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lunes, 13 de junio de 2011

La Tierra Hueca


En 1947 el almirante de la US Navy y explorador polar, Richard E. Byrd, reavivó una teoría espectacular que tenía sus raíces en todas las mitologías de la Tierra: la Tierra Hueca. El novelista Julio Verne habló de una tierra debajo de la superficie, algo que si no hubiese planteado como cuanto sino como un hecho, en esa época le habría costado la vida.

Grandes eminencias de la ciencia hablaban siglos atrás de que la Tierra no tenía un centro sólido sino “hueco”, es decir, estaba vacía en su interior. Todas las antiguas leyendas de la humanidad hablan de una tierra maravillosa que está situada debajo de la corteza terrestre y a donde se puede llegar si se conocen las entradas a los miles de galerías, túneles y cavernas que conectan toda la Tierra subterránea.

Los egipcios sabían sobre “El Mundo de Abajo”, tal como los sumerios mencionaban el AB.ZU y los tibetanos citaban Shambala, la gran ciudad intraterrestre. Igualmente la Biblia revela que debajo de la Tierra existe una civilización y que la entrada principal a dicho mundo son los casquetes polares: “¿De qué vientre salió el hielo? Y la escarcha del cielo, ¿quién la engendró?  Las aguas se endurecen a manera de piedra, Y se congela la faz del abismo.” (Job 38:29-30) Las investigaciones realizadas sobre esta lógica teoría recuerdan los casos de congelamiento repentino, que han sufrido ciertos animales que han sido hallados incluso con comida sin digerir en el estómago. La “faz del abismo”, como la llamó Job, es una región en forma de anillo ubicada tanto en el Polo Norte como en el Polo Sur, no sólo en la Tierra sino en todo cuerpo que se encuentra en el espacio.

Ese gran anillo se constituye de hielo, el cual limita el mundo subterráneo de la región terrestre de la superficie, y explica el origen de las auroras boreales. Eso, a pesar de desmoronar una teoría de varios siglos, que afirma que en núcleo de la tierra es sólido, presenta la solución a una enorme cantidad de dudas científicas que hasta el momento no se han podido esclarecer.

Cuando los estudios oficiales más importantes sobre las profundidades de la Tierra empezaron a encontrarse con vacíos, se pidió al gobierno de los EE.UU. más fondos, pues habían descubierto que a una profundidad de 400km había un vacío, y luego a otros 800km-1000km no había absolutamente nada. El gobierno de los EE.UU. se negó rotundamente a ofrecer más presupuestos para esta investigación. El secreto es obvio. Los polos están vigilados militarmente como si custodiasen una enorme mina de oro.

No se permite sobrevolar los polos. Hay gran cantidad de pilotos que, con el rostro tapado para no dar su identidad, afirman que en los polos “existe un gigantesco agujero” y está prohibido volar por encima. Los propios satélites de comunicación y fotografía no tienen permiso para cruzar los polos ni fotografiarlos.

La vida más allá de los polos

Algunos de los fenómenos que más rápido sacaron esta teoría del baúl de los mitos, fue estudiar la migración de grandes grupos de aves hacia el norte, en las vísperas del invierno, ¿a dónde van? ¿Acaso son suicidas? Igualmente encontramos que se han descubierto troncos de árboles, ramas verdes y animales congelados bajando de las corrientes que provienen del norte, ¿cómo es eso posible? Los legendarios marineros escandinavos e islandeses afirmaban que muchas veces veían esos fenómenos, es más, en un caso vieron un “hombre arcaico” congelado bajando en un bloque de hielo que provenía del norte.

En décadas pasadas se han hallado mamuts, en uno de los casos, aún con comida en el estómago. Uno de los casos más espectaculares aconteció en Siberia, cuando un grupo de salvajes encontraron un mamut vivo, pero en vez de entregarlo a la ciencia, sus necesidades primeras pudieron más y se lo comieron.

Pero los casos fantásticos van más allá, hay relatos de exploradores perdidos que dieron con el polo norte y la temperatura no eran los típicos 36º bajo cero, sino unos cálidos climas templados. El almirante Byrd dijo que en una expedición polar, a mediados de los años 40, vio zonas verdes, montañas y su avión registró unos increíbles 24º Celsius –algo imposible para los polos. Byrd fue condecorado al honor, la expiración polar y el mérito, o sea, no estaba loco. En algunos años se han grabado incluso montañas y zonas sin hielo, con contra de la suposición de que el Ártico es únicamente hielo por encima de agua, es decir, que no hay tierra más allá de Groenlandia.

Tal como relataría el profeta proto-hebreo Enoc, más allá de los polos existe una tierra llena de ríos, mares, lagos, montañas, árboles, vegetación frondosa, animales y gente hermosa que vive en armonía. También Enoc afirmaba que de debajo de la Tierra venían los vientos, las nubes, y todos los depósitos de las asuntos climatológicos de la Tierra, como si la Tierra fuese una enorme maquinaria de engranaje controlada desde abajo. Un verso del salmista decía: “Hace subir las nubes de los extremos de la tierra; Hace los relámpagos para la lluvia; Saca de sus depósitos los vientos.” (Salmo 135:7) Claramente los gobiernos se rehúsan a hablar sobre esto y en el sistema educativo continúan enseñando la farsa del núcleo de la Tierra, donde enseñan que en su mayoría de es de níquel, sin ejecutar un cálculo obvio de física: si la Tierra fuese sólida, tal como dicen, mediríamos literalmente ¡1cm! debido a la atracción gravitatoria a la que estaríamos sometidos.

