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Canalizado: Jean Luc Ayoun
Trascripción: Véronique Loriot
Traducción: Odilia Rivera y Amparo Iribas
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Yo soy MA ANANDA MOYI, Hermanos y Hermanas encarnados, les doy mis bendiciones. Voy a hablar libremente, según lo que viví, estando encarnada y tratar de hacerlos vivir, y más allá de esto, hacer resonar, en vosotros, el Amor, la gracia y la Vida. La Vida, donde que ella esté, es Amor. No podría existir la menor vida sin Amor y no obstante, en la superficie de esta Tierra, lo que es dado a ver es todo, menos el Amor, todo, al menos en una apariencia.
Muchos elementos entre Hermanos y Hermanas, entre naciones, entre grupos, no parecen a primera vista, expresar el amor. Y no obstante, aquí como en otra parte, somos Amor. Entonces, ¿cómo tratar de comprender, de entender, cómo lo que es observado no refleja y no expresa la Vida y el Amor? La guerra, cualquiera que ella sea, entre dos seres, dos naciones o dos grupos, tiene por objeto, a priori, destruir la vida, negarla. Y no obstante, eso no cambia estrictamente nada de lo que somos: Amor. La vida, ni comienza ni se detiene en la muerte. La vida está por todas partes. Ella es, a la vez la expresión misma de la conciencia, de la no conciencia y el encuentro de todo lo que es posible como interacción, como intercambio, incluso si la apariencia es lo opuesto.
El ser humano en encarnación pasa su vida para buscar el Amor, y lo que se refiere al Amor, que eso sea a través de las religiones, a través de un trabajo. Es muy raro de encontrar un ser humano que, en alguno de los sectores habituales de la vida sobre esta Tierra, no experimente el Amor. Y no obstante, lo que puede parecer lo opuesto del Amor solo es en realidad la carencia de Amor y por lo tanto la búsqueda de este Amor, del cual estamos privados, en una cierta medida, estando vivos. Ahora bien, hay siempre variedades de Amor como de seres humanos. Existe, por otra parte y todos lo sabemos, cuando estamos en esta carne, una gama infinita de amor. Les hemos dado desde hace años, otra idea, otro concepto, otra Vibración del Amor. Este Amor que es llamado a menudo incondicional, pero que es bien mas que esto, que es, como lo dije, la Vida ella-misma. Todos los comportamientos (que son manifestados por nuestros Hermanos y Hermanas, por los grupos, por las naciones) que parecen aparecer como contrarios al Amor, solo son el reflejo del miedo. Este miedo no es, más que el reflejo de ciertas manifestaciones vinculadas al vacío, a la ausencia, a la necesidad de protegerse y de no sufrir.
Entonces, ¿cómo explicar que esta necesidad de no sufrir, frecuentemente se expresa por el sufrimiento? Porque existe un círculo vicioso. Porque el Amor, cualquiera que sea, en todas sus declinaciones, en la superficie de este mundo, jamás podrá colmar, de manera definitiva lo que somos: este Amor, esta esencia de Amor y esta Vida. ¿Es decir que esta vida está mal hecha? No ninguna vida está mal hecha. Existen simplemente las circunstancias que alejan del Amor y que tienen, por nombre, miedo, avidez, carencia. Ellas mismas resultando de una incomprensión, de una forma de ruptura con el Amor que somos, y mucho más allá de este pasaje entre la vida y la muerte, sobre este mundo. Todo lo que el ser humano manifiesta y expresa, desde las esferas aparentemente las más áridas (tocando al dinero o a la organización de la vida) es también la expresión de esta carencia de Amor, y es también la expresión de lo que ha sido, realmente amputado. Lo que ha sido amputado, es la libre circulación del Amor, lo que nosotros llamamos la Comunión. La imposibilidad, por diversas razones de comulgar, va a inducir por ella misma un miedo. Que no se recuerda tener en frente del que es amado, y que de alguna manera no nos comprende, no parece responder a nuestras expectativas, no comulga con nosotros. Porque, por supuesto, el Amor nunca estará en alguna palabra, y diría incluso, en un comportamiento, por que el Amor es nuestra naturaleza. Debería, muy lógicamente, existir y manifestarse independientemente de toda palabra, de todo vínculo de toda comprensión o incomprensión por las palabras o los comportamientos. Y no obstante sabemos, todos, que esto no es a menudo el caso porque el Amor es siempre buscado a través de una carencia, a través de un miedo, a través de una insuficiencia. Porque el Amor, tal como lo definimos cuando estamos encarnados, es, lo más frecuente, la traducción de una carencia, la traducción de una proyección, como si, la esencia que somos no estuviera visible y nos hiciera, sin excepción buscar al exterior este Amor. Cualquiera que sea la relación que se establece (que sea la más amorosa, la más romántica, que sea la más auténtica), no hace, en definitiva, que traducir la insuficiencia y el no estar completo, que está presente en cada uno de nosotros.
