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Cierta vez, en un reino lejano, un hombre sabio se dirigió a un palacio. Los guardias de aquel palacio que, ya reconocían al sabio como un gran maestro, no le impidieron la entrada. Permitieron que aquel entrase directamente a la presencia del rey.
El rey, ya conociendo la fama de aquel gran sabio, le da la bienvenida y le pregunta:
- ¿Qué quieres? ¿Qué estás buscando aquí?
Así que el sabio respondió:
- Estoy buscando un albergue.
El rey se vuelve con espanto hacia el sabio y le dice:
- Pero, ¡Oh gran maestro! Esto no es un albergue, este es mi palacio.
El sabio espera un momento y le pregunta al rey:
- ¿Y quién vivió aquí antes que tú?
Entonces el rey respondió:
- Aquí vivió mi padre, pero él ya está muerto.
- Y antes que tu padre pregunta el sabio; quién vivió aquí?
Y el rey respondió:
- Antes que mi padre, mi abuelo, pero el también ha muerto.
- Así que el hombre sabio miró profundamente al rey y le dijo:
- Me dices que este es un lugar donde la gente viene, están un tiempo y se van y ¿aún así me dices que esto no es un hospedaje?
¿Dónde está la verdad en los conceptos? ¿Y dónde está la verdad en las cosas? ¿Será que una simple palabra puede conceder verdad a una cosa? ¿Es qué un concepto construido y perpetuado por una, dos, tres generaciones es suficiente para introducir verdad en algo? En este ejemplo, nos damos cuenta de la fragilidad de los conceptos. En este ejemplo, percibimos lo maleable, y cuán frágil es el campo de percepción. Frágil no porque sea pasible de romperse, frágil, ya que puede tomar otra forma en cualquier momento. La idea de un palacio, se construye en la mente de los hombres y se perpetua por generaciones y generaciones. Un concepto cristalizado. Una mente blanda puede percibir, remodelar, alterar completamente, aún los conceptos más viejos y más duros.
En el encuentro de esta sangha, hermanos míos, vengo a compartir con ustedes un poco acerca de esta visión respecto a la fragilidad de los conceptos. Investiguen dónde está la raíz de la visión que ustedes tienen de las cosas y hasta qué punto esta visión es verdadera.
Díganme, si una silla un día se rompe, ¿el objeto permanece siendo una silla? ¿Y cuándo, de estos destrozos quedan cenizas, las cenizas pueden todavía ser llamadas una silla? ¿Dónde está la verdad de la silla? Bueno, tomé un ejemplo que tiene una perpetuidad en la línea del tiempo un poco más larga, pero podemos llevar la atención hacia cosas aún más frágiles: el concepto de amistad. Este es mucho más débil, por lo menos en la mayor parte de la experiencia de los seres humanos encarnados. Hoy usted es mi mejor amigo, porque me ofreció casa y comida cuando yo lo necesitaba. Mañana si usted me expulsa, usted es mi enemigo. ¿Y el amor? ¿Y el odio? Y así sucesivamente. La prole infinita de emociones que surgen de estos dos: atracción y repulsión.
Perciban, los conceptos son frágiles porque nunca expresan la realidad de las cosas. Los conceptos son frágiles porque no nacen de la realidad de las cosas. Los conceptos son frágiles porque son construidos con base en las apariencias, en percepciones limitadas, distorsionadas. Los conceptos son frágiles, porque la distorsión no nace en el Reino de lo Eternamente Verdadero. ¿Dónde está el Reino de lo Eternamente Verdadero? ¿Dónde las cosas son realmente lo que son? ¿Dónde existen ustedes como de hecho son? ¿Dónde está la verdad en su experiencia?
Verán, mis preguntas no pretenden llevarlos sólo a momentos de abstracción racional, entretener un poco la mente con una serie de cuestiones abstrusas. Estos cuestionamientos que les hago, se proponen llevarlos a cuestionar todo aquello que permanece en su campo de percepción como concepto cristalizado y aún no puesto a prueba.
Si les dicen: "El Corazón de Fuego es reino de paz y comunión" ¿Dónde está la verdad en esto? ¿Cómo dar fe de la verdad de estas palabras? Si les dicen: "El mundo vive un momento de transición", ¿con qué base, dan a esto peso? ¿Con qué base, ustedes dan a esto atención? ¿Y estos encuentros por qué se producen? ¿Son ellos mantenidos por la verdad de una vivencia directa, o son mantenidos por el movimiento mecánico y automático de conceptos que se cristalizaron?
