Inspirado por la fuerza armónica de mi esencia solar,
atravieso el boscoso umbral de la razón y claramente afirmo, dentro de tu
corazón, que somos aquellos a los que estábamos esperando. No encarnamos para
llorar e implorar que otros vengan a ayudar a despertar. Vinimos a liderar los
cambios. Internamente sabemos que infundiendo fe, brindando paz y dando amor, la Tierra encenderá su
brillante halo cristalino. No somos obra del azar. Acudimos a sanar.
Alumbremos.
Un nuevo año está por finalizar, pero nada va a cambiar si
todos nos quedamos sentados, con los brazos cruzados, esperando que la
transformación baje desde el cielo. Rezar y meditar nos permiten sintonizar con
los planos sutiles, en busca de mayor claridad y profundidad, pero son nuestros
cuerpos los que tienen que moverse en la densidad de la materia. Estamos acá
para dinamizar, para transmutar. Para amar. Somos canales por donde el amor
vuelve a sentirse.
Estas palabras hoy cruzan tu camino porque estamos
comenzando a transitar la parte más crítica del proceso de ascensión, donde se
torna vital mantener encendida la llama que nos alumbra y hermana en la
frecuencia del amor. Es ahora cuanto más hay que tener abierto el corazón. Es
ahora cuanto más hay que mantener viva la esperanza. Soñamos el nacimiento de
un mundo iluminado por la luz de la consciencia, y estamos despertando para
hacerlo realidad.
Haber peregrinado abriendo sendas de amor, no nos libra de
volver a las huellas del dolor. Por eso es que debemos permanecer alertas.
Sensibles a todo lo que acontezca. Sólo así podremos develar las heridas que
deben cicatrizarse a través del aprendizaje. Necesitamos perdonar para poder
sanar. Necesitamos sanar para rememorar lo que implica amar. Necesitamos
trascender la ilusión de separación, para experimentar la indescriptible
grandeza de poder sentirnos Uno.
Detrás del velo del olvido prometimos alentar. Acordamos que
seríamos capaces de emplear la corriente movilizadora del caos para desplegar
nuestros talentos, haciendo de la adversidad la mejor oportunidad para que
todos podamos seguir creciendo. Es momento de honrar nuestra misión. Vibremos desde
el corazón. Miremos bien adentro y despertemos. Somos los vibrantes destellos
que impulsan el renacer de la humanidad. Vinimos a sanar iluminando.
Alumbremos.
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