El ejemplo de mi vida, y de tantos otros, ha mostrado que la fuente del Amor era, ante todo, en el corazón, es decir en sí mismo. Y que no se podía amar que lo que lo que ya se había encontrado, como Amor, en sí. Y que el amor que proyectamos solo es el reflejo de lo que, justamente, no hemos encontrado. Y hablamos, entonces de complementariedad, hablamos entonces, de satisfacción: este amor siempre es condicionado y condicional, porque debe responder a una expectativa, debe responder a una aspiración (encontrada en el otro, en un arte, en un grupo, en una filiación, poco importa) Esta forma de amor, estará siempre condicionado, porque no puede establecerse en la Comunión. Y la Comunión solo puede establecerse desde el instante donde hayan ustedes mismos, encontrado en vuestro Corazón la naturaleza de lo que Son. No a través de una historia, no a través de los vínculos sino mas bien, con el reconocimiento de vuestro propio Corazón, de nuestra propia Esencia. Desde el instante en que se hayan encontrado, el amor transcurre y fluye de ustedes mismos, dándoles a vivir las relaciones más profundas y muy diferentes de aquellas que son dadas a vivir en la carencia, de toda relación humana o de toda relación con un sujeto de pasión o un objeto, que no está de acuerdo con este amor vivido en el corazón. Desde el instante donde un ser humano, un Hermano o una Hermana se encuentra a si mismo, el irradia, a todas luces este Amor, sin tener necesidad de buscar otro amor. Y la magia hace que en ese momento, el Amor fluya de el, al igual que fluye del que está frente a él, y que no tiene ya ninguna carencia. Lo que quiero decir con esto es que si la esencia del amor estuviera presente en cada uno de nosotros en encarnación, no habría ya ningún problema de relación, ningún problema de guerra, de competencia, de depredación o de incomprensión. Es la carencia y el miedo que crean toda la falta de armonía y todas las guerras.
Ha sido dicho en numerosos textos: “amarás a tu prójimo como a ti mismo”. Y si vieran objetivamente, constatarán que no pueden dar que lo que han encontrado en ustedes. Cualquiera que sea el significado que le den, cualquiera que sea la expresión que le den, no pueden dar que lo que son. No pueden dar lo que no son, esto es imposible. Y es precisamente esta carencia, este no estar completos, que está presente en ustedes, lo que deriva todas las diligencias amorosas, sin excepción. Desde el instante donde estén llenos del Amor de ustedes mismos, y no en esta persona, sino en el sentido el más auténtico, no puede existir la menor proyección de expectativa, la menor proyección de carencia, la menor proyección de interrogación. Porque han de alguna forma reemplazado la relación por la Comunión. Y esta Comunión nada tiene que hacer, en definitiva de las carencias de los demás, que sean aparentes u ocultas, porque lo que emana de ustedes, en ese momento no puede en ningún caso ser alterado por una relación, cualquiera que ella sea (de dependencia, de filiación, o incluso en el amor el más equilibrado). Mientras que no se hayan encontrado a ustedes mismos en vuestra naturaleza de Amor, no harán más que reproducir las situaciones de carencia que, inexorablemente se traducirán por los desequilibrios porque ellos son preexistentes del hecho mismo de la carencia.
