Pregunta: ¿Qué es la Iluminación ? Echart Tolle
http://preparemonosparaelcambio.blogspot.com/2012/01/pregunta-que-es-la-iluminacion.html
de: (Maia-María)
Ayer me preguntaba un amigo en una conversación:
"Maia.....¿qué es la iluminación?". ¡¡¡Buffff menuda preguntita!!!.
¿Así de imprevisto?. Bueno haremos un esfuercillo de reflexión....
Respuesta a mi amigo: De una manera simple le dije: La
iluminación es un estado del Ser. Es el encuentro con tu Yo crístico, tu
conexión con la esencia divina. Es el estado que te permite estar en paz,
armonía y amor infinito. El silencio te embarga, aún habiendo tremendo ruido en
el exterior. Tienes plena consciencia de quien realmente eres respecto a todo.
En la historia han habido muchos seres iluminados.......
Reflexión: Aunque intuyo en el punto en que me encuentro en
este despertar (queda un gran camino por hacer). Creo, que una vez que
despiertas o te das cuenta de lo profundamente dormida que te hallabas, ya no
hay marcha atrás. Una energía arrolladora, te empuja a saber y querer más,
impidiéndote retroceder. Me encuentro entusiasmada por estar. Observo a los
seres que me rodean y veo que hay muchos que tienen muy trabajado y andado el
camino. Otros sin decir nada van andando sin esperar, ni preguntar, pegándose
talegazos cada dos por tres, pero con la cabeza erguida. Otros se informan como
si cogieran un mapa de una ciudad, queriendo conocer cada obstáculo que se
puedan encontrar, para sortearlo con anticipación. Otros oran, otros laboran,
otros se dejan guiar, y así nos encontramos con que el ser humano despierta a
golpe de reencarnación. Lo bueno en este momento que vivimos, es que se dan
todas las facilidades para que esto no sea tan duro. La vibración nos llega con
más facilidad para realizar el camino, la luz que nos ilumina es más clara y
poderosa, con menos interferencias.
Pero una cosa tengo clara, ...cuando dices... "se acabó
el sufrimiento". Entonces es cuando empieza la magia a funcionar.
Y bueno me hizo pensar este buen amigo, que estaría bien una
entrada dedicada a la iluminación...Sencillita, como todo lo que publico. Pero
que me encantó cuando la leí.
Un abrazo fraterno de luz a todos los que leen esto. "Y
para los que buscan.....que encuentren". Ese es mi deseo. Yo busco ¿y tú?
María
Pregunta: ¿Qué es la Iluminación ?
Echart Tolle: Un mendigo había estado sentado a la orilla de
un camino durante más de 30 años. Un día pasó por allí un extraño. “¿Tienes
algunas monedas?”, murmuró el mendigo, estirando mecánicamente el brazo con su
vieja gorra. “No tengo nada que darte”, respondió el extraño. Y luego preguntó,
“¿Qué es eso sobre lo que estás sentado?”. “Nada”, replicó el mendigo, “sólo
una caja vieja. He estado sentado sobre ella desde que tengo memoria”. “¿Alguna
vez has mirado en su interior?”, preguntó el extraño. “No”, respondió el
mendigo, “¿Para qué? No hay nada adentro”. “Echa una ojeada”, insistió el
extraño. El mendigo logró entreabrir la tapa. Para su asombro, incredulidad y
euforia, descubrió que la caja estaba llena de oro.
Yo soy ese extraño que no tiene nada para darte y que te dice
que mires en tu interior. No dentro de alguna caja como en la parábola sino en
un lugar aún más cercano: dentro de ti mismo.
“Pero no soy un mendigo”, te puedo oír decir.
Aquellos que no han descubierto su verdadera riqueza la
brillante joya del Ser y la profunda e inalterable paz que se encuentra en ese
lugar, son mendigos, aún cuando tengan gran riqueza material. Buscan
externamente desechos de placer o plenitud para la validación, la seguridad o
el amor, mientras en su interior tienen un tesoro que no sólo incluye todas
esas cosas, sino que es infinitamente más grande que cualquier cosa que el
mundo pueda ofrecer.
La palabra “iluminación” evoca la idea de algún logro sobrehumano,
y al ego le gusta verlo así; sin embargo, se trata simplemente de tu estado
natural sentido de unión con el Ser. Es un estado de conexión con algo
inconmensurable e indestructible, algo que, casi paradójicamente, eres tú en
esencia y que, sin embargo, es mucho más grande que tú. Es el encuentro de tu
verdadera naturaleza, más allá de nombres y formas. La incapacidad de encontrar
esta conexión da origen a la ilusión de separación de ti mismo y del mundo que
te rodea. Te percibes entonces a ti mismo, consciente o inconscientemente, como
un fragmento aislado. Surge el temor, y el conflicto interno y externo se
vuelve habitual.