El Coronel del ejército de los EE.UU., Billie Faye Woodard, relató algo increíble hace algunos años: decía que su padre había trabajado en el Pentágono y posteriormente a él (Billie F. Woodard) también le habrían trasladado a las dependencias del Pentágono, donde no duró mucho. De ahí entró a trabajar en los programas secretos del gobierno, concretamente en las bases subterráneas en la afamada región de Nevada, en el Sector 51 o Dream Land, Groom Lake (el famoso Área 51). En dicha zona supo de la cantidad de niveles subterráneos que estaban construidos, pero además, había niveles “que no habían sido construidos por la Marina”, es decir, llevaban ahí miles de años ya hechos. El Coronel B. F. Woodard llegó a hablar de Agartha, el mundo intraterreno, donde dijo que habían 7 ciudades establecidas y que vivían en armonía desde hace decenas de miles de años.

El inframundo

Las leyendas de dicha región son tan remotas que se pierden en los anales de la historia. Se dice que los telosianos (habitantes del mundo intraterreno) llegaron allá tras el hundimiento de un conjunto de islas del Atlántico donde vivían. Dicho grupo de 10 islas fue denominado por el sacerdote Solón como “Atlántida”. Pero la historia de abajo no era tan bonita en todos los sentidos. Los griegos solían hablar del inframundo, y no decían nada bueno de él. Se afirmaba que existía un reino bajo los dominios del dios Adis (Hades) donde estaba la morada de los difuntos. También los hebreos hablaron sobre este lugar y le denominaron “Sheól” (Seol). Aunque parecería una contrariedad hablar de un mundo mágico y después mencionar el mundo de los muertos en la misma región, el profeta Enoc explicó de qué se trataba. Enoc dijo que a cierta distancia de la superficie, yendo hacia abajo, estaba el mundo de los sepultados, unos delante de los otros. De acuerdo a Enoc, había 4 zonas, 3 para los condenados y una para los que habían sido “buenos” en vida. A esta región los griegos la apodaban: “Campos Elíseos”, mientras Jesús la llamó: “Seno de Abraham”.

Los textos hebreos hablan de que en los Abismos (llamados por ellos “Tehóm” y “Abadón”) y en un lugar estaban los espíritus de los que habían fenecido, pero más allá, bajando hacia el centro de la Tierra, estaba la magnífica Tierra de la que tantos mitos asiáticos mencionaban. Incluso en Pakistán, Afganistán y Rusia ha habido investigaciones más pormenorizadas al respecto. En una ocasión estudiaban unas galerías subterráneas llegando a lo más bajo que jamás se hubiesen podido imaginar: 14km de profundidad. Al no poder llegar más abajo, tanto por la extremada temperatura, como por los cable de alimentación y los desprendimientos, taladraron lo poco más que pudieron, viendo entrar luz. ¿Luz en dirección contraria a donde está el sol? Vieron salir un animal que la paleontología denomina “pterodáctilo”, y para concluir grabaron sonido de unos gritos que provenían de abajo. Los gemidos fueron tan espantosos que todos los excavadores se reusaron a seguir trabajando la fosa temiendo que, como dijeron literalmente ellos, “hayamos alcanzado el infierno”.

Las otras narraciones hebreas que hablan sobre ese lugar dicen que ahí están igualmente ubicadas las prisiones de los “caídos” que se rebelaron en tiempos antiguos. El mismísimo héroe griego Hércules, y Orfeo, de dice que bajaron a lo profundo. Sobe el rey Gilgamesh se relató en tablillas de arcilla, sobre su descenso al inframundo en un viaje que le tomó mucho tiempo y que casi no concluye. Esta novela se conoce como la Épica de Gilgamesh o la Novela de Atra-Hasis, y no es la única detallada al respecto.

El misionero benjaminita Pablo, escribió sobre Jesús: “Por lo cual dice: Subiendo a lo alto, llevó cautiva la cautividad, Y dio dones a los hombres. Y eso de que subió, ¿qué es, sino que también había descendido primero a las partes más bajas de la tierra? El que descendió, es el mismo que también subió por encima de todos los cielos para llenarlo todo.” (Efesios 4:8-10) Y su discípulo Pedro relató también sobre el descenso de su maestro Jesús a las cárceles de los ángeles caídos: “Porque también Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios, siendo a la verdad muerto en la carne, pero vivificado en espíritu; en el cual también fue y predicó a los espíritus encarcelados, los que en otro tiempo desobedecieron, cuando una vez esperaba la paciencia de Dios en los días de Noé, mientras se preparaba el arca, en la cual pocas personas, es decir, ocho, fueron salvadas por agua.” (1ª Pedro 3:18-20) Los mitos son muchos y espectaculares, pero mientras todo esté en manos de las dependencias del Complejo Militar Industrial de los EE.UU. será imposible saber lo que ocurre a ciencia cierta, como dijo Richard Byrd, “en la gran Tierra más allá de los polos”.


Frederick Guttmann R.

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