Extracto del libro “La Creación del Cuerpo de Luz”
1.- SER LA MANIFESTACIÓN DE DIOS
Es imprescindible aprender a vivir la vida de acuerdo a la eterna ley del amor. El peregrino espiritual, conforme avanza en el sendero va sintiendo crecer progresivamente la compasión y el amor en su interior. Amor que acelera el proceso que conduce a la Ascensión. Todos los que han progresado en el sendero espiritual se encuentran afiliados irrevocablemente a la eterna ley del amor y lo mismo debe hacer todo estudiante honesto que recién inicia su camino en el sendero. Si la humanidad pudiera comprender esto, el individuo se daría cuenta de que tiene que activar el amor dentro de sí mismo antes de que la energía de Dios pueda fluir libremente en él; antes de que la perfección que desea pueda manifestarse en su vida y en sus asuntos. El amor es como un rayo de luz que surge desde el corazón y que puede ser emitido hacia afuera tan poderosamente. Comprende que fue el amor el camino del magisterio de Cristo. Camino que se convirtió en una espiral de corrientes ascendentes de amor sobre las cuales el alma cumplió su destino inmortal, siendo ascendida y recibida en una nube de amor (Hech. 1:9), el campo energético del YO SOY EL QUE SOY.
2.- HUMILDAD Y ESPÍRITU DE SERVICIO
Un profundo estado de humildad, como forma natural de vida y una actitud de servicio ilimitado hacia la humanidad sufriente, son indispensables para avanzar en espiral ascendente hacia la luz de nuestro verdadero ser espiritual. Así como aquellos que mantuvieron, por siglos, viva la llama de la enseñanza que conduce a la Ascensión, no nos abandonaron en medio de la oscuridad y confusión del mundo, nosotros tampoco debemos abandonar a los que vienen detrás. Y así como debes sentir una profunda sensación de comunión, amor y respeto por todos los sabios maestros que nos precedieron en el sendero, debes también sentir la misma sensación de comunión y amor hacia todos aquellos que siguen nuestros pasos. Las palabras de Jesús, claves para comprender, no sólo con la mente sino con todo el corazón lo que ha sido explicado anteriormente, son: “En verdad os digo que cuanto hicisteis a uno de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicisteis” (Mat. 25:40). Estas palabras, que sólo pueden ser comprendidas por la parte más intuitiva de tu propio ser, confirman la presencia de Cristo vivo en todos y cada uno de nosotros; pues al decir, “cuanto hicisteis a mi hermano a mí me lo hicisteis”, reconfirman esta presencia de Cristo dentro de todos y cada uno de los hombres. Y las palabras: “Pero vete donde mis hermanos y diles: Subo a mi Padre y vuestro Padre, a mi Dios y vuestro Dios” (Jn. 20:17), no hace más que dar el mismo mensaje. Recuerda entonces que al servir a cualquiera de tus semejantes en cualquier momento y en cualquier lugar, sirves a Cristo mismo; no lo olvides jamás.
3.- MANTENERSE FELIZ, POSITIVO Y OPTIMISTA
Es de importancia capital permanecer siempre feliz, positivo y optimista si es que se quiere lograr la victoria y expresar la maestría. El abatimiento es una de las principales causas de estancamiento en el sendero. Para mantener esta actitud feliz, positiva y optimista debes recordar siempre que existe, lo comprendas de momento o no, un gran plan divino en acción y que tú no sólo formas parte de este plan sino que participas activamente en él. Este plan divino es conducido y sostenido por la voluntad del Padre y tú eres, en todo el sentido de la palabra, co-creador junto con la mente divina, ya que fuiste creado libre para colaborar libremente en su sagrada obra.
Este plan divino es infinitamente amoroso, infinitamente sabio, infinitamente justo e infinitamente potente en su manifestación. Por ello, el sabio que comprende lo anterior afirma siempre en forma categórica: “Hágase tu voluntad Señor, y no la mía”. Este es el clamor de todos los verdaderos nobles de la luz, que reconocen la existencia de una sola voluntad en todo el universo y que esta voluntad divina es la nuestra, como hijos e hijas de Dios que somos (Jn. 6:38). “Porque la voluntad del Padre es la voluntad del Hijo, y la voluntad del Hijo es la voluntad del Padre”. Y nada jamás prevalecerá contra Su obra.
La humanidad no marcha sola por la vida ni se encuentra sola en el mundo; la voluntad del Padre la acompaña. Confiar siempre en esta voluntad divina y en su sabiduría infinita es indispensable para vivir no solo feliz, positivo y optimista, sino en paz y armonía e infinitamente agradecido por haber sido tomado en cuenta para participar activamente en el gran plan de la creación.
“Y no es de tener por increíble que a un alma ya examinada y probada y purgada en el fuego de tribulaciones y trabajos y variedad de tentaciones y hallada fiel en el amor, deje de cumplirse en esta fiel alma, en esta vida lo que el Hijo de Dios prometió, conviene a saber: que si alguno le amase, vendría la Santísima Trinidad en él y moraría de asiento en él (Juan, XIV, 23); lo cual es ilustrándole el entendimiento divinamente en la sabiduría del Hijo, y deleitándole la voluntad en el Espíritu Santo, y absorbiéndola
el Padre poderosa y fuertemente en el abrazo y abismo de su dulzura”.
San Juan de la Cruz
Llama de amor viva
Difusión: www.escuelaclaridad.com.ar
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