Algunos de sus proverbios en Occidente dicen: “la caridad comienza consigo mismo”. ¿Cómo pueden esperar encontrar en otra parte que en ustedes mismos algo que los satisfaga, mientras que no se han dado cuenta de lo que Son, y que el conjunto de todos los otros Hermanos y Hermanas, situaciones, está ya en ustedes? Es imposible encontrar una satisfacción: todo lo más irá de un momento dado de vuestra vida hasta el fin de la misma. Y parecen eternos, pero saben que este amor nunca es eterno, porque el se disuelve a la muerte. Y allí, se produce, otra vez, la carencia, la insuficiencia, el sentimiento de pérdida, el sentimiento de abandono y de haber perdido algo esencial. Esto es profundamente diferente si son ustedes mismos, la naturaleza misma del Amor. Si se han encontrado, nunca podrá existir a través de una desaparición, cualquiera que ella sea, un sentimiento de carencia. El Amor es por lo tanto, en el sentido más humano, la traducción de una carencia, la traducción de un miedo y de una insuficiencia. Cuando el Amor el más auténtico está allí, se basta a sí mismo. No es por esto que el se encierre, al contrario, es justamente en este momento que él está liberado y que puede emanar efectivamente del Ser hacia todo Ser. Y este Amor es llamado incondicional. Solo es necesario traducir la realidad del Amor, que está más allá de toda relación pero que se establece (como lo viven, quizá ahora) en las diversas Comuniones que vivimos con ustedes y que viven entre ustedes, y que sobrepasa palabras, que sobrepasa carencias, porque hay una completud posible, y presente, de cada lado.
El Amor es el motor de la vida, es la composición, y a la vez la justificación, el motivo y el fundamento. Entonces el humano busca (frecuentemente, en el otro o en otra parte, en otras Dimensiones) el Amor que el mismo es. Como lo saben hay una forma de restricción para el amor, el simple hecho de perder la conciencia entre la vida y la muerte y la muerte y la vida, no permiten encontrar una continuidad. No hay continuidad de nadie: todo lo más existe una continuidad a través de lo que ha sido llamado el Karma. Y sin embargo, todos los seres que han escapado a este cuerpo, por una razón o por otra, han realmente concientizado la naturaleza de lo que son. Incluso sin ir más lejos, fuera de este cuerpo, incluso sin ir más lejos, fuera de esta Dimensión, el Amor está omnipresente. Es como si, en este mundo la carne fuera un amortiguador, un freno que ha impedido vivir la realidad del Amor, tal como ciertas experiencias pueden darles, procurarles. Incluso en la carne hay siempre la noción de buscar un complemento, y sabemos que este complemento que es encontrado no dura más que algunos instantes. Porque si durara eternamente, no habría ninguna necesidad de reproducirse en la carne, estaría presente todo el tiempo.
Ahora bien, obviamente, ¿qué es lo que hace que la humanidad, en esta carne esté siempre en la carencia, en este miedo? Es, obviamente, la dificultad para amarse a sí mismo, pero no amarse como persona, amarse como Principio de Vida. Ahora bien, este Principio de Vida ha sido precisamente, en algún lugar, alterado, porque a menudo, ningún ser humano, sin excepción hasta el presente, tenía la posibilidad de vivir este tipo de Amor. Entonces, obviamente, a través de esta carencia, de esta insuficiencia, todas las relaciones (cualquiera que ellas sean) solo traducirán una idealización, o una proyección de carencia que tiene necesidad de ser colmada. Pero todos tenemos mucha dificultad para encontrarla en los demás, cualesquiera que sea la relación. Mientras que permanezcamos al nivel de una relación de carencia, nunca será colmada. Entonces por supuesto, existen los amores tan intensos, que cuando dan todo vuestro amor, cuando se proyectan totalmente en lo que dan al otro, puede parecer estar lleno de algo que viene a poner fin a toda carencia. Este amor allí, cualquiera que sea su aspecto, no podrá nunca durar más allá de un cierto tiempo, porque efectivamente, existe un decaimiento de esta proyección. Nadie puede estar en permanencia en esta proyección, sin decaer. Nadie puede estar en permanencia, en este don de Amor, sin quedar exhausto.
Y entonces, tienen el ejemplo de personas que han sido capaces de dar y de ser este Amor, en permanencia, y a menudo han dicho que ellos estaban alimentados por un Amor que venía de otra parte, pero de otra parte que su corazón, sino simplemente que su corazón estaba lleno de Amor, sin que hubiera necesidad de justificación, sin que hubiera necesidad de vínculos, sin que hubiera necesidad de traducir algún sufrimiento o alguna carencia. Esto era profundamente verdadero para muchos de los místicos, en su forma de adoración a la Luz, o a un personaje habiendo vivido este Amor, habiéndolo manifestado. En este momento para estos seres, el Amor no tenía necesidad de ser proyectado porque emanaba espontáneamente de ellos mismos, más allá de toda voluntad y más allá incluso de la noción de hacer el bien, porque ellos eran el Bien, y porque lo que irradiaba de ellos no tenía necesidad de algo, de justificarse, de mostrarse o de demostrarse. Mientras que, por supuesto, en el estado de este mundo en el cual viven, y quizá con lo que han vivido, las cosas son profundamente diferentes. Porque el Amor incondicional, el Amor Vibral, les ha, de alguna forma, permitido reconectar la naturaleza profunda de la Vida, y hoy, quizá, viven los estados de gracia, más o menos intensos, más o menos pronunciados, más o menos evidentes.
