Consúltale a tu corazón que el nunca se equivoca.
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viernes, 9 de septiembre de 2011
Siete pasos para vencer el dominio del ego
(Sacado
del libro "El poder de la intención" de Wayne Dyer)
He
aquí siete recomendaciones para ayudarte a trascender esas arraigadas ideas de
la vanidad. Todas ellas están destinadas a evitar que te identifiques en una
clave falsa con el ego y la vanidad.
1. No te sientas ofendido.
La
conducta de los demás no es razón para quedarte inmovilizado. Lo que te ofende
sólo contribuye a debilitarte. Si buscas ocasiones para sentirte ofendido, las
encontrarás cada dos por tres.
Es tu
ego en plena acción, convenciéndote de que el mundo no debería ser como es.
Pero puedes convertirte en degustador de la vida y corresponderte con el
Espíritu universal de
No
puedes alcanzar la fuerza de la intención sintiéndote ofendido. Por supuesto,
actúa para erradicar los horrores del mundo, que emanan de la identificación
masiva con el ego, pero vive en paz.
Como
nos recuerda A Course in Miracles [Curso de milagros]: «La paz es de Dios;
quienes formáis parte de Dios no estáis a gusto salvo en su paz». Sentirse
ofendido crea la misma energía destructiva que te ofendió y que lleva al
ataque, al contraataque y a la guerra.
2. Libérate de la necesidad de ganar.
Al
ego le encanta dividirnos entre ganadores y perdedores.
Empeñarte
en ganar es un método infalible para evitar el contacto consciente con la
intención. ¿Por qué? Porque, en última instancia, es imposible ganar todo el
tiempo.
Tú no
eres tus victorias. Puede que te guste la competición y que te diviertas en un
mundo en el que ganar lo es todo, pero no tienes por qué estar allí con tus
pensamientos.
No
existen perdedores en un mundo en el que todos compartimos la misma fuente de
energía. Lo más que puedes decir es que en determinado día rendiste a cierto
nivel en comparación con el nivel de otras personas ese mismo día.
Pero
hoy es otro día, y hay que tener en cuenta otros competidores y otras
circunstancias. Tú sigues siendo la presencia infinita en un cuerpo que es un
día una década mayor. Olvídate de la necesidad de ganar no aceptando que lo
opuesto de ganar es perder.
Ese
es el miedo del ego. Si tu cuerpo no rinde para ganar ese día, sencillamente no
importa, si no te identificas exclusivamente con tu ego.
Adopta
el papel de observador, mira y disfrútalo todo sin necesitar ganar un trofeo.
Vive en paz, correspóndete con la energía de la intención e, irónicamente,
aunque apenas lo notes, en tu vida surgirán más victorias a medida que dejes de
ir tras ellas.
3. Libérate de la necesidad de tener razón.
El
ego es fuente de conflictos y disensiones porque te empuja a hacer que los
demás se equivoquen. Cuando eres hostil, te has desconectado de la fuerza de la
intención.
El
Espíritu creativo es bondadoso, cariñoso y receptivo, y está libre de ira,
resentimiento y amargura. Olvidarse de la necesidad de tener siempre razón en
las discusiones y las relaciones es como decirle al ego: «No soy tu esclavo.
Quiero
abrazar la bondad y rechazo tu necesidad de tener razón. Aún más; voy a
ofrecerle a esta persona la posibilidad de que se sienta mejor diciéndole que
tiene razón y darle las gracias por haberme encaminado hacia la verdad».
Cuando
te olvidas de la necesidad de tener razón puedes fortalecer la conexión con la
fuerza de la intención, pero ten en cuenta que el ego es un combatiente muy
resuelto.
He
visto personas dispuestas a morir antes que dejar de tener razón. He visto cómo
acababan relaciones maravillosas por la necesidad de ciertas personas de llevar
siempre la razón.
Te
propongo que te olvides de esta necesidad impulsada por el ego parándote en
medio de una discusión para preguntarte: «¿Qué quiero? ¿Ser feliz o tener
razón?».
Cuando
eliges el modo feliz, cariñoso y espiritual, se fortalece tu conexión con la
intención. En última instancia, estos momentos expanden tu nueva conexión con
la fuerza de la intención.
4. Libérate de la necesidad de
ser superior.
La
verdadera nobleza no tiene nada que ver con ser mejor que los demás. Se trata
de ser mejor de lo que eras antes. Céntrate en tu crecimiento, con constante
conciencia de que no hay nadie mejor que nadie en este planeta. Todos emanamos
de la misma fuerza vital.
