El Cosmos del Alma. Un despertar para la humanidad. Capítulo IX Sintonización. Patricia Cori. Mayo 2000.
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Capítulo IX
Sintonización
Trabajando junto con los espíritus guía de nuestro instrumento, hemos creado las aperturas pertinentes para que ella viaje a los sitios sagrados clave del planeta con el fin de armonizarla, de implantar el códice, y para estimular aún más su memoria y conexión con aquellas civilizaciones en otras esferas de su experiencia, las cuales denominaremos otras «vidas».
Un alma antigua, Trydjya, ha deambulado por la Tierra durante milenios, originaria del sistema estelar de Sirio, de un tiempo cuando las tierras de Gaia eran un solo continente, conocido en las leyendas de vuestros antiguos nativos como la «isla Tortuga».
Su experiencia en Atlántida abarcó muchas generaciones. En la primera encarnación, Trydjya se desempeñó como sacerdotisa sanadora de la cueva de amatista, Guardiana de los Cristales. Le fue asignada la custodia de una de las trece calaveras de cristal que han aparecido y desaparecido en diversas etapas de vuestra evolución, pues constituyeron un legado para la humanidad con el fin de ser utilizadas en los puntos cruciales del avance de vuestra raza.
La segunda fue una vida traumática, cuando fue relegada al anonimato como supervisora de las esferas; esto también suponía trabajar con las frecuencias de los cristales.
Su última experiencia en la clase sacerdotal atlante ocurrió durante el tiempo final de esa cultura, cuando los mares de Gaia cubrieron la isla y la pusieron a reposar en el profundo abismo del océano, pues los desalmados avances tecnológicos de aquellos tiempos (los que, os recordamos, guardan un paralelo directo con este momento de vuestro adelanto tecnológico en el planeta Tierra) tenían a la humanidad jugando a Dios con la vida.
Atlántida fue verdaderamente la hora de cristal del potencial más grandioso de la humanidad, y floreció durante muchas generaciones, hasta que el aumento descontrolado de energía (el abuso de poder ejercido por la tecnología de los últimos días) alteró el equilibrio y todo se perdió. Fueron pocos los que sobrevivieron al gran cataclismo de la repugnancia de Gaia, tan intensa fue su ira, tan inmediata e implacable.
Aquellas almas de Adán, tanto los que sobrevivieron como los que perecieron, han resurgido en este tiempo para asegurarse de que la raza humana, semilla de su semilla, no reincida en el Error.
Vosotros, los que habéis acudido a nuestro mensaje, habéis empezado a recordar.
Trydjya ha experimentado innumerables vidas en la Tierra, sirviendo y ayudando en Lemuria, Egipto, Galilea, el Tíbet, Sumeria, las tierras de los mayas y en Mesopotamia, y ha vibrado en muchos niveles de dimensiones que aún están fuera del alcance de su conciencia y comprensión.
El conocimiento y la memoria de estas y otras vidas, tal como sucede con las vuestras, se encuentran en su ADN, y ella ahora las está recuperando, al igual que vosotros, pues a medida que os estáis recodificando para asimilar el tercer filamento, volvéis a vivir como un recuerdo los horizontes de vuestras numerosas encarnaciones en el reino de la Tierra. Esto está ocurriendo ahora para ayudaros a que extraigáis de vuestro subconsciente todas las capas de vuestro ser que, como catalizadores evolutivos, os han situado en este momento.
Toda vuestra experiencia es relevante y contribuye a que entendáis lo que sentís que necesitáis terminar en este momento de vuestro proceso, así como lo que habéis venido a aprender en la universidad de vuestra educación terrenal.
Aquí nos encontramos frente a un dilema, pues a la vez que os pedimos que aceptéis que no existe más tiempo que el momento presente, estamos intentado discutir la memoria de vidas pasadas.
¿Cómo podemos evitar que surja una fuerte sensación de contradicción en vosotros?
¿Y qué hay de las vidas futuras?
Si os dijéramos que nosotros somos la voz de la proyección de vuestra conciencia colectiva que remonta las olas del mar cósmico, ¿podríais concebir un futuro que está manifestándose simultáneamente en otra dimensión, vuestra mente-alma evolucionada cuya voz regresa hasta vosotros a través de un instrumento que es vuestro contemporáneo, un ser físico que actualmente reside en la tercera dimensión junto con vosotros?
Sabemos que os presionamos, que os hacemos traspasar los límites de vuestras zonas de seguridad y, sin embargo, ése es el propósito de esta obra y de todas nuestras enseñanzas. En este punto crucial de vuestra evolución, tenéis que entender el funcionamiento fundamental del universo, desde los horizontes más remotos del macrocosmos hasta las partículas subatómicas infinitesimales de vuestro cuerpo, la matriz microscópica. Vosotros, los que estáis despertando, seréis convocados, pues pronto seréis necesarios para impartir la Sabiduría al prójimo.
Aquellos de vosotros que os sentís atraídos por los escritos de nuestro instrumento y de otros como ella, os convertiréis, por vuestra parte, en mensajeros de las verdades que habéis hecho vuestras, y aún habrá otros, pues el conocimiento es la luz de la Finísima Red.
En las profecías de vuestros pueblos indígenas, los guardianes de Gaia, el tiempo se acelera antes de llegar a su fin, y también lo hacen los individuos que se han sintonizado con la Madre. Tened confianza de que os encontráis donde tenéis que estar, como lo pretendisteis, en el momento presente de la gran evolución de vuestra Deidad Solar: en el todo-tiempo, en el no-tiempo, os movéis hacia el fin del tiempo y más allá de él, de una vez y para siempre.
Si bien tenemos la intención de que os abráis ante las posibilidades exhaustivas del contexto del «no-tiempo», entendemos nuestras limitaciones y encontramos que simplemente no podemos anular el tiempo lineal. Nuestras palabras llegan hasta vosotros a nivel intelectual, donde podéis admitir el concepto del «no-tiempo» como una realidad posible; sin embargo, al estar atrapados en el tiempo lineal, no tenéis un punto de referencia que os permita experimentarlo.
A no ser que os dediquéis a la disciplina de la meditación, mediante la cual os liberáis del mundo sensorial y practicáis llegar al samadhi (estado de éxtasis eterno), las ilusiones de vuestro pasado-presente-futuro sencillamente frustran vuestras capacidades intelectuales de percibir el todo-tiempo. Así como vosotros estáis atrapados, en cierto sentido también lo estamos nosotros, pues en todo aprendizaje hay un espacio recíproco de conocimiento y experiencia, y vuestro confinamiento en la tercera dimensión limita nuestros medios de expresión y nuestra capacidad de establecer ese punto de encuentro.
Os pedimos que lo tengáis presente mientras intentamos proporcionaros las claves del enigma del tiempo.
Cuando hablamos de vidas «pasadas» o civilizaciones «antiguas», en realidad describimos, desde nuestra perspectiva, todo un panorama de experiencias simultáneas. No es distinto cuando hablamos del «futuro» —el futuro de vuestra Deidad Solar, de Gaia y de cada ser que compone a esas entidades—, pues reiteramos que lo que percibís como una sucesión de vidas cronológicas y sucesos fijos nosotros lo reconocemos como conciencia que, simplemente, se manifiesta en diferentes coordenadas del continuo espacio-tiempo.
Examinemos, en términos matemáticos simplistas, vuestros propios datos científicos con respecto a las ilusiones del tiempo en relación con la velocidad de la luz. Considerad que a la velocidad que viaja la luz (300.000 kilómetros por segundo), la luz de vuestro Sol requiere aproximadamente ocho minutos para llegar a la Tierra. Dudamos que cualquier astrofísico digno de crédito refutara este cálculo elemental pues es esa clase de información que vuestra comunidad científica califica de «hecho».
Sin embargo, donde podéis encontrar resistencia de parte de algunos de los científicos más convencionales es en la controvertida teoría que se deriva de esa información: que dados los ocho minutos de tiempo de viaje necesarios para que esa luz llegue a la Tierra, en esencia, siempre estáis viendo al Sol como era en el pasado; un Sol tal como existió aproximadamente ocho minutos antes del momento en que efectivamente lo observáis (ocho minutos después).
Os parecerá extraño. Es muy posible que nunca hayáis pensado en la idea de que vuestro Sol manifiesta la luz en la Tierra con demora de tiempo, puesto que os baña en el momento presente de vuestro día. Podría decirse que dais por sentada la certeza de la presencia del Sol, pues parece ser una constante en vuestra vida, y la luz os rodea durante muchas de las horas en que estáis despiertos.
