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miércoles, 18 de enero de 2012

DOS ENTREVISTAS A LA ABUELA MARGARITA. SABIDURIA DE AMERICA,



   
 PRIMERA Entrevista a la Abuela Margarita
 “También vi aquí una cultura que reconocía a la Tierra como madre y al Sol como padre”

La abuela Margarita, de origen chichimeco y maya, trae la visión de los pueblos de América

Javier Ruiz
www.laverdaddecanarias.com

En las culturas ancestrales de América, que tradicionalmente no utilizaban la escritura, los ancianos siempre fueron los recipientes donde se guardaron los conocimientos. De hecho, para los incas, tayta quiere decir padre o anciano, pero también maestro. Muchos de los indios amazónicos consideran aún hoy a las abuelas como las responsables de transmitir a los niños los conocimientos de su pueblo a través de sus canciones. Esa es la labor que lleva a cabo la abuela Margarita, heredera de las tradiciones del pueblo chichimeca, civilización anterior a los aztecas que habita en el norte de México, y del maya. Margarita visitó Tenerife para llevar a cabo un temascal, baño de vapor tradicional. “Temascal viene de temascali, cali, casa y temas es caliente. Es como entrar al útero de la tierra y sirve para sacar todo lo que nos estorba de nuestro cuerpo”, explica. Con sus ritos, sus canciones y sus costumbres, Margarita abre la puerta a otro modo de ver la vida y el ser humano.

LA VERDAD.- Las relaciones de usted no son sólo con las personas, son también con las montañas, con las piedras, los árboles, el mar, ¿qué le dicen los árboles, las montañas y el mar cuando viene a Canarias?

MARGARITA.- “El mar es el mismo mar Atlántico que baña mi país, es un solo mar y es inmenso. Los árboles, las piedras, las montañas, el mar y los hombres somos una unidad. Al llegar aquí veo que, aunque muchos no sean los mismos que en México, aquí como allí, los unos no están enfrentados con los otros”.

L.V.- Usted practica las enseñanzas y conocimientos que le legaron sus antepasados, los chichimecas, ¿puede el hombre del mundo aprovechar ese conocimiento?

M.- “El mundo ahorita es tecnológico. La Madre Tierra está llena de tecnología y de industria pero hay muchas industrias que dañan a la Madre Tierra y la dañan muchísimo. Un día nuestro amor a la Tierra nos volverá a unir y las abandonaremos, desaparecerán. Entonces la tecnología nos servirá para medir la distancia entre nuestras capacidades de clarividencia, intuición, poder de ubicuidad, clariaudiencia y las de las computadoras y veremos que hay muy poquita distancia. Ese día comenzaremos a usar de nuevo lo que tenemos dentro”.

L.V.- ¿El ser humano tiene sus propias computadoras interiores?

M.- “Sí. Mi papá se fue a los Estados Unidos atrabajar cuando yo era chica. Era ilegal. No tenían plata para telefonear ni nosotros teléfono desde el que escucharle y eso le hacía sufrir mucho. Sufrían todos. Con él había un señor de Guajaca también ilegal que, cada sábado, ayudaba a los demás a ir a ver a sus esposas. Nomás no les podían hablar, pero podían verlas, tocarlas y sentirlas. Era un ser humano con facultades que podía hacer funcionar las facultades de los otros”.

L.V.- Para su pueblo, los ancianos como usted atesoran, guardan y protegen todos los conocimientos de una cultura ancestral, ¿cuál es el legado que nos llega hasta hoy?