Me gusta la sencilla manera en que el Buda define el estado
de iluminación: “el fin del sufrimiento”. ¿Hay acaso algo sobrehumano en esto?
Por supuesto, como definición es incompleta. Sólo te dice lo que la iluminación
no es: no es sufrimiento. Pero, ¿qué es lo que queda cuando ya no hay
sufrimiento? El Buda guarda silencio al respecto, y su silencio implica que
tendrás que descubrir eso por ti mismo. Utiliza una definición negativa, de
modo que la mente no pueda transformarlo en algo en qué creer o en algún logro
sobrehumano, en una meta que te sea imposible alcanzar. A pesar de esta
precaución, la mayoría de los budistas sigue creyendo que la iluminación es
para el Buda no para ellos al menos por esta vida.
Pregunta: Utilizaste la palabra “Ser”. ¿Puedes explicar a
qué te refieres con eso?
Eckhart Tolle: El Ser es la Vida Única eterna y omnipresente que se encuentra
más allá de las innumerables formas de vida que se hallan sujetas al nacimiento
y a la muerte. Sin embargo, el Ser no sólo se halla más allá sino en la
profundidad de cada forma, como su esencia más interna, invisible e
indestructible. Esto significa que eso está a tu alcance ahora, como tu
naturaleza más verdadera, tu yo más profundo. Pero no intentes comprenderla con
la mente. No trates de comprenderla. Sólo puedes conocerla cuando la mente está
quieta. Cuando estás presente, cuando tu atención se halla en forma total e
intensa en el Ahora, podrás sentir al Ser, pero nunca podrá ser comprendido con
la mente. Tomar nuevamente consciencia del Ser y vivir en ese estado de
“consciencia sentida“es la iluminación.
Pregunta: Cuando dices Ser, ¿estás hablando de Dios? Y si lo
estás, ¿por qué no usas esa palabra?
Eckhart Tolle: La palabra “Dios” ha perdido completamente su
significado, a través de miles de años de mal uso. La utilizo a veces, muy
escasamente. Por “mal uso”, me refiero a que personas que nunca han tenido
siquiera un atisbo del ámbito de lo sagrado, de la infinita inmensidad
existente detrás de esa palabra, la utilizan con gran convicción, como si
supieran de lo que hablan. O bien, argumentan en su contra, como si supieran
qué es lo que están negando. Este mal uso origina creencias, afirmaciones e
ilusiones egóticas absurdas, como “Mi Dios o nuestro Dios es el único dios
verdadero, y el tuyo es falso”, o la famosa frase de Nietzche: “Dios ha
muerto”.
La palabra Dios se ha transformado en un concepto cerrado.
Apenas la palabra es pronunciada, se forma una imagen mental quizás ya no de un
anciano de barba blanca, pero sigue siendo una representación mental de alguien
o algo fuera de ti; y, sí, casi inevitablemente un algo o alguien masculino.
Ni “Dios” ni el “Ser” ni ninguna otra palabra pueden definir
o explicar la inefable realidad que se halla detrás de la palabra, de modo que
la única pregunta importante es si la palabra es una ayuda o un obstáculo en
cuanto a permitirte experimentar Aquello a lo cual apunta. ¿Apunta acaso más
allá de sí misma, hacia esa realidad trascendente, o se presta muy fácilmente a
transformarse en nada más que una idea, una creencia en tu cabeza, un ídolo
mental?
La palabra “Ser” no explica nada, pero tampoco la palabra
“Dios”. “Ser”, sin embargo, tiene la ventaja de ser un concepto abierto: no
reduce el infinito invisible a una entidad finita. Es imposible formarse una
imagen mental de él. Nadie puede adjudicarse la posesión exclusiva del Ser. Es
tu esencia misma, y te es accesible de inmediato como la sensación de tu propia
presencia, la sensación de “Yo soy” previa a “Yo soy esto o lo otro”. Así que
sólo hay un pequeño paso entre la palabra “Ser” y experimentar el Ser.
Pregunta: ¿Cuál es el mayor obstáculo para experimentar esta
realidad?