Veis que el Sol sale cuando os levantáis y que se pone al anochecer, en las horas crepusculares de vuestros días, y todo esto, aparentemente, ocurre en tiempo real, un término engañoso y mal interpretado que describe, en definitiva, el tiempo simultáneo. Sin embargo, la luz que alumbra a Gaia os llega ocho minutos después del momento en que emana desde la superficie del Sol. ¿Podéis imaginar las posibilidades que ofrece un intervalo de tiempo de ocho minutos desde el momento en que la luz del Sol se irradia desde su masa hasta que llega a vuestro planeta?
Eso quiere decir que, en caso de una explosión de magnitud devastadora en la superficie del Sol, la gente en la Tierra no lo sabría sino hasta después de transcurridos ocho minutos.
Los mayas eran conscientes de los ocho minutos de demora del viaje de la luz del Sol hasta Gaia, pues su civilización era muy inteligente y disfrutaba de la interacción directa con seres multidimensionales, quienes les dieron el conocimiento del funcionamiento cósmico del universo, el cual hemos descrito brevemente en términos de la física cuántica. Ellos entendían las ilusiones del tiempo lineal, el proceso de la muerte y el renacimiento, y la existencia de universos paralelos.
Las calaveras de cristal fueron muy utilizadas por esa civilización, situadas en sus observatorios astronómicos, pirámides y otras localizaciones estratégicas. Los grandes videntes mayas, Guardianes de los Cristales, estaban físicamente sintonizados con las calaveras y, por lo tanto, podían interpretar la condición del Sol y de todos los demás cuerpos celestes en tiempo real, pues el pensamiento, por otra parte, viaja instantáneamente. En esencia, las calaveras no sólo proporcionaban acceso a la galaxia mientras ésta se desplegaba momento a momento, sino que también liberaban al observador del tiempo lineal, de modo que estos mismos videntes podían mirar el futuro y el pasado de toda la experiencia en la Tierra y en los cielos.
El propósito del cristal en las civilizaciones antiguas y, específicamente, el misterioso funcionamiento de las calaveras de cristal es algo que vuestros científicos y arqueólogos no han acertado a comprender hasta el momento; sus encuentros con estos artefactos mágicos han resultado ser muy improductivos y siempre lo serán, pues se trata de algunos de los más sagrados objetos existentes.
Sólo los Guardianes designados tienen pleno acceso a ellos, si bien en raras ocasiones psíquicos con talento han podido descifrar algunos de los códigos de ingreso y obtener información. Se está descubriendo más en estos días, a medida que los pueblos nativos salen de su hibernación: han aguardado a que llegue este momento para hacerse oír. El Consejo de los Guardianes de Gaia ya se ha unido, y se está colocando en puestos de liderazgo por el bien de los hijos de la Tierra; ellos reunirán las trece calaveras en la fase secundaria de la curvatura del tiempo.
Esto, asimismo, se predijo en las enseñanzas de los antiguos y se transmitió por medio de la tradición oral, la visión psíquica y la intuición, y a través del contacto directo con seres estelares en diversos momentos de nuestra aparición en vuestra Tierra.
Volviendo ahora a los marcos lineales de tiempo y a nuestro estudio de la velocidad de la luz, debería ser obvio (dado el cálculo simple de la velocidad de la luz) que mientras más lejana sea la distancia física de un cuerpo celeste, mayor será la cantidad de tiempo necesario para que su luz llegue hasta vosotros. Los astrofísicos os enseñan que son tantos los millones de kilómetros que separan a la Tierra de las estrellas más brillantes en vuestros cielos nocturnos, que se necesitan años para que su luz llegue hasta vosotros.
Pensad en esa simple afirmación por un momento; digeridla y haced plenamente consciente esta clave:
Tantos millones de kilómetros
separan a la Tierra
de las estrellas más brillantes
en vuestros cielos nocturnos,
que se necesitan años
para que su luz llegue hasta vosotros.
¿No os deja atónitos eso? Sin duda que cuando miráis la bóveda estrellada de vuestros cielos nocturnos, no tenéis en cuenta la posibilidad de que realmente estáis observando estrellas y cuerpos planetarios tal como existieron hace muchos años.
De modo que, a partir de esa hipótesis, es razonable pensar que cuando miráis a los cielos, estáis viendo muchas estrellas a millones de kilómetros de la Tierra que, a lo mejor, ya no existen en la realidad física. En el proceso de su evolución, posiblemente ya se han extinguido, han hecho explosión, o han pasado por sus propios cordones astrales en la transición de la muerte y el renacimiento.
Estamos sugiriendo que cuando vosotros miráis el firmamento es como si estuvieseis viendo a través de una máquina del tiempo. Lo que veis brillar en vuestros ojos y en los sofisticados telescopios de los astrónomos es la luz de estrellas, galaxias remotas, y el reflejo de cuerpos celestes tal como existieron hace cientos, miles, tal vez millones de años.
Así como vosotros miráis al pasado cada vez que vuestros ojos se encuentran con la luz de un cuerpo celeste en el espacio, igualmente lo hacen otros que contemplan las estrellas y que viven a cientos de años luz de la Tierra, y hay un sinnúmero de poblaciones de seres a lo largo del universo material que hacen otro tanto. Entonces, desde su perspectiva, ¿no estarían viendo vuestra realidad actual con un retraso de cientos de años?
Inventemos un planeta remoto al que llamaremos «Zargón», situado a tanta distancia de vuestro sistema solar que sus habitantes están mirando a la Tierra tal como era hace dos mil años, alrededor de la época en que el Cristo pasó a ocupar el centro del escenario en vuestro teatro evolutivo. Sin embargo, en vuestra realidad, aquí estáis vosotros, atravesando la era de la tecnología, a punto de sacar a todo el planeta completamente fuera de la tercera dimensión.
O bien podemos cambiar nuestro enfoque y proyectarnos al futuro, donde los zargonianos están observando a la Tierra contemporánea en 1999; entretanto, vuestro sistema solar entero ya ha pasado a su dimensión más elevada y Gaia ni siquiera existe en la realidad material.
Ahora, volviendo a nuestro primer ejemplo, imaginadlo todo desde nuestra perspectiva de seres multidimensionales que podemos observar conjuntamente a los zargonianos mientras miran a la Tierra en el tiempo cero del nacimiento del Cristo, y a la Tierra en los comienzos del siglo XXI; así tendréis una idea aún más clara de lo que queremos decir cuando nos referimos al «tiempo simultáneo». Intentamos mostraros cómo se distorsiona el tiempo en el universo material y, más aún, que el tiempo no es independiente del espacio.
Esto os queda claro sólo cuando os alejáis del punto de referencia tridimensional, y hacia allí os dirigís, amados, cuando nos referimos a vuestro paso por el agujero negro, por los cordones astrales del universo, hasta el próximo nivel de conciencia, a medida que todo un grupo de planetas, estrellas y seres celestes va en ascenso en conciencia.
Éste es el glorioso despliegue del Todo-lo-que-es, Que-siempre-ha-sido y Que-siempre-será, de lo cual toda la vida es un reflejo; un aspecto: desde una simple piedra en la orilla del río hasta la construcción mental más compleja y los grandes seres celestes de vuestro universo y aun más allá; no somos más que unidades conscientes del Uno. Experimentamos la pulsación de nuestras vibraciones mientras atraviesan el mar de la conciencia, a la vez que recibimos aquellas que pasan a través de nosotros: inhalando la vida, exhalando el amor, en un continuo sin tiempo, como las olas en los océanos.
Ésta es la maravilla de la existencia; es la Razón.
Al igual que Trydjya, muchos de vosotros estáis siendo convocados al peregrinaje, pues el proceso de vuestra preparación (el despertar de vuestros cuerpos de luz) requiere que os integréis a Gaia, el Ser vivo, en vista de que ella proporcionará una transición segura a aquellos de vosotros que hayáis entrado en la aceleración. Os habéis empezado a congregar en sus centros de chakras para asimilar las energías, y para ser activados y curados.
Tened cuidado con la miríada de los que «abren las puertas a las estrellas», esos que se autodeclaran guerreros del espíritu y que se están infiltrando en vuestros centros de luz y en vuestras redes de comunicaciones, quienes alegan que han venido al cuerpo físico en una misión: la activación de los sitios sin ayuda de nadie. No os dejéis engañar; no hay un solo individuo que resida actualmente en la tercera dimensión que tenga la capacidad de activar un sitio sagrado sin ayuda de nadie. Es vuestra conciencia colectiva la que, mediante la concentración de luz en esos sitios, revitaliza las energías allí presentes.
Los Guardianes de la Energía, quienes pueden dirigir mejor vuestras energías y facilitar vuestra alineación por medio de la ceremonia, la meditación y la oración, se encuentran entre los líderes espirituales indígenas.
