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domingo, 4 de septiembre de 2011

LA LEY DE CORRESPONDENCIA


 
La última cosa que la mayor parte de nosotros quiere oír o pensar cuando tratamos con los sentimientos profundos de tristeza es que podemos alcanzar un importante aprendizaje de esa experiencia. En medio de nuestro dolor, a menudo nos sentimos enojados con la vida, o abrumados por la enormidad de alguna pérdida, o simplemente demasiado agotados para intentar examinar la situación. Podemos sentirnos demasiado decepcionados y enfadados para buscar un lado positivo a nuestro sufrimiento. De todos modos en algún sitio en nuestros corazones, sabemos que tarde o temprano surgiremos de las profundidades en la luz de una conciencia mayor. El recordar esta verdad, puede ayudar. 
Otra cosa que nosotros a menudo preferiríamos no oír cuando tratamos con la tristeza intensa es que la única salida es vivirla. Sentarnos con nuestra tristeza requiere el coraje para creer que podemos sobrellevar el dolor y la fe de que podemos superarla. Con coraje, podemos permitirnos pasar por todo el proceso penoso dándonos el permiso total de experimentarlo internamente. Una enseñanza poderosa que la tristeza tiene que ofrecernos es la capacidad de rendirnos y la aceptación del cambio que va de la mano. 
Otra enseñanza de la tristeza es la compasión por los otros que están en el dolor, porque es sólo en el sentimiento de nuestro propio dolor que realmente podemos entender y tener en cuenta el dolor del alguien más. La tristeza es algo que todos vivimos a lo largo de nuestras vidas, y aprendemos de ella alcanzando un contacto interno muy profundo gracias a su presencia en nuestras vidas. Mientras nuestras propias experiencias individuales de tristeza son lecciones únicas, las implicaciones de lo que aprendemos con ella son universales. La sabiduría que ganamos de examinar el proceso de sentir la pérdida, la angustia, o la decepción profunda nos da el acceso al corazón de la humanidad. 