Yo les propongo, hermanos y hermanas, la investigación del Reino donde las cosas existen tal como en realidad son. Les sugiero la investigación del Reino, donde ustedes existen como de hecho son. ¿Y quién puede garantizarles que tal Reino existe? ¿Y quién puede garantizarles que ustedes son algo?
¿Será el creador a imagen y semejanza de la creatura? ¿Porque si los conceptos son frágiles, aquel que los crea, qué es? ¿Son capaces de permanecer con los pies firmes, en paz, delante la mutabilidad de lo que ustedes son? ¿O están tratando de encapsular nuevamente, al ser en una botella con un rótulo? "El Ser es amor, el Ser es paz, el Ser es la Luz." ¿Qué es el Ser, después de todo, sino un concepto más; cristalizado?
Presten atención, el reino de los conceptos es el reino de la fragilidad, es el reino en la permanencia. ¿Permanencia de qué? Sólo una cosa permanece en el reino de la fragilidad: el movimiento. La mente es el reino de los conceptos. La mente es el reino de la fragilidad. La mente es el reino del movimiento. Ahí hay una gran clave para esto que llaman, la sacralización de la mente. Reconózcanla como lo que realmente es y no se engañen con etiquetas y conceptos que ella misma produce respecto de sí. La mente, una vez más, es el último velo de las apariencias. Es la capa más cercana del que percibe. Y es la única herramienta de la que ella dispone para concluir su obra.
¿Conocen ustedes realmente a la mente? ¿Se sumergieron en los abismos de lo que llaman la mente? ¿Ya se atrevieron a explorar más allá de la cerca llamada racionalidad? ¿Por casualidad, ya tomaron un caballo alado de la inspiración y rompieron las fronteras de lo conocido? La mente es el sustrato de la experiencia visible. Por su permanente impermanencia, el mundo es puesto en movimiento, el universo se despliega a los pies del Gran Buda.
El Ojo de la Sabiduría que emana Luz inefable, es el Ojo de su Corazón. Tapen la visión y abran el Ojo de la Sabiduría. Qué el Buda despierte en cada corazón y se manifieste en nuestros cuerpos.
Yo soy Muni, Melquisedek del Aire y les transmito estas bendiciones.
Transcripción realizada por los colaboradores del sitio.
Traducción: H. N.
El rey, ya conociendo la fama de aquel gran sabio, le da la bienvenida y le pregunta:
- ¿Qué quieres? ¿Qué estás buscando aquí?
Así que el sabio respondió:
- Estoy buscando un albergue.
El rey se vuelve con espanto hacia el sabio y le dice:
- Pero, ¡Oh gran maestro! Esto no es un albergue, este es mi palacio.
El sabio espera un momento y le pregunta al rey:
- ¿Y quién vivió aquí antes que tú?
Entonces el rey respondió:
- Aquí vivió mi padre, pero él ya está muerto.
- Y antes que tu padre pregunta el sabio; quién vivió aquí?
Y el rey respondió:
- Antes que mi padre, mi abuelo, pero el también ha muerto.
- Así que el hombre sabio miró profundamente al rey y le dijo:
- Me dices que este es un lugar donde la gente viene, están un tiempo y se van y ¿aún así me dices que esto no es un hospedaje?
¿Dónde está la verdad en los conceptos? ¿Y dónde está la verdad en las cosas? ¿Será que una simple palabra puede conceder verdad a una cosa? ¿Es qué un concepto construido y perpetuado por una, dos, tres generaciones es suficiente para introducir verdad en algo? En este ejemplo, nos damos cuenta de la fragilidad de los conceptos. En este ejemplo, percibimos lo maleable, y cuán frágil es el campo de percepción. Frágil no porque sea pasible de romperse, frágil, ya que puede tomar otra forma en cualquier momento. La idea de un palacio, se construye en la mente de los hombres y se perpetua por generaciones y generaciones. Un concepto cristalizado. Una mente blanda puede percibir, remodelar, alterar completamente, aún los conceptos más viejos y más duros.
En el encuentro de esta sangha, hermanos míos, vengo a compartir con ustedes un poco acerca de esta visión respecto a la fragilidad de los conceptos. Investiguen dónde está la raíz de la visión que ustedes tienen de las cosas y hasta qué punto esta visión es verdadera.