El conocimiento de esos sitios les ha sido transmitido en secreto por los Sabios de generación en generación. Recién ahora, cuando finalmente ha llegado la hora del despertar, ellos han empezado a daros la bienvenida, pues ya no están velados en el silencio. Ellos, la voz de Gaia —una voz que atraviesa los océanos y las planicies desérticas—, hoy están emergiendo y os señalan vuestra dirección. De modo que en este momento estáis viajando a los lejanos rincones de la Tierra en búsqueda de los Guardianes.
Estáis entrando en resonancia con las zonas de poder de Gaia, recibiéndola; mediante el inviolable acto del abrazo magnético, finalmente estáis llegando a conocer a la Diosa en su totalidad.
En el intercambio de energía todo se mueve hacia arriba, todo se intensifica. Nos referimos a un proceso en curso que se tiene que experimentar, al cual os están encaminando vuestros guías espirituales y los seres más elevados quienes, al igual que nosotros, están trabajando con individuos como Trydjya para acelerar su proceso, a fin de que puedan cumplir con sus misiones y servir a la colectividad universal.
Hay otros que se están uniendo bajo la guía de dedicados chamanes y seres sensitivos, cuyo propósito consiste en atraer la conciencia hacia estos vórtices como parte de la iniciación planetaria e individual. Sin embargo, a no ser que se tomen de las manos de los Guardianes de la Tierra de esos centros sagrados, no serán capaces de develar los secretos contenidos allí, no importa cuan puras sean sus intenciones ni cuan sinceras sus promesas de experiencias místicas y despertares espirituales.
Sin importar cuál sea vuestra experiencia ni lo que traigáis al regresar a vuestro mundo de vuestras migraciones y viajes del alma, es importante recordar que estáis llevando vuestras vibraciones a los sitios sagrados de Gaia. Allí quedará codificada la música de vuestra alma, el wam, grabada en los éteres para siempre. También vuestros pensamientos y sus proyecciones se unen a las energías de estos poderosísimos centros del espíritu, y tenéis una responsabilidad ante quienes os han precedido y ante quienes vendrán después.
Si deseáis honrar a Gaia y a toda la vida en éste vuestro mundo, y en otros aún desconocidos, tenéis que purificar vuestras vibraciones; necesitáis deshaceros de todo sentimiento de separación y egocentrismo antes de que os congreguéis ante los altares. Entonces, en vuestro honor y humildad, conoceréis la expansión en vuestros corazones y el regocijo de estar integrados, todos unidos en la grandeza del Uno.
Los sitios de ceremonia y oración están vibrando con las energías de seres angélicos, de espíritus elementales, del consejo interplanetario, y de muchos iniciados, adeptos y maestros, y sentiréis el poder del alma grupal cuando os reunáis en el acto de veneración.
Podéis sentir que los espíritus de la luz se congregan y concentran la conciencia en estos sitios, y esto es parte de la atracción que ejercen en vosotros. A medida que ejecutáis vuestra danza en los puntos de convergencia, bajo la luz estelar de los días de la gran transformación, estáis tejiendo la Finísima Red, de regreso a la unión con la Madre.
Daos prisa, pues es mucho lo que tenéis que lograr desde ahora hasta el cierre del tiempo, y al tomar la iniciativa de ir a sus lugares de poder os comprometéis a reconocer conscientemente a Gaia, mientras os fundís con otros seres de luz quienes, al igual que vosotros, están regresando al origen, acelerando vuestro proceso a pasos agigantados.
Los nueve centros de la red primordial de energía de la Tierra son:
la meseta de Giza
el monte Kailas, en el Tíbet
la Triangulación de Inglaterra (Avebury-Glastonbury-Stonehenge), Gran Bretaña
los Andes del Perú
el monte Shasta, en California
el Valle de la Pirámide de Tenochtitlán, en México
Oahu, en Hawai
las ruedas de energía de los indios americanos en Nuevo México
Los sitios secúndanos incluyen:
Ayer's Rock, en Australia
Damasco, en Siria
ciertos puntos de vórtice en Siberia (aún por ser investigados)
el monte Sínaí, en Israel
la isla de Pascua
las ruedas de energía de los indios americanos en México, Guatemala y los Estados Unidos
Tenéis que viajar lejos, superar muchos obstáculos, mas ésa es la naturaleza de la iniciación, y la mayoría de vosotros, los que estáis despertando, ya habéis partido en vuestra travesía. Os ha llegado la hora y no hay vuelta atrás, así que id ya, y diseminad la luz.
Nuestro instrumento ha estado entre los brazos de la Gran Esfinge en las frías horas de luna llena en Giza, envuelta en los rayos violáceos del sueño de Gaia, y ha oído la música que llega por el portal multidimensional, el latido del corazón y el pulso de la Madre Tierra.
En su cuerpo de luz, ha cruzado el umbral de la estela de mármol y ha recuperado la memoria de otras encarnaciones en Egipto, mientras dejaba su huella en los éteres. A solas, ha entrado al Gran Octaedro de Giza en las horas previas al amanecer de su majestuosidad silenciosa, y se ha recostado en el carruaje de granito, pues desde allí la guiamos en su viaje extático a través del portal.
Con ayuda de otra mujer estrella, y desplazándose sobre manos y rodillas, Trydjya ha llegado hasta la profunda cámara subterránea para abordar las grandes naves de otros reinos, donde en tiempos antiguos ella reinó soberana: recuerdos de sus responsabilidades, su misión, sus dotes... Cada momento de exploración, de remembranza, ha contribuido a aumentar su receptividad y a afinar su mente para que sea capaz de descifrar estas transmisiones, a la vez que recupera los fragmentos y partes más relevantes de su antigua historia de encarnaciones en este y otros planos.
Sus viajes por las vastas tierras del Tíbet han servido para reactivar la memoria atlante del sonido grabado en la forma, de manera que pudiese recibir y descifrar la complejidad de nuestro mensaje, pues, para activar el canal, Trydjya tuvo que sentir la sabiduría en su corazón. En Birmania, la reunimos con su maestro anterior, Uarditt Sa, el Santo, quien estuvo junto a ella en el tiempo de su reencarnación como Tse Den, el muchacho lama del templo Kumbum, y en ese encuentro ella vivió una iniciación extremadamente poderosa con la apertura del tercer ojo.
En sus numerosos viajes por Oriente se le mostró la vía del camino medio, reavivando en su alma el conocimiento del sendero budista a la iluminación. Pero fue recién cuando visitó los círculos de las cosechas, primero en la Espiral Hiperdimensional del Templo de Stonehenge y posteriormente, en la Triangulación Fractal, cerca de Silbury Hill 1, que pudimos establecer un claro canal de enlace, pues entonces la comunicación fue instantánea y sin obstáculos.
1 La Espiral Hiperdimensional del Templo de Stonehenge se refiere al Conjunto Julia (véase ilustración), trazado al otro lado del camino de Stonehenge en julio de 1996. La Triangulación Fractal, cerca de Silbury Hill, se refiere a la Estrella de David fractal trazada en un campo a los pies de Silbury Hill en julio de 1997.
Allí, mientras se recostaba por primera vez en el jeroglífico de la cosecha, rodeada de la forma y morfología sagrada de Sirio, Trydjya se despejó para recibirnos: una conciencia colectiva, los Emisarios del Sumo Consejo.
El Conjunto Julia
Este magnífico círculo de las cosechas apareció junto a Stonehenge en julio de 1996
Aquellos de vosotros que aún no habéis explorado los jeroglíficos de las cosechas, en estos próximos años de la Tierra os sentiréis atraídos en gran número hacia los campos de Inglaterra.
Allí descubriréis las señales más significativas de la conciencia estelar que se está manifestando actualmente en vuestra dimensión. Esto es contacto, una respuesta al llamado de SETI 2 y a las rudimentarias imágenes que la NASA, vuestra principal organización espacial, ha estado enviando al cosmos durante años en búsqueda de una respuesta, de algún indicio de vida inteligente en el universo.
2 SETI [Search For Extraterrestrial Intelligence - Búsqueda de Inteligencia Extraterrestre] - proyecto de la NASA que consiste en el envío de patrones de sonido al espacio con la esperanza de recibir una respuesta inteligente.
¿Os dais claramente cuenta de que los comités «top secret» de vuestros líderes militares nunca han tenido la intención de compartir los saludos de vuestros hermanos y hermanas de la galaxia con la gente de vuestro mundo?
Reiteramos que el Poder pretende disuadiros, retener la información al servicio de sus propios intereses militares y económicos, y por ello os hacen sentir ridículos e inmaduros si os atrevéis a reconocer las verdades que están codificadas en los tallos de trigo aplanados.
