De: Bertha Martínez
amureen@gmail.com
¿Estaremos listos ya para la gran trascendencia planetaria?
¿Habremos comprendido e integrado la suficiente luz,
como para poder dar junto con Gaia, el salto cuántico?
Es hora de reflexionar nuestros avances
y capitalizar nuestro aprendizaje.
La ascensión es simplemente una elevación de frecuencia,
a partir de haber integrado la verdad,
en nuestra concepción de la creación y su magnánima propuesta.
Llegar hasta aquí y ahora, ha representado un largo peregrinaje hacia lo más profundo de nosotros mismos. En el camino hemos encontrado de todo, desde las más radiantes de nuestras luces, hasta las más recónditas de nuestras oscuridades, pero de ambas hemos tenido que encargarnos, para dar a luz la esencia unificada de todo lo que somos y podemos ser.
Los mensajes han vertido sobre nosotros mucha información. Pero no es el tener la información lo que nos hace vibrar alto. No, es la integración de ese conocimiento en una nueva forma de experiencia aplicada, que nos haga mostrar con nuestros actos, palabras y pensamientos, que ya somos seres maduros espiritualmente. Que ya podemos encargarnos de nuestra esencia real y de nuestra misión como seres eternos encarnados en un cuerpo tridimensional.
La unicidad, no puede ser comprendida si no has dejado de lado ya tus juicios vanos en los que siempre quieres mostrar que tienes razón. O si no has podido redimir a tu parte rescatadora que siente que siempre tiene que salvar a alguien más. La salvación, es un acto debe realizarse por el si mismo de cada uno de nosotros, es una auto liberación de la cual no existe forma de acezar más que por la propia cerradura de la conciencia interna del ser. Es una conquista individual, y es, en la suma de los individuales ascendidos, que descansa la posibilidad para todos, como el colectivo humano, del cual somos parte.
Vivir en unicidad, te hace ver el todo como perfecto. No sientes a nadie como desvalido o desintegrado. Sólo percibes oportunidades amorosas y continuas de aprendizaje. Muchos son lo que en su afán de ayudar, no logran ayudarse a si mismos y siguen deambulando por los pasillos de la interminable dualidad. La síntesis, logra que dentro de ti no haya más percepción de opuestos. Luz y oscuridad se convierten en parte del todo. Electricidad y magnetismo dan origen a la verdad unificada que contiene simplemente oportunidades creativas de experiencias multicolores.
Pero todo esto no es un punto de vista más. Es la resultante que surge cuando alcanzas a comprender que Dios es lo bueno y lo malo, porque los dos tienen su para bien en la vida. Redimir los contrastes, aceptar la diversidad, te permite entonces, ser libre. Vivir siendo quien eres realmente, sin dramas, sin juicios, confiando siempre en la sincronicidad y en la sintonía.
Madurez espiritual manifiesta en elecciones conscientes, nos hace ser los VERDADEROS SERES que llevamos dentro. La tendencia hacia lo romántico de la luz, hace que uno pierda la objetividad sobre la verdad unificada. La luz no es amor sobre-protector, la luz es congruencia responsable. La luz no es amor fantasioso, la luz es amor fuerza. La oscuridad no es maldad, la oscuridad es ausencia de luz. La oscuridad no es poder oculto, la oscuridad es sabiduría intangible. Muchos están siendo manipulados por fuerzas extremas disfrazadas de luz protectora. Muy pocos, han logrado integrar los dos conceptos para discernir conscientemente, que tanto los seres eléctricos (luz) como los oscuros (magnéticos), son parte de la misma creación Divina.
Existen tanto seres de luz, como de oscuridad, alineados al Ser Supremo, así como existen también seres de luz y de oscuridad, fuera del Orden Divino. Sólo las fuerzas de LUZ UNIFICADA (electricidad y magnetismo) son parte del proceso ascendente y siguen por voluntad propia y derecho sagrado al Plan Divino. Tan importantes unos como otros, tan enormes y magnánimos en igualdad y derecho. Los prejuicios sobre la falsa apreciación de la oscuridad, han derivado en abismos mayores e insondables entre los opuestos.
Debemos tener una claridad autentica y certera para poder discernir y elegir desde el conocimiento superior, quien es quien y como contribuye con nuestra propia evolución. Miles de canalizaciones, hoy en día, están inclinadas de más, hacia el sobre-proteccionismo, que distrae, de manera contundente la responsabilidad intrínseca de la verdadera espiritualidad. Muchos lectores huyen del fatalismo sin darse cuenta de que con eso, inconscientemente se entregan, en los brazos del amor pretendido.
Las profecías han existido siempre, precisamente, para advertirnos de algo que debemos cambiar. Sin tantas posibilidades de destrucción a cuestas, habría sido casi imposible que intentáramos transformarnos los seres humanos de este momento en el planeta Tierra. La verdad no está en el fatalismo, pero tampoco en el romance con la luz. La verdad es la unión de ambas, que debe derivar en objetividad, responsabilidad y compromiso.
Después del 11 11 11, hemos cruzado la línea. Esa frontera que divide a la dualidad de la unicidad. La consciencia carbón ha pulido su base y le ha dado suficiente brillo para poder constituirse cristal. Ahora es el tiempo de los CRISTOS, CRISTALES. De los verdaderos, de aquellos que no perciben más miseria, ni dolor, porque saben que dentro de la piel humana hay seres luminosos capaces de vencer su propia experiencia, contribuir con su drama, eternizaría su experiencia y alentaría su dolor.
Los CRISTOS CRISTALES, no controlan, no deciden quien si y quien no. No someten, no se mienten a si mismos pretendiendo ser los buenos. No acusan, no señalan. Su placer es contribuir. Su placer es compartirse a si mismos con los demás. Su verdad es saberse únicos e irrepetibles, pero humildes y congruentes a la vez. Los CRISTOS CRISTALES conocen su lugar y saben ocuparlo.
El tiempo de la esclavitud se ha terminado. Las mariposas han roto el capullo y sus alas esperan ansiosas la posibilidad de partir. 2012 es el año indicado para volar sin fronteras, para vivir sin morir. 2012 nos ha devuelto la línea natural del tiempo, y la eternidad es ahora nuevamente, nuestra morada de amor en las sendas unificadas del SEÑOR.
Desde lo mejor de mi,
Deihanna Mashd
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