Todos
tenemos la misión de cumplir la esencia para la que estamos destinados, y
tenemos cuanto necesitamos para cumplir ese destino. Nada de esto es posible
cuando te consideras superior a los demás. No por viejo es menos cierto este
dicho: Todos somos iguales ante ios ojos de Dios.
Olvídate
de la necesidad de sentirte superior al ver a Dios revelándose en todos. No
valores a los demás basándote en su aspecto, sus logros, posesiones y otros
baremos impuestos por el ego.
Cuando
proyectas sentimientos de superioridad, eso es lo que te devuelven, y te lleva
al resentimiento y en última instancia a sentimientos de hostilidad.
Estos
sentimientos se convierten en el vehículo que te aleja de la intención. A
Course in Miracles habla de esa necesidad de ser especial y superior: «El
sentirse especial siempre establece comparaciones. Se produce por una carencia
que se ve en el otro y que se mantiene buscando y no perdiendo de vista las
carencias que puede percibir».
5. Libérate de la necesidad de tener más.
El
mantra del ego es más. Por mucho que logres o adquieras, tu ego insistirá en
que no es suficiente.
Te
verás luchando continuamente y eliminarás la posibilidad de alcanzar la meta,
pero en realidad ya la has alcanzado, y es asunto tuyo decidir cómo utilizar el
momento presente de tu vida.
Irónicamente,
cuando dejas de necesitar más, parece como sí te llegara más de lo que deseas.
Como
estás desapegado de esa necesidad, te resulta más fácil transmitírselo a los
demás, porque te das cuenta de lo poco que necesitas para sentirte satisfecho y
en paz.
Cuando
te desligas de la necesidad del ego de tener más, te unificas con la fuente.
Creas, atraes lo que deseas hacia ti y te desligas, sin exigir que se te
presente nada más.
Si
valoras todo lo que surge, aprendes la gran lección que nos dio san Francisca
de Asís: «... es dar cuando recibimos». Al permitir que la abundancia fluya
hasta ti y a través de tí, estableces correspondencia con
6. Libérate de la necesidad de identificarte con tus logros.
Puede
resultar un concepto difícil si piensas que tú y tus logros sois lo mismo. Dios
escribe toda la música, Dios canta todas las canciones, Dios construye todos
los edificios.
Dios
es la fuente de todos tus logros. Y ya oigo las protestas de tu ego, pero sigue
sintonizado con esta idea.
Todo
emana de
Eres
el observador Fíjate en todo y agradece las capacidades que te han sido
concedidas, la motivación para lograr cosas y las cosas que has acumulado, pero
atribúyele todo el mérito a la fuerza de la intención que te dio la existencia
y de la que formas parte materializada.
Cuanto
menos necesites atribuirte el mérito de tus logros más conectado estarás con
las siete caras de la intención, más libre serás de conseguir cosas, que te
surgirán con más frecuencia.
Cuando
te apegas a esos logros y crees que lo estás consiguiendo tú solo es cuando
abandonas la paz y la gratitud de tu Fuente.
7. Libérate de tu fama.
La
fama que tienes no está localizada en ti, sino en la mente de los demás y, por
consiguiente, no ejerces ningún control sobre ella.
Si
hablas con treinta personas, tendrás treinta famas distintas. Conectarse a la
intención significa escuchar los dictados de tu corazón y actuar basándote en
lo que tu voz interior te dice que es tu meta aquí.
Si te
preocupas demasiado por cómo te van a percibir los demás, te habrás
desconectado de la intención y permitido que te guíen las opiniones de los
demás. Asi funciona el ego.
Es
una ilusión que se alza entre ti y
No
hay nada que no puedas hacer, a menos que te desconectes de la fuerza y te
convenzas de que tu meta consiste en demostrarles a los demás tu superioridad y
autoridad y dediques tu energía a intentar ganar una fama extraordinaria entre
el ego de los demás.
Haz
lo que haces según la orientación de tu voz interior, siempre conectada con tu
Fuente y agradecida a ella.
Mantén
tu propósito, deslígate de los resultados y acepta la responsabilidad de lo que
reside en tí: tu carácter. Deja que otros discutan sobre tu fama; no tiene nada
que ver contigo.
O
como dice el título de un libro: Lo que pienses de mí no es asunto mío
MAS INFO: http://buenasiembra.com.ar/salud/autoayuda/intentar-es-conseguir.html
http://groups.google.com/group/ha-llegado-la-luz
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