Pues
¿Qué sucedería si vosotros, toda una multitud, de pronto tomarais conciencia de que unos seres inteligentes provenientes de otros mundos en vuestra galaxia han estado trabajando con vuestros gobiernos durante años?
¿O que en la Tierra hay energía libre al alcance de todos?
¿O que todo el arsenal de armas nucleares, que actualmente amenaza con aniquilar la vida en Gaia, podría ser desmantelado instantáneamente?
¿No caería inmediatamente la estructura de Poder?
¿No se vendría abajo Wall Street, cuando bajen los valores de sus actuales baluartes, los recursos que se están arrancando del corazón mismo de la Tierra?
¿No se terminaría la guerra —el producto de que os estimulen para que abriguéis sentimientos de separación y subdivisión entre religiones, países, razas y creencias antagonistas— con el conocimiento de que vosotros sois el pueblo de la Tierra, habitantes del Jardín del Edén, una de las muchas especies de seres inteligentes que pueblan el universo material?
En verdad, ¿no se alteraría por completo vuestro enfoque, mientras examináis el cosmos para encontraros con el linaje largamente esperado de vuestras familias ancestrales?
Si provocamos sentimientos de resistencia defensiva en vosotros, pensamientos de que el panorama es tan diabólico que ni siquiera vosotros lo creéis, entonces os pedimos que consideréis por qué motivo las masas de la humanidad han oído hablar sólo remotamente de los círculos de las cosechas. Por qué razón, a través de los medios de prensa, se ha hecho creer a la mayoría que dichos círculos son la loca fantasía de un par de viejos tontos que, en las oscuras noches de su tedio, no tenían nada mejor que hacer que caminar en círculos, arrastrando un tablón por las sembrados durante lo que debieron haber sido horas insoportablemente largas.
http://www.yakitome.com/data/2112962754/yak_0QrBz9gVaQmxsqnkSgHMRWDnY4iw3r8kHPhsiYZVQbgURgY70mHgNbNCoCfPxQwX8Ri9ZK2nSGZl6NXwZzN2qDolQZO.mp3
Capítulo IX
Sintonización
Trabajando junto con los espíritus guía de nuestro instrumento, hemos creado las aperturas pertinentes para que ella viaje a los sitios sagrados clave del planeta con el fin de armonizarla, de implantar el códice, y para estimular aún más su memoria y conexión con aquellas civilizaciones en otras esferas de su experiencia, las cuales denominaremos otras «vidas».
Un alma antigua, Trydjya, ha deambulado por la Tierra durante milenios, originaria del sistema estelar de Sirio, de un tiempo cuando las tierras de Gaia eran un solo continente, conocido en las leyendas de vuestros antiguos nativos como la «isla Tortuga».
Su experiencia en Atlántida abarcó muchas generaciones. En la primera encarnación, Trydjya se desempeñó como sacerdotisa sanadora de la cueva de amatista, Guardiana de los Cristales. Le fue asignada la custodia de una de las trece calaveras de cristal que han aparecido y desaparecido en diversas etapas de vuestra evolución, pues constituyeron un legado para la humanidad con el fin de ser utilizadas en los puntos cruciales del avance de vuestra raza.
La segunda fue una vida traumática, cuando fue relegada al anonimato como supervisora de las esferas; esto también suponía trabajar con las frecuencias de los cristales.
Su última experiencia en la clase sacerdotal atlante ocurrió durante el tiempo final de esa cultura, cuando los mares de Gaia cubrieron la isla y la pusieron a reposar en el profundo abismo del océano, pues los desalmados avances tecnológicos de aquellos tiempos (los que, os recordamos, guardan un paralelo directo con este momento de vuestro adelanto tecnológico en el planeta Tierra) tenían a la humanidad jugando a Dios con la vida.
Atlántida fue verdaderamente la hora de cristal del potencial más grandioso de la humanidad, y floreció durante muchas generaciones, hasta que el aumento descontrolado de energía (el abuso de poder ejercido por la tecnología de los últimos días) alteró el equilibrio y todo se perdió. Fueron pocos los que sobrevivieron al gran cataclismo de la repugnancia de Gaia, tan intensa fue su ira, tan inmediata e implacable.
Aquellas almas de Adán, tanto los que sobrevivieron como los que perecieron, han resurgido en este tiempo para asegurarse de que la raza humana, semilla de su semilla, no reincida en el Error.
Vosotros, los que habéis acudido a nuestro mensaje, habéis empezado a recordar.
Trydjya ha experimentado innumerables vidas en la Tierra, sirviendo y ayudando en Lemuria, Egipto, Galilea, el Tíbet, Sumeria, las tierras de los mayas y en Mesopotamia, y ha vibrado en muchos niveles de dimensiones que aún están fuera del alcance de su conciencia y comprensión.
El conocimiento y la memoria de estas y otras vidas, tal como sucede con las vuestras, se encuentran en su ADN, y ella ahora las está recuperando, al igual que vosotros, pues a medida que os estáis recodificando para asimilar el tercer filamento, volvéis a vivir como un recuerdo los horizontes de vuestras numerosas encarnaciones en el reino de la Tierra. Esto está ocurriendo ahora para ayudaros a que extraigáis de vuestro subconsciente todas las capas de vuestro ser que, como catalizadores evolutivos, os han situado en este momento.
Toda vuestra experiencia es relevante y contribuye a que entendáis lo que sentís que necesitáis terminar en este momento de vuestro proceso, así como lo que habéis venido a aprender en la universidad de vuestra educación terrenal.
Aquí nos encontramos frente a un dilema, pues a la vez que os pedimos que aceptéis que no existe más tiempo que el momento presente, estamos intentado discutir la memoria de vidas pasadas.
¿Cómo podemos evitar que surja una fuerte sensación de contradicción en vosotros?
¿Y qué hay de las vidas futuras?
Si os dijéramos que nosotros somos la voz de la proyección de vuestra conciencia colectiva que remonta las olas del mar cósmico, ¿podríais concebir un futuro que está manifestándose simultáneamente en otra dimensión, vuestra mente-alma evolucionada cuya voz regresa hasta vosotros a través de un instrumento que es vuestro contemporáneo, un ser físico que actualmente reside en la tercera dimensión junto con vosotros?
Sabemos que os presionamos, que os hacemos traspasar los límites de vuestras zonas de seguridad y, sin embargo, ése es el propósito de esta obra y de todas nuestras enseñanzas. En este punto crucial de vuestra evolución, tenéis que entender el funcionamiento fundamental del universo, desde los horizontes más remotos del macrocosmos hasta las partículas subatómicas infinitesimales de vuestro cuerpo, la matriz microscópica. Vosotros, los que estáis despertando, seréis convocados, pues pronto seréis necesarios para impartir la Sabiduría al prójimo.
Aquellos de vosotros que os sentís atraídos por los escritos de nuestro instrumento y de otros como ella, os convertiréis, por vuestra parte, en mensajeros de las verdades que habéis hecho vuestras, y aún habrá otros, pues el conocimiento es la luz de la Finísima Red.
En las profecías de vuestros pueblos indígenas, los guardianes de Gaia, el tiempo se acelera antes de llegar a su fin, y también lo hacen los individuos que se han sintonizado con la Madre. Tened confianza de que os encontráis donde tenéis que estar, como lo pretendisteis, en el momento presente de la gran evolución de vuestra Deidad Solar: en el todo-tiempo, en el no-tiempo, os movéis hacia el fin del tiempo y más allá de él, de una vez y para siempre.
Si bien tenemos la intención de que os abráis ante las posibilidades exhaustivas del contexto del «no-tiempo», entendemos nuestras limitaciones y encontramos que simplemente no podemos anular el tiempo lineal. Nuestras palabras llegan hasta vosotros a nivel intelectual, donde podéis admitir el concepto del «no-tiempo» como una realidad posible; sin embargo, al estar atrapados en el tiempo lineal, no tenéis un punto de referencia que os permita experimentarlo.
A no ser que os dediquéis a la disciplina de la meditación, mediante la cual os liberáis del mundo sensorial y practicáis llegar al samadhi (estado de éxtasis eterno), las ilusiones de vuestro pasado-presente-futuro sencillamente frustran vuestras capacidades intelectuales de percibir el todo-tiempo. Así como vosotros estáis atrapados, en cierto sentido también lo estamos nosotros, pues en todo aprendizaje hay un espacio recíproco de conocimiento y experiencia, y vuestro confinamiento en la tercera dimensión limita nuestros medios de expresión y nuestra capacidad de establecer ese punto de encuentro.
Os pedimos que lo tengáis presente mientras intentamos proporcionaros las claves del enigma del tiempo.
