Sincronicidad es un término
originariamente acuñado por Jung que se refiere a la unión de los
acontecimientos interiores y exteriores de un modo que no se puede explicar
pero que tiene sentido para el observador, es decir, ese tipo de eventos en
nuestra vida que solemos achacar a la casualidad, a la suerte, o a la magia.
¿has experimentado alguna vez el placer
de encontrar a la persona exacta que necesitabas aparecida de la nada?,¿o
recibiste la llamada de alguien del pasado de la que apenas unas horas antes te
habías acordado sin motivo aparente?, ¿o ese libro que encontraste al azar que
responde a la duda que te tenía bloqueado?. La sincronicidad nos representa en
el plano físico la idea o solución que mora en la mente de la manera más fácil
y sin apenas esfuerzo. Se trata de vivir el mayor tiempo posible en ese “fluir”
que hace que la vida parezca una aventura permanente, un viaje de
descubrimiento constante sobre uno mismo, sobre los demás y el universo. Decir
sincronicidad es lo mismo que decir magia.
Hay unas condiciones óptimas de
manifestación, un estado mental propicio para que puedan producirse y son los
momentos personales intensos que nos obligan a estar muy pendientes de las
señales del exterior, los momentos en que buscamos ayuda por intensas vivencias
o crisis emocionales, los cambios bruscos, los viajes, los momentos de peligro,
las muertes de seres queridos. Los momentos en que nos olvidamos de la
seguridad, de lo conocido y trillado, del plan establecido, de lo que se supone
que debemos hacer, son los que nos sumergen en un estado de alerta y apertura
perfectos para ser consciente de esa dimensión simbólica de la vida que es la
que al final nos da la clave no sólo para la solución de nuestros problemas,
sino para hallar nuevas maneras de vivir intensa y conscientemente. La fé juega
en esto un importante papel, la fé en uno mismo, en la fuerza creativa del
universo que nos guia exactamente a dónde queremos llegar, la certeza de que si
existe un miedo que nos bloquea, también hay un amor que nos motiva a
experimentar más allá de lo conocido; pero hemos de elegir la aventura y no el
hastío. Somos lo que pensamos, y experimentaremos esa magia sólo si antes le
damos la oportunidad creyendo en ella y invitándola a jugar en nuestras vidas.
Esos momentos difíciles o especiales nos han puesto en ese estado de apertura y
recepción, de nosotros depende que sigamos en esa actitud de aceptación de esa
fuerza universal que parece saber exactamente lo que precisamos y nos lo brinda
generosamente. No es ver para creer sino creer para ver, pues lo que hay en
nuestra mente es lo que hace que nos atraigan y que nos veamos atraídos hacia
lo que es análogo. Esa es la manera en que todo se agrupa.
La simbología y el sentido de estos
acontecimientos nos da el mensaje exacto que el universo representa para
nosotros igual que si fuera una sesión de cine particular. Las ideas poseen una
vibración, a otros niveles tienen forma y color que hace que atraigan lo
análogo. Al atraer lo que se le asemeja podemos leer en la materia lo que
realmente pensamos sobre nosotros mismos y del universo, y tomar decisiones
sobre lo que deseamos ver convertido en realidad y lo que no.
Pero entonces me diríais ¿y porque no
vivimos permanentemente en ese estado idílico en el que todo se resuelve, en el
que la información fluye, en el que si fuera verdad seríamos como pequeños
dioses creando lo que se nos antojara?. Pues siempre depende de que en la mente
haya mensajes positivos, y emociones bondadosas en el corazón.
1.- El estado fluido es de muy elevada
vibración y de una conexión intensa de mente y corazón, es decir, que el
sentimiento es el que nos lleva a hacer tal cual cosa, es el que - valga la
redundancia- da “sentido” a la vida. El sentimiento nos conecta directamente
con el alma de las cosas y el pensamiento debe de contenerlo y construir sobre
él pero nunca dejar de amarlo.
Normalmente experimentamos desde la idea
preconcebida y decidimos luego que sentir por ella, emitimos un juicio antes de
que la realidad se presente y hace que no veamos lo que es sino lo que queremos
ver, y la magia se desvanece bajo el peso de la razón sin sentimiento por el
miedo a lo desconocido. El miedo y la duda corta el flujo instantáneamente.
2.- El estado fluido está en permanente
movimiento. Cada pieza del puzzle aparece en el preciso momento con la
condición de pillarnos conscientes, despiertos, alertas y deseosos de
recibirlas. Es como un juego en el que las reglas se van desvelando a medida
que avanzamos. Las piezas nos vienen en forma de señales y analogías en la vida
real y en forma de sueños mientras dormimos. El desentrañar el significado de
esas señales es como aprender a descifrar las instrucciones del mapa del
tesoro.
Las actitudes derrotistas, la negatividad
que lleva al cansancio, a la rutina, a desear recibir constantemente en lugar
de darse a uno mismo y a los demás, generan estados de bloqueo e inactividad.
Para ver las señales hemos de hallarnos en camino.
3.- Fluir es confianza, certeza en las
propias posibilidades y en las de la corriente creativa del universo. Fluir
significa trabajar por ese estado positivo interior que nos mantiene protegidos
y dispuestos a abrirnos a nuevas experiencias y milagros. Mientras nuestro
discurso interno (y externo) sea “creo”, “puedo”, “confío”, “busco y
encuentro”, “resuelvo”, “disfruto”, “es posible” “si y además” y “me gusta”,
todo irá bien sin ninguna duda.
Habitualmente los miedos, dudas y la
falta de información de lo que realmente somos capaces y de nuestra verdadera
misión en la vida nos bloquean y retrasan en el camino. Nos hacen mirar al
pasado con resentimiento y al futuro con cierto recelo. Aparecen los que yo
llamo los “isidoros” (¿y si me pasa esto o y si me equivoco?), los “esques” (es
que no sé, ya lo intenté pero...), los “siperos” y “noperos”, los “nopuedos”,
los “estoesimposible”, y los “esdifícil”, “estoesloquehay”, “nohayotraopción” y
demás programación negativa. Si eso hay en la mente, eso es lo que se
materializará.
4.- Fluir no sabe de retenciones y por lo
tanto tampoco del uso de la fuerza, no es tanto vencernos sino convencernos,
motivarnos y dirigirnos hacia lo que deseamos ver convertido en realidad. La
reina de la fluidez, el agua, nunca se esfuerza demasiado en nada, busca
siempre la salida hacia el mar.
Es muy común perdernos en luchar contra
lo que queremos ver desparecer, lo que lo hace mucho más grande. Transformar el
muro en escalera para lograr ver el otro lado suele ser mejor solución que
darnos de cabezazos contra él.
5.- Fluir es seguir fielmente la voz de
la intuición y comprometernos con ella; trabajarla hasta que sepamos
distinguirla perfectamente de otras voces. ¿y como saber lo que es intuición de
la voz del Ego?. Igual que el amor es el polo opuesto del temor, la intuición
que viene de nuestro Ser interno es el polo opuesto de la voz del ego que nos
habla. Son lo mismo, sólo que un polo es guiado por el amor y el otro por el
temor.
La intuición soluciona siempre para el
mejor bien de todos, habla bajito, viene en el momento oportuno y en sus ideas
hay certeza y tranquilidad, nunca ataca a nadie, y se mantiene en el presente.
Es el amor dentro de nosotros el que habla, lo que significa que se presenta en
momentos de intensa conexión interna, cuando nos sentimos entregados a la vida.
Sus soluciones son perfectas para ese momento. Suele ir seguida de un racional
“ que tonterías se me ocurren” y la dejamos pasar.
El ego habla alto y es repetitivo hasta
la saciedad. Tiene miedo y se defiende, sus ideas suelen ser del tipo ataque o
huida, repasa sin cesar el pasado y va creando expectativas de futuro. Es el
que tiene miedo el que se comunica, y por tanto sus soluciones nunca son
definitivas y las situaciones se repiten de nuevo. Curiosamente estamos más
prestos a creer en éste otro por ser lo conocido, lo que nos lleva a perder la
oportunidad de experimentar la magia de vivir en la incertidumbre. Aprendiendo
a amarle, educándole en la confianza y uniéndonos a él comienza la
transformación interna. La guerra debilita, ¡la unión hace la fuerza!
Para terminar me gustaría citar a Deepak
Chopra:
“La incertidumbre de las cosas no despierta
miedo en quien está en la conciencia de la unidad, pues está seguro de si
mismo. La voz de la verdad interior dice: << abrazo a lo desconocido
porque me permite ver nuevos aspectos de mi mismo>>”....
Beatriz F. del Castillo
Autora de "La clave está en tus
sueños", Ed. Edaf. 2006
astroreth |
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