El desarrollo espiritual no llega como resultado de: orar, meditar, o dedicarse a hacer obras de caridad; todas estas son prácticas valiosas, pero la espiritualidad no es un conjunto de técnicas. La maestría espiritual consiste en “ser “una expresión permanente de amor. La vida es nuestra escuela de amor, y en todo momento nos brinda una oportunidad de aprendizaje, situándonos dentro del contexto de relaciones particulares con otros seres vivos. Allí, en el compartir, podemos observar nuestras actitudes inconvenientes, y trabajar por mejorarlas. Si lo hacemos, simultáneamente estaremos entregando lo mejor de nosotros mismos, y realizando nuestra tarea espiritual más elevada.
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En el camino del amor, la base de la pirámide es la comprensión, porque, del grado de comprensión que hayamos adquirido, depende nuestra forma de interpretar cada experiencia. Si mi interpretación de los hechos es la correcta, el resultado será felicidad y amor. Pero si permito que mi pensamiento fluya en espirales negativas, estoy construyendo mi propio infierno privado. Porque no existe ninguna posibilidad de amor y felicidad cuando estamos enfocados en probar que “yo estoy en lo cierto y que es el otro el que está equivocado”.
Para obtener comprensión necesitamos armar primero en la mente un plano general de lo que es la unidad, y ese mapa se traza con el conocimiento de las leyes superiores que gobiernan el universo. El recorrido que hacemos por la vida es semejante a manejar en una autopista: si respetas las normas del tránsito te irá muy bien, el retorno a casa será muy armónico. Pero, si por ignorancia, te metes por la autopista en contravía, lo más probable es que recibas todo tipo de golpes, insultos y sanciones.
Pongamos como ejemplo el caso de María: dentro de las creencias de la sociedad, ella es una persona muy buena, caritativa, piadosa, excelente madre y una esposa muy atenta. Cree tenerlo todo, y sin embargo, María no es feliz. Según ella, “no se puede ser feliz con un marido que es sinvergüenza, mujeriego, patán, perezoso, tacaño, desconsiderado, agresivo y borracho. Ella ha pasado ya muchos años tratando de cambiar a su esposo Roberto, ha hecho todo lo posible por hacer que vuelva al redil de los buenos cristianos. ¡Pero todo ha sido inútil, él no cambia!
La relación de pareja de Roberto y María es un verdadero campo de batalla, y el arma más poderosa de María es una “cantaleta” casi permanente. Roberto la escucha como quien oye llover, pero está claro que no está dispuesto a cambiar su estilo de vida. Él mira a la madre de sus hijos con condescendencia, pero la considera igual que a un sillón antiguo de su propiedad, que es incómodo, pero que suple la necesidad de sentarse en él.
Si María tuviera comprensión de las leyes universales, y pusiera su relación matrimonial dentro del contexto de la “Ley de la Correspondencia” se estaría preguntando “¿por qué atraje a ese marido tan insensible e irresponsable?”. Si se observara a sí misma, podría ver que desde pequeña fue castrada como ser humano, pues fue entonces cuando sus preceptores imprimieron en su conciencia el patrón de la sumisión. Desde entonces sus relaciones se desarrollaron en automático, porque “el sumiso” atrae a su complemento, que es “el agresor”. La actitud de víctima siempre atrae a un victimario. Según opera la “Ley de Correspondencia”, mientras María permanezca cristalizada en ese patrón de comportamiento, podrá cambiar de marido muchas veces, pero siempre atraerá lo mismo: a un agresor. El aprendizaje de María consistirá en ser agredida e irrespetada hasta que se sature de esa experiencia, entonces ella tal vez reaccione y aprenda a amarse y a respetarse a sí misma. Luego, por correspondencia, también los demás seres humanos la valorarán y respetarán.
Supongamos que llega el día en el que María se hace consciente de su actitud equivocada, trabaja en adquirir respeto hacía sí misma y emprende actividades que fortalezcan su auto estima. Ya en ella se nota un cambio favorable: no se queja, se siente más realizada, y tiene nuevas amistades. Roberto por su lado se ha alejado de María, ¡ya no son correspondientes! Un día se fija en su secretaria, una mujer muy buena, piadosa, atenta y tan sumisa... A ella puede gritarle, tratarla a las patadas y lo acepta todo “con resignación cristiana”.¡Roberto ha encontrado a la mujer de sus sueños!
Después del divorcio María ha quedado libre, y su próxima pareja será un hombre que la valore, y la respete; porque, de acuerdo a una Ley Universal, es lo que ahora le corresponde. Su lección espiritual está completa. Recapitulando lo anterior, ya María ha verificado que:
1) Cambiando sus pensamientos y actitudes, puede alterar su realidad. 
2) Ella comprende que egoísmo significa caminar en contravía, porque es lo opuesto del amor. Y que “Egoísta es aquel que quiere cambiar al otro, para sentirse bien él mismo”. Ahora María está enfocada en el trabajo en sí misma, y las semillas del amor comienzan a retoñar en su corazón. La comprensión de estos principios le ha permitido adelantar un gran paso en su evolución espiritual.
Tenemos un genio dentro de nosotros y cuándo uno de nosotros no utiliza su regalo especial, un vacío cósmico ocurre. 
Tu talento único o capacidad pueden estar ocultos ante tu propia vista como un tesoro de oro enterrado bajo la arena de la playa. A menudo, gastamos tanto tiempo deslumbrándonos por los talentos de otros quepodemos pasar por alto nuestros propios regalos. Puede ser que nuestra capacidad única es algo que nosotros vemos negativamente. Mientras tanto, los demás están emocionados por nuestra capacidad de crear varias ideas en el transcurso de nuestras conversaciones.
Explora esta riqueza que es tu manera de expresarte, y puedes encontrarte ayudando a otros a descubrir y desarrollar sus propias bendiciones.

Lee o escucha los libros de el kibalion te ayudara a entender sobre las leyes universales de correspondencia

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