Cuando hablamos de vidas «pasadas» o civilizaciones «antiguas», en realidad describimos, desde nuestra perspectiva, todo un panorama de experiencias simultáneas. No es distinto cuando hablamos del «futuro» —el futuro de vuestra Deidad Solar, de Gaia y de cada ser que compone a esas entidades—, pues reiteramos que lo que percibís como una sucesión de vidas cronológicas y sucesos fijos nosotros lo reconocemos como conciencia que, simplemente, se manifiesta en diferentes coordenadas del continuo espacio-tiempo.
Examinemos, en términos matemáticos simplistas, vuestros propios datos científicos con respecto a las ilusiones del tiempo en relación con la velocidad de la luz. Considerad que a la velocidad que viaja la luz (300.000 kilómetros por segundo), la luz de vuestro Sol requiere aproximadamente ocho minutos para llegar a la Tierra. Dudamos que cualquier astrofísico digno de crédito refutara este cálculo elemental pues es esa clase de información que vuestra comunidad científica califica de «hecho».
Sin embargo, donde podéis encontrar resistencia de parte de algunos de los científicos más convencionales es en la controvertida teoría que se deriva de esa información: que dados los ocho minutos de tiempo de viaje necesarios para que esa luz llegue a la Tierra, en esencia, siempre estáis viendo al Sol como era en el pasado; un Sol tal como existió aproximadamente ocho minutos antes del momento en que efectivamente lo observáis (ocho minutos después).
Os parecerá extraño. Es muy posible que nunca hayáis pensado en la idea de que vuestro Sol manifiesta la luz en la Tierra con demora de tiempo, puesto que os baña en el momento presente de vuestro día. Podría decirse que dais por sentada la certeza de la presencia del Sol, pues parece ser una constante en vuestra vida, y la luz os rodea durante muchas de las horas en que estáis despiertos.
Veis que el Sol sale cuando os levantáis y que se pone al anochecer, en las horas crepusculares de vuestros días, y todo esto, aparentemente, ocurre en tiempo real, un término engañoso y mal interpretado que describe, en definitiva, el tiempo simultáneo. Sin embargo, la luz que alumbra a Gaia os llega ocho minutos después del momento en que emana desde la superficie del Sol. ¿Podéis imaginar las posibilidades que ofrece un intervalo de tiempo de ocho minutos desde el momento en que la luz del Sol se irradia desde su masa hasta que llega a vuestro planeta?
Eso quiere decir que, en caso de una explosión de magnitud devastadora en la superficie del Sol, la gente en la Tierra no lo sabría sino hasta después de transcurridos ocho minutos.
Los mayas eran conscientes de los ocho minutos de demora del viaje de la luz del Sol hasta Gaia, pues su civilización era muy inteligente y disfrutaba de la interacción directa con seres multidimensionales, quienes les dieron el conocimiento del funcionamiento cósmico del universo, el cual hemos descrito brevemente en términos de la física cuántica. Ellos entendían las ilusiones del tiempo lineal, el proceso de la muerte y el renacimiento, y la existencia de universos paralelos.
Las calaveras de cristal fueron muy utilizadas por esa civilización, situadas en sus observatorios astronómicos, pirámides y otras localizaciones estratégicas. Los grandes videntes mayas, Guardianes de los Cristales, estaban físicamente sintonizados con las calaveras y, por lo tanto, podían interpretar la condición del Sol y de todos los demás cuerpos celestes en tiempo real, pues el pensamiento, por otra parte, viaja instantáneamente. En esencia, las calaveras no sólo proporcionaban acceso a la galaxia mientras ésta se desplegaba momento a momento, sino que también liberaban al observador del tiempo lineal, de modo que estos mismos videntes podían mirar el futuro y el pasado de toda la experiencia en la Tierra y en los cielos.
El propósito del cristal en las civilizaciones antiguas y, específicamente, el misterioso funcionamiento de las calaveras de cristal es algo que vuestros científicos y arqueólogos no han acertado a comprender hasta el momento; sus encuentros con estos artefactos mágicos han resultado ser muy improductivos y siempre lo serán, pues se trata de algunos de los más sagrados objetos existentes.
Sólo los Guardianes designados tienen pleno acceso a ellos, si bien en raras ocasiones psíquicos con talento han podido descifrar algunos de los códigos de ingreso y obtener información. Se está descubriendo más en estos días, a medida que los pueblos nativos salen de su hibernación: han aguardado a que llegue este momento para hacerse oír. El Consejo de los Guardianes de Gaia ya se ha unido, y se está colocando en puestos de liderazgo por el bien de los hijos de la Tierra; ellos reunirán las trece calaveras en la fase secundaria de la curvatura del tiempo.
Esto, asimismo, se predijo en las enseñanzas de los antiguos y se transmitió por medio de la tradición oral, la visión psíquica y la intuición, y a través del contacto directo con seres estelares en diversos momentos de nuestra aparición en vuestra Tierra.
Volviendo ahora a los marcos lineales de tiempo y a nuestro estudio de la velocidad de la luz, debería ser obvio (dado el cálculo simple de la velocidad de la luz) que mientras más lejana sea la distancia física de un cuerpo celeste, mayor será la cantidad de tiempo necesario para que su luz llegue hasta vosotros. Los astrofísicos os enseñan que son tantos los millones de kilómetros que separan a la Tierra de las estrellas más brillantes en vuestros cielos nocturnos, que se necesitan años para que su luz llegue hasta vosotros.
Pensad en esa simple afirmación por un momento; digeridla y haced plenamente consciente esta clave:
Tantos millones de kilómetros
separan a la Tierra
de las estrellas más brillantes
en vuestros cielos nocturnos,
que se necesitan años
para que su luz llegue hasta vosotros.
¿No os deja atónitos eso? Sin duda que cuando miráis la bóveda estrellada de vuestros cielos nocturnos, no tenéis en cuenta la posibilidad de que realmente estáis observando estrellas y cuerpos planetarios tal como existieron hace muchos años.
De modo que, a partir de esa hipótesis, es razonable pensar que cuando miráis a los cielos, estáis viendo muchas estrellas a millones de kilómetros de la Tierra que, a lo mejor, ya no existen en la realidad física. En el proceso de su evolución, posiblemente ya se han extinguido, han hecho explosión, o han pasado por sus propios cordones astrales en la transición de la muerte y el renacimiento.
Estamos sugiriendo que cuando vosotros miráis el firmamento es como si estuvieseis viendo a través de una máquina del tiempo. Lo que veis brillar en vuestros ojos y en los sofisticados telescopios de los astrónomos es la luz de estrellas, galaxias remotas, y el reflejo de cuerpos celestes tal como existieron hace cientos, miles, tal vez millones de años.
Así como vosotros miráis al pasado cada vez que vuestros ojos se encuentran con la luz de un cuerpo celeste en el espacio, igualmente lo hacen otros que contemplan las estrellas y que viven a cientos de años luz de la Tierra, y hay un sinnúmero de poblaciones de seres a lo largo del universo material que hacen otro tanto. Entonces, desde su perspectiva, ¿no estarían viendo vuestra realidad actual con un retraso de cientos de años?
Inventemos un planeta remoto al que llamaremos «Zargón», situado a tanta distancia de vuestro sistema solar que sus habitantes están mirando a la Tierra tal como era hace dos mil años, alrededor de la época en que el Cristo pasó a ocupar el centro del escenario en vuestro teatro evolutivo. Sin embargo, en vuestra realidad, aquí estáis vosotros, atravesando la era de la tecnología, a punto de sacar a todo el planeta completamente fuera de la tercera dimensión.
O bien podemos cambiar nuestro enfoque y proyectarnos al futuro, donde los zargonianos están observando a la Tierra contemporánea en 1999; entretanto, vuestro sistema solar entero ya ha pasado a su dimensión más elevada y Gaia ni siquiera existe en la realidad material.
Ahora, volviendo a nuestro primer ejemplo, imaginadlo todo desde nuestra perspectiva de seres multidimensionales que podemos observar conjuntamente a los zargonianos mientras miran a la Tierra en el tiempo cero del nacimiento del Cristo, y a la Tierra en los comienzos del siglo XXI; así tendréis una idea aún más clara de lo que queremos decir cuando nos referimos al «tiempo simultáneo». Intentamos mostraros cómo se distorsiona el tiempo en el universo material y, más aún, que el tiempo no es independiente del espacio.
Esto os queda claro sólo cuando os alejáis del punto de referencia tridimensional, y hacia allí os dirigís, amados, cuando nos referimos a vuestro paso por el agujero negro, por los cordones astrales del universo, hasta el próximo nivel de conciencia, a medida que todo un grupo de planetas, estrellas y seres celestes va en ascenso en conciencia.
Éste es el glorioso despliegue del Todo-lo-que-es, Que-siempre-ha-sido y Que-siempre-será, de lo cual toda la vida es un reflejo; un aspecto: desde una simple piedra en la orilla del río hasta la construcción mental más compleja y los grandes seres celestes de vuestro universo y aun más allá; no somos más que unidades conscientes del Uno. Experimentamos la pulsación de nuestras vibraciones mientras atraviesan el mar de la conciencia, a la vez que recibimos aquellas que pasan a través de nosotros: inhalando la vida, exhalando el amor, en un continuo sin tiempo, como las olas en los océanos.
Ésta es la maravilla de la existencia; es la Razón.
Al igual que Trydjya, muchos de vosotros estáis siendo convocados al peregrinaje, pues el proceso de vuestra preparación (el despertar de vuestros cuerpos de luz) requiere que os integréis a Gaia, el Ser vivo, en vista de que ella proporcionará una transición segura a aquellos de vosotros que hayáis entrado en la aceleración. Os habéis empezado a congregar en sus centros de chakras para asimilar las energías, y para ser activados y curados.
Tened cuidado con la miríada de los que «abren las puertas a las estrellas», esos que se autodeclaran guerreros del espíritu y que se están infiltrando en vuestros centros de luz y en vuestras redes de comunicaciones, quienes alegan que han venido al cuerpo físico en una misión: la activación de los sitios sin ayuda de nadie. No os dejéis engañar; no hay un solo individuo que resida actualmente en la tercera dimensión que tenga la capacidad de activar un sitio sagrado sin ayuda de nadie. Es vuestra conciencia colectiva la que, mediante la concentración de luz en esos sitios, revitaliza las energías allí presentes.
Los Guardianes de la Energía, quienes pueden dirigir mejor vuestras energías y facilitar vuestra alineación por medio de la ceremonia, la meditación y la oración, se encuentran entre los líderes espirituales indígenas.
El conocimiento de esos sitios les ha sido transmitido en secreto por los Sabios de generación en generación. Recién ahora, cuando finalmente ha llegado la hora del despertar, ellos han empezado a daros la bienvenida, pues ya no están velados en el silencio. Ellos, la voz de Gaia —una voz que atraviesa los océanos y las planicies desérticas—, hoy están emergiendo y os señalan vuestra dirección. De modo que en este momento estáis viajando a los lejanos rincones de la Tierra en búsqueda de los Guardianes.
Estáis entrando en resonancia con las zonas de poder de Gaia, recibiéndola; mediante el inviolable acto del abrazo magnético, finalmente estáis llegando a conocer a la Diosa en su totalidad.
En el intercambio de energía todo se mueve hacia arriba, todo se intensifica. Nos referimos a un proceso en curso que se tiene que experimentar, al cual os están encaminando vuestros guías espirituales y los seres más elevados quienes, al igual que nosotros, están trabajando con individuos como Trydjya para acelerar su proceso, a fin de que puedan cumplir con sus misiones y servir a la colectividad universal.
Hay otros que se están uniendo bajo la guía de dedicados chamanes y seres sensitivos, cuyo propósito consiste en atraer la conciencia hacia estos vórtices como parte de la iniciación planetaria e individual. Sin embargo, a no ser que se tomen de las manos de los Guardianes de la Tierra de esos centros sagrados, no serán capaces de develar los secretos contenidos allí, no importa cuan puras sean sus intenciones ni cuan sinceras sus promesas de experiencias místicas y despertares espirituales.
Sin importar cuál sea vuestra experiencia ni lo que traigáis al regresar a vuestro mundo de vuestras migraciones y viajes del alma, es importante recordar que estáis llevando vuestras vibraciones a los sitios sagrados de Gaia. Allí quedará codificada la música de vuestra alma, el wam, grabada en los éteres para siempre. También vuestros pensamientos y sus proyecciones se unen a las energías de estos poderosísimos centros del espíritu, y tenéis una responsabilidad ante quienes os han precedido y ante quienes vendrán después.
Si deseáis honrar a Gaia y a toda la vida en éste vuestro mundo, y en otros aún desconocidos, tenéis que purificar vuestras vibraciones; necesitáis deshaceros de todo sentimiento de separación y egocentrismo antes de que os congreguéis ante los altares. Entonces, en vuestro honor y humildad, conoceréis la expansión en vuestros corazones y el regocijo de estar integrados, todos unidos en la grandeza del Uno.
Los sitios de ceremonia y oración están vibrando con las energías de seres angélicos, de espíritus elementales, del consejo interplanetario, y de muchos iniciados, adeptos y maestros, y sentiréis el poder del alma grupal cuando os reunáis en el acto de veneración.
Podéis sentir que los espíritus de la luz se congregan y concentran la conciencia en estos sitios, y esto es parte de la atracción que ejercen en vosotros. A medida que ejecutáis vuestra danza en los puntos de convergencia, bajo la luz estelar de los días de la gran transformación, estáis tejiendo la Finísima Red, de regreso a la unión con la Madre.
Daos prisa, pues es mucho lo que tenéis que lograr desde ahora hasta el cierre del tiempo, y al tomar la iniciativa de ir a sus lugares de poder os comprometéis a reconocer conscientemente a Gaia, mientras os fundís con otros seres de luz quienes, al igual que vosotros, están regresando al origen, acelerando vuestro proceso a pasos agigantados.
Los nueve centros de la red primordial de energía de la Tierra son:
la meseta de Giza
el monte Kailas, en el Tíbet
la Triangulación de Inglaterra (Avebury-Glastonbury-Stonehenge), Gran Bretaña
los Andes del Perú
el monte Shasta, en California
el Valle de la Pirámide de Tenochtitlán, en México
Oahu, en Hawai
las ruedas de energía de los indios americanos en Nuevo México
Los sitios secúndanos incluyen:
Ayer's Rock, en Australia
Damasco, en Siria
ciertos puntos de vórtice en Siberia (aún por ser investigados)
el monte Sínaí, en Israel
la isla de Pascua
las ruedas de energía de los indios americanos en México, Guatemala y los Estados Unidos
Tenéis que viajar lejos, superar muchos obstáculos, mas ésa es la naturaleza de la iniciación, y la mayoría de vosotros, los que estáis despertando, ya habéis partido en vuestra travesía. Os ha llegado la hora y no hay vuelta atrás, así que id ya, y diseminad la luz.
Nuestro instrumento ha estado entre los brazos de la Gran Esfinge en las frías horas de luna llena en Giza, envuelta en los rayos violáceos del sueño de Gaia, y ha oído la música que llega por el portal multidimensional, el latido del corazón y el pulso de la Madre Tierra.
En su cuerpo de luz, ha cruzado el umbral de la estela de mármol y ha recuperado la memoria de otras encarnaciones en Egipto, mientras dejaba su huella en los éteres. A solas, ha entrado al Gran Octaedro de Giza en las horas previas al amanecer de su majestuosidad silenciosa, y se ha recostado en el carruaje de granito, pues desde allí la guiamos en su viaje extático a través del portal.
Con ayuda de otra mujer estrella, y desplazándose sobre manos y rodillas, Trydjya ha llegado hasta la profunda cámara subterránea para abordar las grandes naves de otros reinos, donde en tiempos antiguos ella reinó soberana: recuerdos de sus responsabilidades, su misión, sus dotes... Cada momento de exploración, de remembranza, ha contribuido a aumentar su receptividad y a afinar su mente para que sea capaz de descifrar estas transmisiones, a la vez que recupera los fragmentos y partes más relevantes de su antigua historia de encarnaciones en este y otros planos.
Sus viajes por las vastas tierras del Tíbet han servido para reactivar la memoria atlante del sonido grabado en la forma, de manera que pudiese recibir y descifrar la complejidad de nuestro mensaje, pues, para activar el canal, Trydjya tuvo que sentir la sabiduría en su corazón. En Birmania, la reunimos con su maestro anterior, Uarditt Sa, el Santo, quien estuvo junto a ella en el tiempo de su reencarnación como Tse Den, el muchacho lama del templo Kumbum, y en ese encuentro ella vivió una iniciación extremadamente poderosa con la apertura del tercer ojo.
En sus numerosos viajes por Oriente se le mostró la vía del camino medio, reavivando en su alma el conocimiento del sendero budista a la iluminación. Pero fue recién cuando visitó los círculos de las cosechas, primero en la Espiral Hiperdimensional del Templo de Stonehenge y posteriormente, en la Triangulación Fractal, cerca de Silbury Hill 1, que pudimos establecer un claro canal de enlace, pues entonces la comunicación fue instantánea y sin obstáculos.
1 La Espiral Hiperdimensional del Templo de Stonehenge se refiere al Conjunto Julia (véase ilustración), trazado al otro lado del camino de Stonehenge en julio de 1996. La Triangulación Fractal, cerca de Silbury Hill, se refiere a la Estrella de David fractal trazada en un campo a los pies de Silbury Hill en julio de 1997.
Allí, mientras se recostaba por primera vez en el jeroglífico de la cosecha, rodeada de la forma y morfología sagrada de Sirio, Trydjya se despejó para recibirnos: una conciencia colectiva, los Emisarios del Sumo Consejo.
El Conjunto Julia
Este magnífico círculo de las cosechas apareció junto a Stonehenge en julio de 1996
Aquellos de vosotros que aún no habéis explorado los jeroglíficos de las cosechas, en estos próximos años de la Tierra os sentiréis atraídos en gran número hacia los campos de Inglaterra.
Allí descubriréis las señales más significativas de la conciencia estelar que se está manifestando actualmente en vuestra dimensión. Esto es contacto, una respuesta al llamado de SETI 2 y a las rudimentarias imágenes que la NASA, vuestra principal organización espacial, ha estado enviando al cosmos durante años en búsqueda de una respuesta, de algún indicio de vida inteligente en el universo.
2 SETI [Search For Extraterrestrial Intelligence - Búsqueda de Inteligencia Extraterrestre] - proyecto de la NASA que consiste en el envío de patrones de sonido al espacio con la esperanza de recibir una respuesta inteligente.
¿Os dais claramente cuenta de que los comités «top secret» de vuestros líderes militares nunca han tenido la intención de compartir los saludos de vuestros hermanos y hermanas de la galaxia con la gente de vuestro mundo?
Reiteramos que el Poder pretende disuadiros, retener la información al servicio de sus propios intereses militares y económicos, y por ello os hacen sentir ridículos e inmaduros si os atrevéis a reconocer las verdades que están codificadas en los tallos de trigo aplanados.
Pues
¿Qué sucedería si vosotros, toda una multitud, de pronto tomarais conciencia de que unos seres inteligentes provenientes de otros mundos en vuestra galaxia han estado trabajando con vuestros gobiernos durante años?
¿O que en la Tierra hay energía libre al alcance de todos?
¿O que todo el arsenal de armas nucleares, que actualmente amenaza con aniquilar la vida en Gaia, podría ser desmantelado instantáneamente?
¿No caería inmediatamente la estructura de Poder?
¿No se vendría abajo Wall Street, cuando bajen los valores de sus actuales baluartes, los recursos que se están arrancando del corazón mismo de la Tierra?
¿No se terminaría la guerra —el producto de que os estimulen para que abriguéis sentimientos de separación y subdivisión entre religiones, países, razas y creencias antagonistas— con el conocimiento de que vosotros sois el pueblo de la Tierra, habitantes del Jardín del Edén, una de las muchas especies de seres inteligentes que pueblan el universo material?
En verdad, ¿no se alteraría por completo vuestro enfoque, mientras examináis el cosmos para encontraros con el linaje largamente esperado de vuestras familias ancestrales?
Si provocamos sentimientos de resistencia defensiva en vosotros, pensamientos de que el panorama es tan diabólico que ni siquiera vosotros lo creéis, entonces os pedimos que consideréis por qué motivo las masas de la humanidad han oído hablar sólo remotamente de los círculos de las cosechas. Por qué razón, a través de los medios de prensa, se ha hecho creer a la mayoría que dichos círculos son la loca fantasía de un par de viejos tontos que, en las oscuras noches de su tedio, no tenían nada mejor que hacer que caminar en círculos, arrastrando un tablón por las sembrados durante lo que debieron haber sido horas insoportablemente largas.
¿Pero por qué?
Aun si hubiese una remota posibilidad de que estos hombres simples pudieran haber sido verdaderamente los arquitectos de formas tan profundas, ¿qué posible motivación podrían haber tenido para justificar un esfuerzo tan arduo?
«Hacer reír al mundo», según se declaró, fue la motivación instigadora del fenómeno, una pequeña travesura graciosa. En cuanto a hipótesis, eso podría explicar unos pocos casos deformes de siembras aplanadas, pero sin duda carece de credibilidad cuando uno observa detenidamente la formidable simetría y diseño geométrico de los intrincados jeroglíficos.
Tampoco explica la abrumadora cantidad de formaciones que se han hecho en el curso de los años, pues desde hace muchos veranos hemos venido recreando nuestras obras de diseño y simbolismo galáctico en los campos, hemos traído hasta vosotros más complejidad de forma y hemos elevado las frecuencias de luz y sonido que contienen.
¿Dónde están los reportajes de prensa que abordan los temas de interés humano, los relatos de las increíbles experiencias transformadoras que mucha gente ha vivido cuando ha visto los círculos y ha entrado en ellos?
A menudo se ven helicópteros de la Real Fuerza Aérea sobre los jeroglíficos, y es muy común que los exploradores de los círculos vean al personal de la Fuerza Aérea filmando desde arriba, haciendo tomas de cerca de la actividad en los campos. Algunos de vosotros os dais cuenta de que en realidad espían a los visitantes de los círculos, acumulando información de quién está transmitiendo la información a la ciudadanía.
De hecho, Trydjya ha sido fotografiada, recostada en el vórtice del círculo central de la Espiral Hiperdimensional, mientras pasaba por el proceso de sintonización. Esa invasión de su libertad tiene mucha gracia, pues ellos cumplen con su trabajo, pero no saben qué es lo que están buscando.
Incontables testigos han dado su testimonio personal de la presencia de los helicópteros de la Fuerza Aérea sobre los jeroglíficos. No cabe duda de que los militares no estarían derrochando el dinero de los impuestos de los contribuyentes tan sólo para seguirle la pista a unos bromistas insignificantes, ¿no? Dada vuestra resistencia contra el régimen tributario injusto y obsesivo, tenemos que deducir que os rebelaríais en contra de un desperdicio tan inútil. ¿Cuál, entonces, suponéis que es su verdadero interés en el fenómeno de los círculos de las cosechas?
Miembros dignos de crédito de vuestras comunidades espirituales y científicas han identificado en la compleja composición de las ecuaciones de los jeroglíficos la presencia de geometría multidimensional, matemáticas fractales, y formas y vibraciones bio-geométricas. Aun así, observamos con curiosidad que la población en masa está dispuesta a aceptar la explicación que da la clase dirigente de lo que, tal vez, sea la manifestación más tangible de comunicación interdimensional hoy en día en vuestro planeta: en primer lugar, que dos ancianos bromistas en búsqueda de diversión posean semejante riqueza de información; en segundo lugar, que pudieran tener la capacidad de expresar dicha sabiduría en formas tan perfectas como aquellas que ahora estáis presenciando en la campiña de Inglaterra.
La clase dirigente quiere que ignoréis los mensajes colocados en las cosechas, negando que sus configuraciones complejas y significativas sean representaciones reales de vida inteligente en otros reinos, y os priva de vuestro lugar en el esquema cósmico de las cosas. Por esto, para vuestra propia edificación, sería sabio que experimentéis los círculos de las cosechas en persona, pues si estamos imprimiendo símbolos de Sirio en vuestro campo de visión tridimensional es para comunicarnos con vosotros, para estimular vuestra respuesta.
Os traemos una prueba, un mensaje tangible, algo que podéis creer que es real. Nuestro deseo es sacudir a la población para que salga de su trance narcotizado, de su sedación; es ayudar a quienes son inconscientes a que se hagan conscientes de todo lo que los rodea. No obstante, primero tendréis que abrir los ojos a lo que es visible en vuestra realidad antes de que podáis ver lo que flota a vuestro alrededor en los éteres.
Para aquellos que están fuera del ámbito de vuestra experiencia, es muy revelador que la indiscutible claridad de los jeroglíficos, sus orígenes extradimensionales, hayan hecho impacto sólo en un grupo muy limitado de individuos. Esto refleja exactamente hasta dónde llega la ceguera de las masas en su percepción de lo que las rodea. Anestesiadas, se hipnotizan frente a sus máquinas holográficas atiborrando sus cuerpos con la droga de la indiferencia y, desde sus sillones de inercia y adicción, os condenan por vuestra brillantez y percepción, por vuestro atrevimiento de cuestionar a la autoridad o de dudar de lo convencional.
Pronto se enfrentarán a la consecuencia kármica de esa indiferencia, pues, a no ser que se abran al cambio, no habrán desarrollado la conciencia para integrarse a las energías más elevadas y al cambio de tiempo. Muchos optarán por marcharse, por reencarnarse en otros mundos donde puedan continuar con su proceso evolutivo a un paso mucho más lento, y así debe ser.
Aquellos de vosotros que os quedéis, sin embargo, tenéis que despertar de vuestro sueño, para que podáis aunar vuestros esfuerzos a fin de hacer que Gaia recupere el equilibrio antes de la fase final de su transición.
La ley universal requiere que todos los seres sensitivos honren el libre albedrío de todos los demás seres vivos y, por consiguiente, ha sido diseñada como un modelo de no intervencionismo, es decir, la orientación ha de darse libremente a quien la busca y no ha de imponerse jamás en aquellos que no la solicitan. Hacerlo sería interferir en su karma e iría en contra del proceso natural.
Sin embargo, como raza, vosotros tenéis una obligación ante Gaia, sus hijos y aquellas formas de vida que no pueden comunicarse, que no pueden pedir ayuda. Por lo tanto, tenemos la libertad de advertiros de los peligros que enfrentáis como seres en un planeta que está experimentando la intensificación de la brutalidad y la rapiña de seres que todavía no han despertado y que, sencillamente, no pueden percatarse de lo que le espera al planeta Tierra y a toda la humanidad.
Las señales están en todo vuestro entorno; son cada vez más alarmantes y están manifestándose en todos los rincones del globo. Los vientos han empezado a soplar. Y así como solamente un puñado muy selecto de vosotros está dispuesto a reconocer la sabiduría cósmica en los campos de Inglaterra, de igual forma sólo una pequeña minoría de la población global capta las señales que una Tierra moribunda está enviando a sus guardianes en su lucha por sobrevivir a la despiadada mano del hombre.
Observamos que de ese reducido aunque creciente número de vosotros que habéis experimentado los círculos de las cosechas, los que son hipersensitivos sólo necesitan aproximarse a sus perímetros para sentir las corrientes que circulan por los jeroglíficos y pasan a sus cuerpos; los clarividentes, realmente, pueden ver las formas de energía y los seres de luz presentes allí; los clariaudientes, como Trydjya, se han recostado sobre los jeroglíficos, han sintonizado su wam con las frecuencias alteradas y han establecido la conexión galáctica a través de canales abiertos para recibir la transmisión directa del Consejo de Sirio.
Los demás, simplemente, estáis fascinados por la belleza y complejidad de su forma, y muchas son las profundas revelaciones de aquellos de vosotros que habéis sido «llamados». Sea cual sea vuestra respuesta personal frente a un jeroglífico de las cosechas, podéis tener la certeza de que entrar en el círculo os pone en nuestros campos de resonancia, pues vuestro ADN se altera y vuestra vibración sube, facilitando con ello la expansión de vuestros campos de energía.
A pesar de los esfuerzos de la clase dominante para distraeros y alejaros de las formaciones, un número cada vez mayor de vosotros se sentirá atraído por los campos para poder constatar y experimentar en persona esa incuestionable demostración de conocimiento superior, el cual seguimos imprimiendo en la tierra de Gaia.
Cada jeroglífico contiene los datos, códigos e información de las Claves de Sirio de la Ascensión Universal, pues estas son nuestras obras —nuestro medio preferido del sonido aplicado a la forma y al simbolismo sagrado—, la manifestación de la luz de la conciencia.
Somos muy conscientes de vuestro ardiente deseo de saber exactamente cómo se forman los círculos de las cosechas, y estamos encantados con vuestras numerosas teorías, vuestras profundas intuiciones e investigaciones científicas. Es una experiencia conmovedora observar a la humanidad mientras expande y proyecta su mente. Nos deleitamos a medida que, como niños maravillosos, abrís vuestros corazones a vuestra familia galáctica.
Cuando os recostáis silenciosamente en los campos de trigo, nutridos con las energías cósmicas que fluyen por vuestro ser, sintiendo el amor y la maravilla de estar en el hogar, saboreamos vuestra reverencia y asombro. La conexión nos inunda de regocijo y celebración. Quienes ya habéis entrado, sabéis, pues vuestro Espíritu ha sido inexorablemente alterado a partir de ese momento, y estáis radiantes de emoción por vuestra experiencia, la sensación de estar donde pertenecéis: la Reunión.
Vosotros, los que estáis despertando, podéis sentir lo que se avecina. Estáis palpitando al compás de la danza galáctica, y nos conectamos con vuestro ritmo, así como vosotros palpitáis al compás del nuestro. Es intercambio, recuerdo y expectativa. Es la canción del corazón: la Música de las Esferas.
La explicación técnica de cómo se imprimen los jeroglíficos en las cosechas ya la conocéis: está enterrada en vuestra profunda conciencia de raza. Nosotros nos limitamos a utilizar esa sabiduría olvidada de Gaia, la cual os hemos descrito en una lección anterior, cuando hablábamos de transmitir las frecuencias de sonido a través de las formas geométricas sagradas.
Al igual que los sacerdotes tibetanos, aplicamos el sonido a los símbolos sagrados para materializar la conciencia. El proceso involucra activar las redes de energía de esas zonas seleccionadas del paisaje, sintetizar el sensitivo campo magnético de la Tierra, sintonizarnos con el wam de Gaia y concentrar la conciencia de aquellos seres terrestres altamente conscientes que están predispuestos a recibir nuestras frecuencias. Esto es lo único que se requiere para que podamos imprimir la conciencia hexadimensional en vuestra realidad material.
Parece mucho más complejo decirlo que hacerlo. Os pedimos que no permitáis que las palabras os abrumen, pues el papel del lenguaje es comunicar la experiencia, y éste es un descubrimiento propio que aún tenéis que experimentar.
Este procedimiento no difiere mucho de proyectar naves en vuelo en vuestro campo visual y, sin duda, cientos de miles de individuos han presenciado el fenómeno de los ovnis en los cielos. Podemos confirmar que los seres conscientes que transitan el universo material requerirían naves espaciales físicas, y éstas sí existen, en tanto que los seres de las dimensiones más elevadas trascienden lo físico.
Pero nosotros, en verdad, os proyectamos imágenes de discos y naves madre porque eso es lo que esperáis de la inteligencia extraterrestre, mientras aún os halláis confinados en vuestro mundo tridimensional. Por consiguiente, si lo que queréis son naves espaciales, nosotros podemos crearlas para vosotros, y lo hacemos, en forma de imágenes holográficas que parecen ser del reino material, pero no lo son.
No necesitamos naves para viajar a otros mundos, ni tampoco las requerís vosotros. Hemos hablado de los antiguos egipcios y los lamas tibetanos, y de la forma en que viajaban en el cuerpo a otras dimensiones y otras realidades. Sin embargo, no sugerimos que tratéis de restablecer su metodología en este momento de vuestro desarrollo, pues simplemente no es necesario. Os lo hemos expresado de muchas maneras: el conocimiento está en vuestro interior y siempre ha estado codificado allí, en vuestro ADN, esperando que lo recuperéis mediante la activación de las claves.
Tenéis inmensas minas de conocimiento que traer a vuestra conciencia en este momento, de modo que nos agrada ver que estáis superando vuestra fascinación por los ovnis —yendo más allá de eso—, pues os distrae de vuestra visión global de las cosas. El Gobierno Secreto ha estado trabajando con científicos extraterrestres, durante más de cuarenta años, para producir algunas de las naves espaciales más rudimentarias que surcan el espacio, y gran parte de lo que observáis en vuestros cielos es simplemente el producto del avance de su ingeniería.
La tecnología de discos giratorios, como hemos mencionado anteriormente, consiste en alterar los niveles de la fuerza gravitatoria y liberar a la materia de la atracción de la gravedad. Este conocimiento es fundamental para el viaje sin restricciones a través del universo material, una tecnología necesaria para emprender de lleno la penetración en las profundidades del espacio. No obstante, gran parte de la humanidad, hoy, está moviéndose más allá de los planos materiales y centrando su atención en nuevas posibilidades y horizontes distantes.
Mientras vuestras agencias militares encubiertas se regodean con la adquisición de «tecnología secreta», ésta es de conocimiento común para la vida inteligente de la galaxia, pues hay un extenso comercio e intercambio cultural en todo el cosmos, y el viaje interplanetario beneficia a todas las civilizaciones pacíficas.
La ironía de todo esto —su codicia de conocimiento y el secreto que rodea su experimentación con los discos giratorios— es que cuando ellos decidan admitir abiertamente los recursos con los que cuentan ante la gente de la Tierra, vuestro planeta se encontrará en un estado tan alterado de conciencia que, como raza, habréis llegado demasiado lejos como para que os importe.
Mis mas sinceros agradecimientos a Lucía Montaño por la búsqueda de este material y por colocarle los audios
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