Eckhart Tolle: La identificación con tu mente, lo que hace
que el pensamiento se vuelva compulsivo. No poder dejar de pensar es una
espantosa calamidad, pero no nos damos cuenta de esto porque casi todo el mundo
la sufre, así que es considerada “normal”. Este ruido mental incesante te
impide hallar ese dominio de quietud interna que es inseparable del Ser. Esto
también crea un falso “yo” fabricado por la mente, que extiende una sombra de
temor y sufrimiento. Examinaremos todo eso en más detalle más adelante.
El filósofo Descartes creyó haber encontrado la verdad más
fundamental cuando formuló su famosa frase: “Pienso, luego existo”. De hecho,
expresó con eso el error más fundamental: igualar el pensar con el Ser y la
identidad con el pensar. El pensador compulsivo y casi todo el mundo lo es vive
en un estado de aparente separación, en un insanamente complejo mundo de
problemas y conflictos continuos, un mundo que refleja la creciente
fragmentación de la mente. La iluminación es un estado de “completitud”, de “ser
uno”, y por tanto se está en paz. Se es uno con la vida en su aspecto
manifiesto el mundo así como con tu yo más profundo y la vida no manifiesta uno
con el Ser. La iluminación no es sólo el fin del sufrimiento y del continuo
conflicto interno y externo, sino también el fin de la horrible esclavitud del
pensar incesante. ¡Qué increíble liberación es!
Identificarte con tu mente genera una cortina opaca de
conceptos, etiquetas, imágenes, palabras, juicios y definiciones que impiden
toda relación verdadera. La cortina se interpone entre tú y tú mismo, entre tú
y los demás hombres y mujeres, entre tú y la naturaleza, entre tú y Dios. Es
esta cortina de pensamiento la que crea la ilusión de la separación, la ilusión
de que hay un tú y un “otro” enteramente separado. Olvidas entonces la realidad
esencial de que, debajo del nivel de las apariencias físicas y las formas
separadas, eres uno con todo lo que existe. Con “olvidas”, me refiero a que ya
no logras sentir esta unión como una realidad evidente por sí misma. Puedes
creer que es así, pero ya no sabes si lo es o no. Una creencia puede ser
tranquilizadora. Sólo es liberadora, sin embargo, a través de tu propia
experiencia.
Pensar se ha vuelto una enfermedad. La enfermedad se
presenta cuando las cosas se desequilibran. Por ejemplo, no hay nada malo con
que las células se dividan y multipliquen en el cuerpo, pero cuando este
proceso prosigue en forma independiente del organismo completo, las células
proliferan y tendremos una enfermedad.
La mente es un instrumento soberbio si la usamos
correctamente. Si se le usa en forma incorrecta, sin embargo, se vuelve muy
destructiva. Para ser más preciso, no se trata tanto de que uses tu mente del
modo incorrecto en general no la usas para nada. Ella te usa. Ésa es la enfermedad.
Crees que eres tu mente. Ese es el delirio. El instrumento se ha apropiado de
ti.
Pregunta: No estoy enteramente de acuerdo. Es cierto que
pienso mucho sin sentido alguno como la mayoría de las personas, pero aún puedo
utilizar mi mente para lograr cosas, y hago eso todo el tiempo.
Eckhart Tolle: Sólo porque puedes resolver un acertijo de
palabras o construir una bomba atómica, no significa que puedes utilizar tu
mente. Tal como a los perros les encanta morder huesos, a la mente le encanta
hincarle sus dientes a los problemas. Es por eso que resuelve acertijos y
construye bombas atómicas. A ti no te interesan esas cosas. Permíteme
preguntarte esto: ¿puedes liberarte de tu mente cada vez que quieres? ¿Has
hallado el botón que detiene todo el mecanismo?
Pregunta: ¿Te refieres a dejar de pensar? No, no puedo
hacerlo, excepto quizás por unos instantes.
Eckhart Tolle: Entonces la mente te utiliza a ti.
Inconscientemente, te has identificado con ella, de modo que ni siquiera te das
cuenta de que eres su esclavo. Es casi como si fueses poseído sin darte cuenta:
crees que la entidad que se posesionó de ti eres tú mismo. La libertad se
inicia dándote cuenta de que no eres esa entidad que se posesionó de ti el
pensador Saber esto te permite observar a la entidad. Apenas comienzas a
observar al pensador, comienza a activarse un nivel más alto de consciencia.
Comienzas entonces a darte cuenta de que hay un enorme ámbito de inteligencia
más allá del pensamiento, y que ese pensamiento es sólo un diminuto aspecto de esa
inteligencia. También te das cuenta de que todas las cosas que realmente
importan la belleza, el amor, la creatividad, la alegría, la paz interior
tienen su origen más allá de la mente. Comienzas a despertar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario