La abuela
Margarita, de origen chichimeco y maya, trae la visión de los pueblos de
América
Javier Ruiz
www.laverdaddecanarias.com
En las culturas ancestrales de América, que
tradicionalmente no utilizaban la escritura, los ancianos siempre fueron los
recipientes donde se guardaron los conocimientos. De hecho, para los incas,
tayta quiere decir padre o anciano, pero también maestro. Muchos de los indios
amazónicos consideran aún hoy a las abuelas como las responsables de transmitir
a los niños los conocimientos de su pueblo a través de sus canciones. Esa es la
labor que lleva a cabo la abuela Margarita, heredera de las tradiciones del
pueblo chichimeca, civilización anterior a los aztecas que habita en el norte
de México, y del maya. Margarita visitó Tenerife para llevar a cabo un
temascal, baño de vapor tradicional. “Temascal viene de temascali, cali, casa y
temas es caliente. Es como entrar al útero de la tierra y sirve para sacar todo
lo que nos estorba de nuestro cuerpo”, explica. Con sus ritos, sus canciones y
sus costumbres, Margarita abre la puerta a otro modo de ver la vida y el ser
humano.
MARGARITA.- “El
mar es el mismo mar Atlántico que baña mi país, es un solo mar y es inmenso.
Los árboles, las piedras, las montañas, el mar y los hombres somos una unidad.
Al llegar aquí veo que, aunque muchos no sean los mismos que en México, aquí
como allí, los unos no están enfrentados con los otros”.
L.V.- Usted
practica las enseñanzas y conocimientos que le legaron sus antepasados, los
chichimecas, ¿puede el hombre del mundo aprovechar ese conocimiento?
M.- “El mundo
ahorita es tecnológico. La
Madre Tierra está llena de tecnología y de industria pero hay
muchas industrias que dañan a la Madre Tierra y la dañan muchísimo. Un día nuestro
amor a la Tierra
nos volverá a unir y las abandonaremos, desaparecerán. Entonces la tecnología
nos servirá para medir la distancia entre nuestras capacidades de
clarividencia, intuición, poder de ubicuidad, clariaudiencia y las de las
computadoras y veremos que hay muy poquita distancia. Ese día comenzaremos a
usar de nuevo lo que tenemos dentro”.
L.V.- ¿El ser
humano tiene sus propias computadoras interiores?
M.- “Sí. Mi papá
se fue a los Estados Unidos atrabajar cuando yo era chica. Era ilegal. No
tenían plata para telefonear ni nosotros teléfono desde el que escucharle y eso
le hacía sufrir mucho. Sufrían todos. Con él había un señor de Guajaca también
ilegal que, cada sábado, ayudaba a los demás a ir a ver a sus esposas. Nomás no
les podían hablar, pero podían verlas, tocarlas y sentirlas. Era un ser humano
con facultades que podía hacer funcionar las facultades de los otros”.
L.V.- Para su
pueblo, los ancianos como usted atesoran, guardan y protegen todos los
conocimientos de una cultura ancestral, ¿cuál es el legado que nos llega hasta
hoy?
M.- “Nuestros
pueblos, nuestro continente, eran una sola humanidad y una cultura. Durante los
últimos 5 siglos nuestras culturas han pasado de labio a oído para poder ser
rescatadas. Muchos de nuestros ritos como el temascal, la Danza del Sol, la Danza de la Tierra , la de la Noche se guardaron por todo
este tiempo y se escondieron en los sitios más inhóspitos. Se buscaban los
lugares más escondiditos para seguir celebrándolos y así conservarlos. Ahora,
es el tiempo de poder irse abriendo a la humanidad y por ello nuestros
conocimientos se están abriendo a todos cada vez más. De nuestros antepasados,
de labio a oído, nos llegó un mensaje que dice: `Que los hombres cuiden a las
mujeres, que los padres y las madres cuiden a sus hijos, sus hijas, a los
niños, a los jóvenes. A los abuelos y abuelas que cuiden de que no se pierda el
conocimiento. Pásenlo de labio a oído pero cuiden de que no se pierda. Porque
vendrá un día en que el conocimiento se impartirá en círculos abiertos´. Ahora
nuestro conocimiento se comparte ya de forma amplia, incluso hay libros que lo
recogen. El que haya más o menos tatas y nanas (ancianos y ancianas-maestros y
maestras) y que los compartan se debe en el primer caso a que a que el
sincretismo ha mezclado las prácticas católicas con las nuestras y han ido
desapareciendo las nuestras y sus maestros, y en el segundo, a que la
tecnología llega a todos los lugares. Muchos de nuestro abuelos y abuelas
también están en asilos y hospitales. Creo que al perder el poder de compartir
sus conocimientos han entrado en una etapa de demasiados sentimientos
interiores -los propios y los de las creencias diferentes- y se han enfermado”.
L.V.- Entonces,
¿usted coincide con los Encuentros de Ancianos que celebran los diferentes
pueblos indígenas de América desde hace años y en los que se anuncia que en el
décimo pachacutec (actualidad), Viracocha retornará a los Andes, Qetzatcoalt a
México, la Mamá Grande
a Colombia y la cultura ancestral de América y sus conocimientos volverán a
salir a la luz después de 7 generaciones de oscuridad y de permanecer ocultos?
M.- “Hay un poema
de mi pueblo muy hermoso que habla de Qetzalcoalt y que me gustaría compartir.
Dice: Del rojo corazón de Qetzalcoalt brotó la flor de oro y la semilla. El
dulce trino y la luz de la estrella en la frente de un pueblo. Nace el Sol,
humanidad, flor y pájaro en el centro vital del pensamiento. Está en el viento,
es ala, es nube, agua que encarna en el maíz. Qetzalcoatl mágico y cósmico es.
Es joya, piedra preciosa que tiene inmersos la luz y los colores, destellos del
río de oro que lleva incrustadas el habla, el canto, la voz de la flauta y la
pirámide del conocimiento. Es el trueno que hace vibrar los metales de su voz
en la garganta de la humanidad y en la de los pájaros. Crece como árbol florido
en la boca humana y en el pico de las aves. Es el vino del amor, delicia del
calor de la mujer, tesoro y quietud del guerrero, útero donde nace la vida.
Qetzalcoalt mágico y cósmico es. Muchas veces pensamos en Qetzalcoalt con forma
humana pero yo creo que su regreso anuncia un cambio para la humanidad. Que en
México se llame Qetzalcoalt, en los Andes Viracocha y en otros lugares de otra
forma, eso da igual. Es el anuncio del mismo cambio y yo tengo mucho gusto de
que pueda suceder. Por otra parte se puede ver algunos de los cambios que ya se
están produciendo y que confirman que esto va a suceder”.
L.V.- ¿De qué se
compone el hombre?
M.- “Hay un canto
que me encanta y que dice: Tierra mi cuerpo, agua mi sangre, aire mi aliento y
fuego mi espíritu. Tierra mi cuerpo, agua mi sangre, aire mi aliento y fuego mi
espíritu. Nosotros nos componemos de cuerpo y espíritu. También estamos compuestos
por aire. El aire circula por todo nuestro cuerpo cuando entra y sale. Todo
nuestro cuerpo es recorrido por una corriente de aire continua. Lo curioso es
que también somos en un 80% agua y menos del 20% tierra. Nosotros decimos que
el aire es nuestra manera de pensar y nuestra manera de pensar es como el aire,
que el agua son nuestros sentimientos y la tierra es la parte maciza de nuestro
cuerpo. Por lo tanto, hemos de cuidar nuestra manera de pensar para no enfermar
el agua que está dentro de nosotros y que no se nos pudra y eche a perder
nuestra parte física que es la
Tierra ”.
L.V.- Para el
pueblo chichimeca del que usted procede y otros pueblos originarios del actual
México la muerte tiene una significación muy especial…
M.- “Donde yo vivo
se murió hace poquito una vecina de un ranchito cercano, doña Chayo. Pensaba
llevarme mi tabaco para agradecer que nos hubiéramos conocido. Hacía quesos y
muchas veces le compraba y los compartíamos. Era una abuelita de más de 90 años
y habíamos tenido una relación muy bonita. Cuando iba a salir de mi casa la
sentí. Me tocó y me dijo que me llevara la sonaja y el tambor. Yo le dije:
`Doña Chayo, su gente piensa de otra manera y no voy a llevarlos´.
`Llévatelos´, me ordenó. `Tienes que hacer lo que debes de hacer´. Agarré un
rebozo para llevar el tambor y la sonaja escondiditos. Cuando llegué, pedí a la
familia permiso para tocar mi sonaja y mi tambor y me contestaron que lo
hiciera. Solemos pensar que la muerte es una separación muy drástica y total
pero les hablé que cuando dejamos el cuerpo nuestros sentidos se despiertan,
están más vivos. Yo por ejemplo no puedo saber a simple vista cuántos limones
tiene ese limonero pero si yo le pregunto a alguien que se murió y que me
responde, éste es capaz de decírmelo y no se equivoca en uno. Ni el más
escondido se deja de contar. La visión es mucho más amplia, el poder. La muerte
es sólo un pequeño cambio. Yo le canté a doña Chayo delante de su gente y todos
cantaron conmigo, con el tambor y la sonaja: La muerte no es muerte, es tan
sólo un cambio y con la creación doña Chayo está gozando, y con el creador doña
Chayo está gozando. Creo que gastamos más energía en enfermarnos y en morirnos
que en estar sanos y, después de estar sanos, elevarnos cuando sentimos que ya
es suficiente nuestra vida en esta tierra. Ya hay autores de libros que lo
cuentan”.
L.V.- Y, ¿qué
permanece?, ¿el espíritu?
M.- “El Gran
Espíritu es un misterio. Nosotros pensamos que está lejos cuando realmente está
dentro de todos. Cuando uno deja el cuerpo abre también esa posibilidad
matemática de verse a uno mismo. Es algo muy amplio, otra visión de las cosas”.
L.V.- Usted habla
con el fuego, ¿de qué conversan?
M.- “El fuego es
muy lindo y se puede mantener un diálogo con él si crees. Te contaré de una
mujer de Mexicali que tenía un problema en la piel y era sumamente blanca.
Nosotros lo llamamos mitiligo. La primera vez que vino a danzar iba totalmente
tapada porque el sol le molestaba y no podía estar cerca del calor. Actualmente
trabaja con el fuego, habla con el fuego y éste ahora la cuida. Si pudiéramos
ver el fuego desde otro punto de vista veríamos cosas diferentes, igual que con
los cuatro elementos. En 1992, en un encuentro de ancianos, íbamos totalmente
mojados desde Zacatecas camino de Michoacán. Iba un abuelito con su flauta y su
tamborcito y dijo, `voy a decirle a las nubes que ya no les llueva pa que no
los mojen´. Entonces comenzó a tocar su tambor y su flautita y realmente ya no
llovió más. Cuando íbamos llegando a una vieja hacienda que nos habían dejado
para dormir cayó un aguacero tremendo, pero esperó hasta que los últimos
llegaron corriendo. Tenemos un canto que dice: Soy el poder dentro de mí, soy
el amor del Sol y la Tierra ,
soy Gran Espíritu y soy eterna, mi vida está llena de dicha…Así es el poder que
hay dentro de uno ”.
L.V.- Las Islas
sufren hoy un proceso por el que desaparecen espacios naturales por el exceso
de edificación, ¿cómo afecta a los que vivimos aquí?
M.- “A todos los
niveles. Cuando vi las terrazas de cultivo aquí sólo pude decir: `Esto también
es la Madre Tierra ,
aquí hay una cultura´. Pude mirar hacia atrás y pude ver lo que había aquí, el
amor a la Tierra ,
vi reconocer a la Tierra
como madre y al Sol como padre igual que en Ámérica. Todo lo demás nos aleja de
ser naturales, de la naturaleza”.
Entrevista
realizada a la Abuela
Margarita por Javier Ruiz
“Cuando quiero
algo me lo pido a mi misma.” Ima SÁnchez.
-¿Dónde vamos tras
esta vida?
-¡Uy hija mía, al
disfrute! La muerte no existe. Las muerte simplemente es dejar el cuerpo
físico, si quieres.
-¿Cómo que si
quieres…?
-Te lo puedes
llevar. Mi bisabuela era chichimeca, me crié con ella hasta los 14 años, era
una mujer prodigiosa, una curandera, mágica, milagrosa. Aprendí mucho de ella.
-Ya se la ve a
usted sabia, abuela.
-El poder del
cosmos, de la tierra y del gran espíritu está ahí para todos, basta tomarlo.
Los curanderos valoramos y queremos mucho los cuatro elementos (fuego, agua,
aire y tierra), los llamamos abuelos. La cuestión es que estaba una vez en
España cuidando de un fuego, y nos pusimos a charlar.
-¿Con quién?
-Con el fuego. ‘Yo
estoy en ti’, me dijo. ‘Ya lo sé’, respondí. ‘Cuando decidas morir retornarás
al espíritu, ¿por qué no te llevas el cuerpo?’, dijo. ‘¿Cómo lo hago?‘,
pregunté.
-Interesante
conversación.
-’Todo tu cuerpo
está lleno de fuego y también de espíritu -me dijo-, ocupamos el cien por cien
dentro de ti. El aire son tus maneras de pensar y ascienden si eres ligero. De
agua tenemos más del 80%, que son los sentimientos y se evaporan. Y tierra
somos menos del 20%, ¿qué te cuesta cargar con eso?’.
-¿Y para qué
quieres el cuerpo?
-Pues para
disfrutar, porque mantienes los cinco sentidos y ya no sufres apegos. Ahora
mismo están aquí con nosotras los espíritus de mi marido y de mi hija.
-Hola.
-El muertito más
reciente de mi familia es mi suegro, que se fue con más de 90 años. Tres meses
antes de morir decidió el día. ‘Si se me olvida -nos dijo-, me lo recuerdan’.
Llegó el día y se lo recordamos. Se bañó, se puso ropa nueva y nos dijo: ‘Ahora
me voy a descansar’. Se tumbó en la cama y murió. Eso mismo le puedo contar de
mi bisabuela, de mis padres, de mis tías…
-Y usted, abuela,
¿cómo quiere morir?
-Como mi maestro
Martínez Paredes, un maya poderoso. Se fue a la montaña: ‘Al anochecer vengan a
por mi cuerpo’. Se le oyó cantar todo el día y cuando fueron a buscarle, la
tierra estaba llena de pisaditas. Así quiero yo morirme, danzando y cantando.
¿Sabe lo que hizo mi papá?
-¿Qué hizo?
-Una semana antes
de morir se fue a recoger sus pasos. Recorrió los lugares que amaba y a la
gente que amaba y se dio el lujo de despedirse. La muerte no es muerte, es el
miedo que tenemos al cambio. Mi hija me está diciendo: ‘Habla de mí’, así que
le voy a hablar de ella.
-Su hija, ¿también
decidió morir?
-Sí. Hay mucha
juventud que no puede realizarse, y nadie quiere vivir sin sentido.
-¿Qué merece la
pena?
-Cuando miras a
los ojos y dejas entrar al otro en ti y tú entras en el otro y te haces uno.
Esa relación de amor es para siempre, ahí no hay hastío. Debemos entender que
somos seres sagrados, que la
Tierra es nuestra Madre y el Sol nuestro Padre. Hasta hace
bien poquito los huicholes no aceptaban escrituras de propiedad de la tierra.
‘¿Cómo voy a ser propietario de la Madre Tierra ?’, decían.
-Aquí la tierra se
explota, no se venera.
-¡La felicidad es
tan sencilla!, consiste en respetar lo que somos, y somos tierra, cosmos y gran
espíritu. Y cuando hablamos de la madre tierra, también hablamos de la mujer
que debe ocupar su lugar de educadora.
-¿Cuál es la
misión de la mujer?
-Enseñar al hombre
a amar. Cuando aprendan, tendrán otra manera de comportarse con la mujer y con
la madre tierra. Debemos ver nuestro cuerpo como sagrado y saber que el sexo es
un acto sagrado, esa es la manera de que sea dulce y nos llene de sentido. La
vida llega a través de ese acto de amor. Si banalizas eso, ¿qué te queda?
Devolverle el poder sagrado a la sexualidad cambia nuestra actitud ante la
vida. Cuando la mente se une al corazón todo es posible. Yo soy Vibracion
quiero decirle
algo a todo el mundo…
-¿…?
-Que pueden usar
el poder del Gran Espíritu en el momento que quieran. Cuando entiendes quién
eres, tus pensamientos se hacen realidad. Yo, cuando necesito algo, me lo pido
a mí misma. Y funciona.
-Hay muchos
creyentes que ruegan a Dios, y Dios no les concede.
-Porque una cosa
es ser limosnero y otra, ordenarte a ti mismo, saber qué es lo que necesitas.
Muchos creyentes se han vuelto dependientes, y el espíritu es totalmente libre;
eso hay que asumirlo. Nos han enseñado a adorar imágenes en lugar de adorarnos
a nosotros mismos y entre nosotros.
-Mientras no te
empaches de ti mismo.
-Debemos utilizar
nuestra sombra, ser más ligeros, afinar las capacidades, entender. Entonces es
fácil curar, tener telepatía y comunicarse con los otros, las plantas, los
animales. Si decides vivir todas tus capacidades para hacer el bien, la vida es
deleite.
-¿Desde cuándo lo
sabe?
-Momentos antes de
morir mi hija me dijo: ‘Mamá, carga tu sagrada pipa, tienes que compartir tu
sabiduría y vas a viajar mucho. No temas, yo te acompañaré’. Yo vi con mucho
asombro como ella se incorporaba al cosmos. Experimenté que la muerte no
existe. El horizonte se amplió y las percepciones perdieron los límites, por
eso ahora puedo verla y escucharla, ¿lo cree posible?
-Sí.
-Mis antepasados
nos dejaron a los abuelos la custodia del conocimiento: ‘Llegará el día en que
se volverá a compartir en círculos abiertos’. Creo que ese tiempo ha llegado.
Tony de Pablo
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