Díganme, si una silla un día se rompe, ¿el objeto permanece siendo una silla? ¿Y cuándo, de estos destrozos quedan cenizas, las cenizas pueden todavía ser llamadas una silla? ¿Dónde está la verdad de la silla? Bueno, tomé un ejemplo que tiene una perpetuidad en la línea del tiempo un poco más larga, pero podemos llevar la atención hacia cosas aún más frágiles: el concepto de amistad. Este es mucho más débil, por lo menos en la mayor parte de la experiencia de los seres humanos encarnados. Hoy usted es mi mejor amigo, porque me ofreció casa y comida cuando yo lo necesitaba. Mañana si usted me expulsa, usted es mi enemigo. ¿Y el amor? ¿Y el odio? Y así sucesivamente. La prole infinita de emociones que surgen de estos dos: atracción y repulsión.
Perciban, los conceptos son frágiles porque nunca expresan la realidad de las cosas. Los conceptos son frágiles porque no nacen de la realidad de las cosas. Los conceptos son frágiles porque son construidos con base en las apariencias, en percepciones limitadas, distorsionadas. Los conceptos son frágiles, porque la distorsión no nace en el Reino de lo Eternamente Verdadero. ¿Dónde está el Reino de lo Eternamente Verdadero? ¿Dónde las cosas son realmente lo que son? ¿Dónde existen ustedes como de hecho son? ¿Dónde está la verdad en su experiencia?
Verán, mis preguntas no pretenden llevarlos sólo a momentos de abstracción racional, entretener un poco la mente con una serie de cuestiones abstrusas. Estos cuestionamientos que les hago, se proponen llevarlos a cuestionar todo aquello que permanece en su campo de percepción como concepto cristalizado y aún no puesto a prueba.
Si les dicen: "El Corazón de Fuego es reino de paz y comunión" ¿Dónde está la verdad en esto? ¿Cómo dar fe de la verdad de estas palabras? Si les dicen: "El mundo vive un momento de transición", ¿con qué base, dan a esto peso? ¿Con qué base, ustedes dan a esto atención? ¿Y estos encuentros por qué se producen? ¿Son ellos mantenidos por la verdad de una vivencia directa, o son mantenidos por el movimiento mecánico y automático de conceptos que se cristalizaron?
Yo les propongo, hermanos y hermanas, la investigación del Reino donde las cosas existen tal como en realidad son. Les sugiero la investigación del Reino, donde ustedes existen como de hecho son. ¿Y quién puede garantizarles que tal Reino existe? ¿Y quién puede garantizarles que ustedes son algo?
¿Será el creador a imagen y semejanza de la creatura? ¿Porque si los conceptos son frágiles, aquel que los crea, qué es? ¿Son capaces de permanecer con los pies firmes, en paz, delante la mutabilidad de lo que ustedes son? ¿O están tratando de encapsular nuevamente, al ser en una botella con un rótulo? "El Ser es amor, el Ser es paz, el Ser es la Luz." ¿Qué es el Ser, después de todo, sino un concepto más; cristalizado?
Presten atención, el reino de los conceptos es el reino de la fragilidad, es el reino en la permanencia. ¿Permanencia de qué? Sólo una cosa permanece en el reino de la fragilidad: el movimiento. La mente es el reino de los conceptos. La mente es el reino de la fragilidad. La mente es el reino del movimiento. Ahí hay una gran clave para esto que llaman, la sacralización de la mente. Reconózcanla como lo que realmente es y no se engañen con etiquetas y conceptos que ella misma produce respecto de sí. La mente, una vez más, es el último velo de las apariencias. Es la capa más cercana del que percibe. Y es la única herramienta de la que ella dispone para concluir su obra.
¿Conocen ustedes realmente a la mente? ¿Se sumergieron en los abismos de lo que llaman la mente? ¿Ya se atrevieron a explorar más allá de la cerca llamada racionalidad? ¿Por casualidad, ya tomaron un caballo alado de la inspiración y rompieron las fronteras de lo conocido? La mente es el sustrato de la experiencia visible. Por su permanente impermanencia, el mundo es puesto en movimiento, el universo se despliega a los pies del Gran Buda.
El Ojo de la Sabiduría que emana Luz inefable, es el Ojo de su Corazón. Tapen la visión y abran el Ojo de la Sabiduría. Qué el Buda despierte en cada corazón y se manifieste en nuestros cuerpos.
Yo soy Muni, Melquisedek del Aire y les transmito estas bendiciones.
Transcripción realizada por los colaboradores del sitio.
Traducción: H. N.
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