M.- “Nuestros pueblos, nuestro continente, eran una sola humanidad y una cultura. Durante los últimos 5 siglos nuestras culturas han pasado de labio a oído para poder ser rescatadas. Muchos de nuestros ritos como el temascal, la Danza del Sol, la Danza de la Tierra, la de la Noche se guardaron por todo este tiempo y se escondieron en los sitios más inhóspitos. Se buscaban los lugares más escondiditos para seguir celebrándolos y así conservarlos. Ahora, es el tiempo de poder irse abriendo a la humanidad y por ello nuestros conocimientos se están abriendo a todos cada vez más. De nuestros antepasados, de labio a oído, nos llegó un mensaje que dice: `Que los hombres cuiden a las mujeres, que los padres y las madres cuiden a sus hijos, sus hijas, a los niños, a los jóvenes. A los abuelos y abuelas que cuiden de que no se pierda el conocimiento. Pásenlo de labio a oído pero cuiden de que no se pierda. Porque vendrá un día en que el conocimiento se impartirá en círculos abiertos´. Ahora nuestro conocimiento se comparte ya de forma amplia, incluso hay libros que lo recogen. El que haya más o menos tatas y nanas (ancianos y ancianas-maestros y maestras) y que los compartan se debe en el primer caso a que a que el sincretismo ha mezclado las prácticas católicas con las nuestras y han ido desapareciendo las nuestras y sus maestros, y en el segundo, a que la tecnología llega a todos los lugares. Muchos de nuestro abuelos y abuelas también están en asilos y hospitales. Creo que al perder el poder de compartir sus conocimientos han entrado en una etapa de demasiados sentimientos interiores -los propios y los de las creencias diferentes- y se han enfermado”.

L.V.- Entonces, ¿usted coincide con los Encuentros de Ancianos que celebran los diferentes pueblos indígenas de América desde hace años y en los que se anuncia que en el décimo pachacutec (actualidad), Viracocha retornará a los Andes, Qetzatcoalt a México, la Mamá Grande a Colombia y la cultura ancestral de América y sus conocimientos volverán a salir a la luz después de 7 generaciones de oscuridad y de permanecer ocultos?

M.- “Hay un poema de mi pueblo muy hermoso que habla de Qetzalcoalt y que me gustaría compartir. Dice: Del rojo corazón de Qetzalcoalt brotó la flor de oro y la semilla. El dulce trino y la luz de la estrella en la frente de un pueblo. Nace el Sol, humanidad, flor y pájaro en el centro vital del pensamiento. Está en el viento, es ala, es nube, agua que encarna en el maíz. Qetzalcoatl mágico y cósmico es. Es joya, piedra preciosa que tiene inmersos la luz y los colores, destellos del río de oro que lleva incrustadas el habla, el canto, la voz de la flauta y la pirámide del conocimiento. Es el trueno que hace vibrar los metales de su voz en la garganta de la humanidad y en la de los pájaros. Crece como árbol florido en la boca humana y en el pico de las aves. Es el vino del amor, delicia del calor de la mujer, tesoro y quietud del guerrero, útero donde nace la vida. Qetzalcoalt mágico y cósmico es. Muchas veces pensamos en Qetzalcoalt con forma humana pero yo creo que su regreso anuncia un cambio para la humanidad. Que en México se llame Qetzalcoalt, en los Andes Viracocha y en otros lugares de otra forma, eso da igual. Es el anuncio del mismo cambio y yo tengo mucho gusto de que pueda suceder. Por otra parte se puede ver algunos de los cambios que ya se están produciendo y que confirman que esto va a suceder”.

L.V.- ¿De qué se compone el hombre?

M.- “Hay un canto que me encanta y que dice: Tierra mi cuerpo, agua mi sangre, aire mi aliento y fuego mi espíritu. Tierra mi cuerpo, agua mi sangre, aire mi aliento y fuego mi espíritu. Nosotros nos componemos de cuerpo y espíritu. También estamos compuestos por aire. El aire circula por todo nuestro cuerpo cuando entra y sale. Todo nuestro cuerpo es recorrido por una corriente de aire continua. Lo curioso es que también somos en un 80% agua y menos del 20% tierra. Nosotros decimos que el aire es nuestra manera de pensar y nuestra manera de pensar es como el aire, que el agua son nuestros sentimientos y la tierra es la parte maciza de nuestro cuerpo. Por lo tanto, hemos de cuidar nuestra manera de pensar para no enfermar el agua que está dentro de nosotros y que no se nos pudra y eche a perder nuestra parte física que es la Tierra”.

L.V.- Para el pueblo chichimeca del que usted procede y otros pueblos originarios del actual México la muerte tiene una significación muy especial…

M.- “Donde yo vivo se murió hace poquito una vecina de un ranchito cercano, doña Chayo. Pensaba llevarme mi tabaco para agradecer que nos hubiéramos conocido. Hacía quesos y muchas veces le compraba y los compartíamos. Era una abuelita de más de 90 años y habíamos tenido una relación muy bonita. Cuando iba a salir de mi casa la sentí. Me tocó y me dijo que me llevara la sonaja y el tambor. Yo le dije: `Doña Chayo, su gente piensa de otra manera y no voy a llevarlos´. `Llévatelos´, me ordenó. `Tienes que hacer lo que debes de hacer´. Agarré un rebozo para llevar el tambor y la sonaja escondiditos. Cuando llegué, pedí a la familia permiso para tocar mi sonaja y mi tambor y me contestaron que lo hiciera. Solemos pensar que la muerte es una separación muy drástica y total pero les hablé que cuando dejamos el cuerpo nuestros sentidos se despiertan, están más vivos. Yo por ejemplo no puedo saber a simple vista cuántos limones tiene ese limonero pero si yo le pregunto a alguien que se murió y que me responde, éste es capaz de decírmelo y no se equivoca en uno. Ni el más escondido se deja de contar. La visión es mucho más amplia, el poder. La muerte es sólo un pequeño cambio. Yo le canté a doña Chayo delante de su gente y todos cantaron conmigo, con el tambor y la sonaja: La muerte no es muerte, es tan sólo un cambio y con la creación doña Chayo está gozando, y con el creador doña Chayo está gozando. Creo que gastamos más energía en enfermarnos y en morirnos que en estar sanos y, después de estar sanos, elevarnos cuando sentimos que ya es suficiente nuestra vida en esta tierra. Ya hay autores de libros que lo cuentan”.

L.V.- Y, ¿qué permanece?, ¿el espíritu?

M.- “El Gran Espíritu es un misterio. Nosotros pensamos que está lejos cuando realmente está dentro de todos. Cuando uno deja el cuerpo abre también esa posibilidad matemática de verse a uno mismo. Es algo muy amplio, otra visión de las cosas”.

L.V.- Usted habla con el fuego, ¿de qué conversan?

M.- “El fuego es muy lindo y se puede mantener un diálogo con él si crees. Te contaré de una mujer de Mexicali que tenía un problema en la piel y era sumamente blanca. Nosotros lo llamamos mitiligo. La primera vez que vino a danzar iba totalmente tapada porque el sol le molestaba y no podía estar cerca del calor. Actualmente trabaja con el fuego, habla con el fuego y éste ahora la cuida. Si pudiéramos ver el fuego desde otro punto de vista veríamos cosas diferentes, igual que con los cuatro elementos. En 1992, en un encuentro de ancianos, íbamos totalmente mojados desde Zacatecas camino de Michoacán. Iba un abuelito con su flauta y su tamborcito y dijo, `voy a decirle a las nubes que ya no les llueva pa que no los mojen´. Entonces comenzó a tocar su tambor y su flautita y realmente ya no llovió más. Cuando íbamos llegando a una vieja hacienda que nos habían dejado para dormir cayó un aguacero tremendo, pero esperó hasta que los últimos llegaron corriendo. Tenemos un canto que dice: Soy el poder dentro de mí, soy el amor del Sol y la Tierra, soy Gran Espíritu y soy eterna, mi vida está llena de dicha…Así es el poder que hay dentro de uno ”.

L.V.- Las Islas sufren hoy un proceso por el que desaparecen espacios naturales por el exceso de edificación, ¿cómo afecta a los que vivimos aquí?

M.- “A todos los niveles. Cuando vi las terrazas de cultivo aquí sólo pude decir: `Esto también es la Madre Tierra, aquí hay una cultura´. Pude mirar hacia atrás y pude ver lo que había aquí, el amor a la Tierra, vi reconocer a la Tierra como madre y al Sol como padre igual que en Ámérica. Todo lo demás nos aleja de ser naturales, de la naturaleza”.

Entrevista realizada a la Abuela Margarita por Javier Ruiz

 SEGUNDA ENTREVISTA

“Cuando quiero algo me lo pido a mi misma.” Ima SÁnchez.

La Abuela Margarita, curandera y guardiana de la tradición maya, se crió con su bisabuela, que era curandera y milagrera. Practica y conoce los círculos de danza del sol, de la tierra, de la luna, y la búsqueda de visión. Pertenece al consejo de ancianos indígenas y se dedica a sembrar salud y conocimiento a cambio de la alegría que le produce hacerlo, porque para sustentarse sigue cultivando la tierra. Cuando viaja en avión y las azafatas le dan un nuevo vaso de plástico, ella se aferra al primero: ‘No joven, que esto va a parar a la Madre Tierra’. Resuma sabiduría y poder, es algo que se percibe con nitidez. Sus rituales, como gritarle a la tierra el nombre del recién nacido para que reconozca y proteja su fruto, son explosiones de energía que hace bien al que lo presencia; y cuando te mira a los ojos y te dice que somos sagrados, algo profundo se agita. Ella nos dice: ‘Tengo 71 años. Nací en el campo, en el estado de Jalisco (México), y vivo en la montaña. Soy viuda, tengo dos hijas y dos nietos de mis hijas, pero tengo miles con los que he podido aprender el amor sin apego. Nuestro origen es la Madre Tierra y el Padre Sol. He venido a la Fira de la Terra para recordarles lo que hay dentro de cada uno.’

-¿Dónde vamos tras esta vida?

-¡Uy hija mía, al disfrute! La muerte no existe. Las muerte simplemente es dejar el cuerpo físico, si quieres.
-¿Cómo que si quieres…?

-Te lo puedes llevar. Mi bisabuela era chichimeca, me crié con ella hasta los 14 años, era una mujer prodigiosa, una curandera, mágica, milagrosa. Aprendí mucho de ella.

-Ya se la ve a usted sabia, abuela.

-El poder del cosmos, de la tierra y del gran espíritu está ahí para todos, basta tomarlo. Los curanderos valoramos y queremos mucho los cuatro elementos (fuego, agua, aire y tierra), los llamamos abuelos. La cuestión es que estaba una vez en España cuidando de un fuego, y nos pusimos a charlar.

-¿Con quién?

-Con el fuego. ‘Yo estoy en ti’, me dijo. ‘Ya lo sé’, respondí. ‘Cuando decidas morir retornarás al espíritu, ¿por qué no te llevas el cuerpo?’, dijo. ‘¿Cómo lo hago?‘, pregunté.

-Interesante conversación.

-’Todo tu cuerpo está lleno de fuego y también de espíritu -me dijo-, ocupamos el cien por cien dentro de ti. El aire son tus maneras de pensar y ascienden si eres ligero. De agua tenemos más del 80%, que son los sentimientos y se evaporan. Y tierra somos menos del 20%, ¿qué te cuesta cargar con eso?’.

-¿Y para qué quieres el cuerpo?

-Pues para disfrutar, porque mantienes los cinco sentidos y ya no sufres apegos. Ahora mismo están aquí con nosotras los espíritus de mi marido y de mi hija.

-Hola.

-El muertito más reciente de mi familia es mi suegro, que se fue con más de 90 años. Tres meses antes de morir decidió el día. ‘Si se me olvida -nos dijo-, me lo recuerdan’. Llegó el día y se lo recordamos. Se bañó, se puso ropa nueva y nos dijo: ‘Ahora me voy a descansar’. Se tumbó en la cama y murió. Eso mismo le puedo contar de mi bisabuela, de mis padres, de mis tías…

-Y usted, abuela, ¿cómo quiere morir?

-Como mi maestro Martínez Paredes, un maya poderoso. Se fue a la montaña: ‘Al anochecer vengan a por mi cuerpo’. Se le oyó cantar todo el día y cuando fueron a buscarle, la tierra estaba llena de pisaditas. Así quiero yo morirme, danzando y cantando. ¿Sabe lo que hizo mi papá?

-¿Qué hizo?

-Una semana antes de morir se fue a recoger sus pasos. Recorrió los lugares que amaba y a la gente que amaba y se dio el lujo de despedirse. La muerte no es muerte, es el miedo que tenemos al cambio. Mi hija me está diciendo: ‘Habla de mí’, así que le voy a hablar de ella.


-Su hija, ¿también decidió morir?

-Sí. Hay mucha juventud que no puede realizarse, y nadie quiere vivir sin sentido.

-¿Qué merece la pena?

-Cuando miras a los ojos y dejas entrar al otro en ti y tú entras en el otro y te haces uno. Esa relación de amor es para siempre, ahí no hay hastío. Debemos entender que somos seres sagrados, que la Tierra es nuestra Madre y el Sol nuestro Padre. Hasta hace bien poquito los huicholes no aceptaban escrituras de propiedad de la tierra. ‘¿Cómo voy a ser propietario de la Madre Tierra?’, decían.

-Aquí la tierra se explota, no se venera.

-¡La felicidad es tan sencilla!, consiste en respetar lo que somos, y somos tierra, cosmos y gran espíritu. Y cuando hablamos de la madre tierra, también hablamos de la mujer que debe ocupar su lugar de educadora.

-¿Cuál es la misión de la mujer?

-Enseñar al hombre a amar. Cuando aprendan, tendrán otra manera de comportarse con la mujer y con la madre tierra. Debemos ver nuestro cuerpo como sagrado y saber que el sexo es un acto sagrado, esa es la manera de que sea dulce y nos llene de sentido. La vida llega a través de ese acto de amor. Si banalizas eso, ¿qué te queda? Devolverle el poder sagrado a la sexualidad cambia nuestra actitud ante la vida. Cuando la mente se une al corazón todo es posible. Yo soy Vibracion

quiero decirle algo a todo el mundo…

-¿…?

-Que pueden usar el poder del Gran Espíritu en el momento que quieran. Cuando entiendes quién eres, tus pensamientos se hacen realidad. Yo, cuando necesito algo, me lo pido a mí misma. Y funciona.

-Hay muchos creyentes que ruegan a Dios, y Dios no les concede.

-Porque una cosa es ser limosnero y otra, ordenarte a ti mismo, saber qué es lo que necesitas. Muchos creyentes se han vuelto dependientes, y el espíritu es totalmente libre; eso hay que asumirlo. Nos han enseñado a adorar imágenes en lugar de adorarnos a nosotros mismos y entre nosotros.

-Mientras no te empaches de ti mismo.

-Debemos utilizar nuestra sombra, ser más ligeros, afinar las capacidades, entender. Entonces es fácil curar, tener telepatía y comunicarse con los otros, las plantas, los animales. Si decides vivir todas tus capacidades para hacer el bien, la vida es deleite.

-¿Desde cuándo lo sabe?

-Momentos antes de morir mi hija me dijo: ‘Mamá, carga tu sagrada pipa, tienes que compartir tu sabiduría y vas a viajar mucho. No temas, yo te acompañaré’. Yo vi con mucho asombro como ella se incorporaba al cosmos. Experimenté que la muerte no existe. El horizonte se amplió y las percepciones perdieron los límites, por eso ahora puedo verla y escucharla, ¿lo cree posible?
-Sí.

-Mis antepasados nos dejaron a los abuelos la custodia del conocimiento: ‘Llegará el día en que se volverá a compartir en círculos abiertos’. Creo que ese tiempo ha llegado.

La Vanguardia.es

Tony de Pablo

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