Desde el instante donde han encontrado, sin haber buscado, desde el instante donde, reconocen lo que Son, el Amor está allí. No hay ninguna alteración de este mundo que cuente. No hay ninguna limitación de este mundo que pueda impedirles encontrar lo que Son, cualesquiera que sean las circunstancias, incluso las más dolorosas de una vida humana. Y por otra parte, sabemos que es en los momentos los más difíciles, en los momentos de gran sufrimiento, en los momentos de gran pérdida, que un ser humano es capaz, a menudo, de manifestar lo que el Es, más allá de todo artificio. Porque, en esos momentos, los mecanismos de proyección son aniquilados. Porque en este momento, todos los sueños (todo lo que había sido construido por una razón importante) aparece devastado y destruido. Y por lo tanto es en estos momentos que abre el verdadero Amor, el que no depende de ninguna circunstancia, ni exterior ni de relación.
Los Hermanos y las Hermanas que han vivido las experiencias llamadas “a las puertas de la muerte” han traído de regreso el recuerdo de este Amor que está más allá de lo visible, ilustrado por un gran Ser, por un miembro de la familia que ha partido, o aún, por lo que está detrás de todo esto, es decir el Sol, la Luz. Entonces por supuesto, el recuerdo de la experiencia en sí misma, fuera la más imponente, la más potente no es la causa del cambio de estas gentes, de estos Hermanos, de estas Hermanas que lo han vivido. Y por lo tanto, permanece en ellos, más allá del recuerdo, esta emanación de Amor tan particular, que no depende de ningún contexto, y sobre todo, de ninguna vida Interior, de ningún sufrimiento, de ningún miedo, de ninguna pérdida, esto todos lo hemos sabido a nuestro alrededor. Y luego, tienen también seres que, por una u otra razón, se encuentran para emanar este Amor y para vivir lo que es llamado las gracias, los éxtasis, los Samadhi, que no dependen de ninguna circunstancia exterior, y simplemente de una circunstancia Interior. Estos Seres son entonces capaces, sin decidirlo, sin quererlo o sin desviarlo, de emanar en permanencia, esta calidad particular de Vida que es el Amor auténtico, incondicional y sin condiciones.
Hoy, cada vez más, los Hermanos y las Hermanas se despiertan a esta Verdad y la viven. Eso se hace a través de una serie de señales, esta señales las conocen: son los Pilares, son las Vibraciones, son lo que pasa a nivel de lo que es llamado la energía, la Vibración, la conciencia. La Conciencia es Amor, ella misma. Y sin embargo las guerras están siempre también presentes, sin embargo los conflictos están siempre también presentes. Las cosas cambian, porque para aquellos de ustedes que viven los contactos con nosotros, saben bien que lo que viven nada tiene que ver con un amor condicionado o condicionante, vivido sobre este mundo, incluso en el vínculo el más fuerte existente entre una madre y su hijo: no hay una medida común con lo que pueden vivir en Comunión. Esto se produce, y esto es cada vez frecuente. Lo constatan en ustedes y a su alrededor, por otra parte, ustedes están aquí para esto. Es importante aceptar antes de poder irradiar, que el único Amor posible se sitúa al interior de Si y que entre más se borre la persona que creen ser (a través de un choque, a través de un enfoque), mas este Amor puede irradiar y manifestarse. Es como si la ausencia de interacción con la naturaleza de lo que somos, limitase (por alguna razón, esta vez, externa), impidiendo toda alteración de lo que irradia. Es en estas circunstancias, que se produce el acceso al Si, al Despertar, a la Realización. Es en este nivel que se realiza el Samadhi, la Paz.
Y entonces, les hemos hablado de la Morada de Paz suprema, que es este estado y viene a trascender todo lo que puede ser conocido, en todo amor proyectado, como en todo amor encontrado en sí e irradiado. Es aún algo más, que envía más allá del humano y que no obstante, permanece totalmente humano. Por supuesto, todo esto pueden parecer las experiencias, todo esto puede parecer muy complejo, muy difícil, sobre todo a través de las experiencias de la vida de este lado. Sin embargo existe la posibilidad, hoy, de ya no ser afectado por lo que sea de este mundo, sin desviarse, sin por ello condenar este mundo, más bien como cualquiera que sea. Nadie dijo que era fácil, pero en todo caso, esto es lo que muchos de ustedes han experimentado o continúan experimentando, a ver o vivir: este Amor no condicionante porque no es el reflejo de una carencia sino es el reflejo de lo que ha sido conocido en Si, redescubierto en Si, y que permite una irradiación mas allá de todo deseo, más allá de toda carencia proyectada al exterior de Si. Esto es el Amor porque esta es la Vida. Y cuando la Vida es encontrada, la gracia está allí. Cualesquiera que sean las palabras que le apliquen, siempre es el mismo sentimiento de estar pleno y que nada puede ya vaciarlos. Esta plenitud que llaman Alegría, Samadhi, Shantinilaya, resulta de hecho de esto, es decir de esta plenitud, de este sentimiento de estar completo, de no tener nada más que hacer que amar. Porque desde el instante donde, el Amor sirve algo lógico (una filiación, una relación a un hijo, a un padre, una relación de pareja), este amor será siempre una proyección. Muy raramente encontrará el equilibrio. Ahora bien, existen por supuesto las parejas que pasan el conjunto de su vida entre ellos, pero esto no es el amor Vibral, es un amor que ha encontrado un equilibrio estable y saben muy bien, que está lejos de ser lo más común, y lejos de ser lo más fácil de vivir para todo el mundo.
Y luego, hoy, ustedes son capaces de establecer las Comuniones, sea con otros Hermanos y Hermanas, con nosotras, Estrellas, los Ancianos, los Arcángeles, con el Sol y con la Tierra. Todo eso lleva diferentes nombres, todo eso les ha sido explicado. Y cuando eso se produce, en ustedes, incluso si eso no es permanente, eso les da a vivir algo diferente donde la necesidad de proyectar un amor, la necesidad de amar (en su sentido más noble) no existe más, porque ustedes Son Amor. Siendo Amor, ustedes no tienen necesidad de amar en la proyección: basta simplemente Ser, dejar manifestarse vuestra naturaleza. Es, además, a través de este acto de dejar manifestarse vuestra naturaleza, que se realiza, lo más fácilmente, eso de lo que nosotros hablamos incesantemente desde algún tiempo, que es el Abandono: Abandono a la Luz, Abandono del Sí, es decir el momento donde la voluntad del Yo no existe más. Y todos ustedes saben que hay gente que busca el Amor permanentemente, y otros que no buscaron nada. Pero mientras hay una búsqueda del Amor, ustedes no pueden Ser Amor. De hecho, es como si la gestión, se produjera a la inversa. La falta induce esta búsqueda, la búsqueda induce una proyección, la búsqueda de un ideal (una vez más, que eso sea una persona, o una profesión o cualquier otro que fuera) que va a alimentarlos. Y lo que los alimenta y los colma, viene bien del exterior, en estos casos. Incluso si ustedes sienten vuestro corazón, por alguien, por algo, si ustedes miran, de manera objetiva, verán bien que es siempre lo mismo: cualquiera sea la expresión de ese amor, cualquiera sea el objeto de ese amor, hay, en definitiva, siempre sub-yacente, una falta, una necesidad de completar, una necesidad de intercambiar, también.
Esto es profundamente diferente de lo que se vive cuando vuestra naturaleza se revela a ustedes, porque en ese momento, la fuente del Amor está en ustedes mismos. No hay más que hacerse la pregunta para dar Amor. No hay más que hacerse la pregunta de saber si se ama o no, porque el Amor es vuestra naturaleza y no es más ni una proyección, ni una ocupación, ni un ideal. Solo este Amor, es, si puedo decir, auténtico, porque este, precisamente no depende de una causa exterior: no depende de una relación, no depende de una persona, no depende de nadie. Es lo que ustedes son. Entonces, en ese momento, no hay más esfuerzos que hacer, no hay más que prestar atención a sea lo que fuere: ustedes se volvieron, realmente, lo que son, y en ese momento, el Amor emana de ustedes como lo que es, es decir vuestra naturaleza. Y lo que se vive, en ese momento, a través de los seres, a través de las situaciones, de las ocupaciones, no tiene más el mismo sabor, no tiene más la misma coloración de algo a llenar, de algo que falta. Lo que viven, en ese momento, es profundamente diferente.
Y sin embargo, a pesar de eso, a menudo el ser humano tiene necesidad de completar, porque el cuerpo está hecho así, aquí sobre este mundo, es incompleto. Basta hablar de complementariedad, de mirar la constitución misma de los cuerpos para darse cuenta que uno está hecho para el otro. Incluso a nivel de la carne, independientemente de los sentimientos, independientemente incluso de la naturaleza de los sexos. Todo eso solo representa, en definitiva, algo que se expresa en una falta. Y por el contrario, en el momento donde ustedes descubren o redescubren la naturaleza que Son, entonces, en ese momento, no existe más sentimiento de incompletud, incluso si existen relaciones todavía, incluso si existe una necesidad de no estar solo, pero es profundamente diferente. Porque la fuente del Amor está en ustedes mismos, y ahí, están listos para Comulgar, con ustedes mismos y con el otro, y también a irradiar este Amor, sin quererlo en todo lo que ustedes tocan, todo lo que ustedes miran. Ahí, no puede existir ninguna falta. No puede existir ninguna traición, ninguna incertidumbre, y ustedes no pueden dar, recuerden, más que lo que encontraron. No pueden dar lo que ustedes no han adquirido, pero no “adquirido” en el sentido de poseer, no “adquirido”, en el sentido de guardar para sí, sino bien de reconocer la naturaleza de la Vida, la naturaleza de la gracia, la naturaleza del Amor, que es, de hecho, la única naturaleza posible. En ese momento, van a constatar (y ustedes lo constatan cada vez más, en esta época particular en la cual encarnaron) que, por supuesto, las reglas del juego, si se puede decir, no se expresan de la misma manera en todos los niveles. Existen muchas cosas que son llamadas el progreso, que son llamadas la evolución que, sin hablar de su realidad, traducen, en todo caso, la modificación del juego amoroso, y yo entiendo por juego amoroso, no únicamente el juego entre dos seres, sino el juego amoroso de toda vida. Mientras que el juego amoroso esté basado sobre lo que yo llamé el miedo, el sufrimiento, la pérdida, no puede ser saciado. Desde el instante donde, el juego amoroso se expresa en el momento donde ustedes reconocieron lo que ustedes Son, por el Fuego del Corazón, por la Corona Radiante, por muchas cosas que les han sido largamente explicitadas, entonces, ustedes notarán que en ese momento, las cosas cambian, porque no existe más la falta. Existen, por supuesto, las interrogaciones sobre el sentido mismo de la vida, existe un cuestionamiento que puede concernir a otros miedos, que eso concierna el trabajo, aquí también, el miedo de la falta, el miedo de no tener para comer, de no tener techo.
Cuando el Amor emana de ustedes, habiendo encontrado vuestra naturaleza, todo se vuelve diferente. Porque las leyes van a expresar que ustedes han salido de la acción/reacción permanente, que eso sea lo que ustedes nombran la Fluidez de la Unidad, las sincronicidades, las Leyes de Atracción y de Resonancia. Cuando ustedes son Amor, el Amor viene a ustedes. Y ese Amor se expresa no, únicamente, a través de las personas o de las situaciones agradables, sino que todo lo que es necesario, para ustedes, entonces, es provisto. Porque es exactamente lo que pasa, si ustedes son Amor: nada puede estar ausente, pase lo que pase al exterior o al Interior, todo les aparecerá y será vivido de la manera más justa, sin falta, y sin miedo. Eso quiere decir también, e ilustra, lo que nosotros les decimos: que no hay más que dos opciones, el miedo o el Amor. El miedo que traduce únicamente la falta, la insuficiencia y los diversos miedos. Y el amor, desde luego, que no es su opuesto, ni incluso el otro lado, sino que es bien la expresión de algo que se encontró. Habiendo encontrado la Vida, la Vida los encuentra. Y las circunstancias de vuestra vida van a desarrollarse diferentemente. Es imposible, para el que vive el Amor en su Corazón (en el sentido más Vibral), que accede al Samadhi, que accede a la Comunión, de poder expresar la menor falta, la menor incompletud y el menor miedo. Es en ese sentido que nosotros les decimos, siempre: miedo o Amor. Porque, a menudo, ustedes tienen la impresión que los dos coexisten: un día, hay Amor, otro día, hay miedo. Pero cuando el Amor está ahí, no puede existir el miedo. No puede existir el sufrimiento, sea en el psiquismo o en el cuerpo. Porque se produzca lo que se produzca en la cabeza, en el cuerpo, en las relaciones, el Amor está ahí. En ustedes, incluso si algo se termina en una relación, en lo que sea, si ustedes se reconocen en el Amor, nada puede faltar. Si algo falta, entonces eso los reenvía a vuestras propias faltas, y a lo que ustedes proyectaron, a través de un ideal, a través de una necesidad o de una falta. Que eso sea una necesidad, una falta, un deseo, o un ideal, no cambia estrictamente nada a lo que eso es. Mientras que el Amor queda, para ustedes en una búsqueda, no hará más que traducir una falta. Mientras que, para ustedes, el Amor está en otra parte que Aquí y Ahora, incluso a través de una búsqueda espiritual, ustedes se alejan de ustedes mismos.
El amor, como eso se ha dicho de diferente maneras, no tiene que ser buscado porque es lo que nosotros Somos. De hecho, hay que realizar simplemente lo que nosotros Somos. Y cuando realizamos lo que Somos, ninguna falta más puede sobrevenir. Nosotros estamos muy lejos, yo se los concedo, del paso común, en Occidente como en Oriente, de la evolución de las relaciones entre los hombres y las mujeres, entre los hombres y las mujeres y la sociedad, o incluso en las relaciones que se suponen las más durables, como las relaciones ligadas a la sangre, al ADN, a la familia. Existe por consiguiente un malestar: es mientras que el humano no se de vuelta hacia sí mismo, no para buscarse, sino para manifestar lo que él es, todo lo que será manifestado al exterior será insuficiente, deficiente y es normal. Otros han dicho: “buscad el reino de los cielos y todo el resto os será dado”. El reino de los cielos está dentro de ustedes, por tanto ustedes lo tienen que buscar, no como una búsqueda al exterior, en cualquier conocimiento, en cualquier relación, sino más bien buscando la naturaleza que nos anima y que nosotros somos. Realizando esto, todas las contrariedades de este mundo no representarán nada, porque a medida que se hace este reconocimiento, el conjunto de las circunstancias de la vida van a estar en armonía con eso. Y eso concierne absolutamente todo los sectores, porque el Amor es Abundancia, nunca puede ser privación.
Entonces por supuesto, existen situaciones donde un gran sufrimiento puede hacer aparecer el Amor. Pero, justamente, el Amor aparece en esos casos de sufrimiento porque hay un vacío tan intolerable que el Hermano, la Hermana a quien le llega eso no puede más que buscar, en sí, el recurso. Y eso no se encuentra, emerge, desde el instante donde ustedes no buscan más. Muchas veces, cuando yo hablo de acontecimientos traumatizantes, se puede tratar de la pérdida de un allegado, de un trabajo, o de algo que es juzgado como importante, que tiene valor para el que lo vive, y que desapareció. Como lo dice un interviniente, muy a menudo, cambien de mirada, acepten que ustedes son Amor, porque esta aceptación, no esta creencia, va a traducirse por la plenitud (Nde: BIDI). Y, en esta plenitud, hay lugar para todos, puesto que esta plenitud nunca puede agotarse. Ella no depende de circunstancias exteriores, ella no depende del sentimiento de gratificación que ustedes pueden obtener, sino que ella depende solo de ustedes mismos, no en un encierro, sino en una verdadera apertura, que no es más la proyección de una falta o de una insuficiencia.
Entonces, en ese momento, ustedes descubren la Libertad. No tienen más necesidad de amar o de no amar. Descubren que el Amor es vuestra naturaleza, todo se vuelve profundamente diferente. Es esa, la Libertad que conduce a la Liberación. Esta independencia, esta autonomía, es una resonancia directa con la Libertad y con el Amor. Es eso que ustedes tienen que realizar, no buscar, no comprender, sino vivir, los unos y los otros. Nosotros les decimos que la comprensión no sirve para nada, no es más que justificación para el mental, no es más que cálculo, no es más que lógica. El Amor no tiene que ser lógico: él Es, muy simplemente. Mientras ustedes pongan la lógica delante, eso corresponde a una falta. Mientras ustedes pongan una organización delante, eso también corresponde a una falta. Porque el Amor, en su espontaneidad, no tiene que estar en una lógica o en una razón. Él es lo que se expresa lo más naturalmente del mundo, porque una vez más, es lo que nosotros Somos. Incluso la guerra no aniquila lo que nosotros Somos. Incluso la muerte no puede aniquilar lo que nosotros Somos. Y es justamente lo que nosotros somos que es Amor.
Mientras que ustedes proyecten al exterior (a través incluso de una búsqueda, cualquiera sea), mantienen la falta, ustedes nunca la llenarán. Y eso, vuestra vida, y todo lo que es humano, representa eso. Mientras que el humano no sea humano, mientras que no recupere su naturaleza, toda su vida va a estar sometida a lo que es nombrado acción/reacción, y la acción/reacción mantiene la perpetuación. La acción/reacción mantiene lo que ustedes nombran el libre-arbitrio, que no es la Libertad. Y así, de reacción en reacción, de búsqueda en búsqueda, el ser humano se aleja cada vez más de su naturaleza. Es esta exteriorización de la conciencia, a través de esta búsqueda, que crea la apariencia de la falta de amor, que crea las guerras, que crea las insuficiencias, las rupturas, los chantajes. No hay otra alternativa que de encontrarse a sí mismo. Entonces desde luego, la época que hay que vivir, y que ustedes viven, es en eso diferente ya que el Amor ha venido a ustedes, vino a despertarlos. Muchos se despiertan hoy, y descubren (un poquito como al despertar, a la mañana) que ellos se despiertan de una pesadilla donde todo no era más que artificial, donde el sentido de los valores está totalmente redistribuido. Incluso si eso no es llamado Amor, es el Amor que actúa. Mientras que el Amor esté ausente, habrá siempre competición, habrá siempre comparación, habrá siempre falta e insuficiencia, y habrá siempre miedo.
Cuando el Amor está ahí, todo se transforma, todo se vuelve diferente. La Libertad se vuelve real. La Autonomía se vuelve real. No puede existir insuficiencia. Y, en ese momento, el conjunto de miedos que estaban presentes, cualesquiera fueran, desaparecen en totalidad porque no hay nada que preservar. Cuando la naturaleza del Amor es recobrada, la Vida fluye por sí misma. Cualesquiera sean las circunstancias, no pueden existir privaciones, en el seno del Amor, incluso si ustedes no tienen para comer, incluso si no tienen techo. Es la ausencia de Amor que los hace buscar, activamente, para preservarse de esas desgracias. Pero, cuando el Amor es encontrado, como lo decía el Cristo: “¿acaso el pájaro se preocupa de lo que va a comer mañana?”. El amor no se preocupa de nada. Él es Vida. Él es la Verdad y cuando ustedes están bajo esta Verdad, la acción/reacción desaparece. Es reemplazada por la gracia, y la gracia es activa, ella hará todo para que vuestra vida sea la Vida. El paso es profundamente diferente. En un caso, hay proyección. En el otro caso, hay Recepción y Don. Es uno o el otro. No hay otra alternativa y ustedes van a vivirlo si no lo viven ya, porque las circunstancias de este mundo van a hacer que este mundo va a encontrarse frente a lo que ha construido, con respecto a sus faltas. Todo lo que es el progreso moderno, todo lo que fue bosquejado y construido (en la materia como en la cabeza) tenía por función solo evitar la falta, conceder lo que ustedes llaman el confort. Confort que ustedes obtuvieron en Occidente (o, en todo caso, en los países acomodados). ¿Pero de qué vale ese confort si hay falta? ¿Qué vale ese confort, si hay no-reconocimiento del Amor? No vale estrictamente nada porque los apaga, los adormece, los anestesia, y los aleja de todo lo que ustedes Son. Y eso crea una avidez y eso hace que el alma vaya a buscar las experiencias que puedan satisfacerla, a través de otro, a través de un hijo, a través de una profesión, a través de una actividad, cualquiera sea.
Más el Amor crece y más el Amor emana e irradia de ustedes, menos eso puede preocuparlos. Y cuando lleguen al Último, ustedes permanecen Amor y todo el resto desaparece. Es lo que yo manifesté, en ciertos momentos, en mi vida, y sin embargo, quizá ustedes lo saben, yo estuve casada, tenía mucha gente alrededor de mí. Toda esa gente que venía a alimentarse, no de mí, sino del Amor, porque había una resonancia que se creaba. Desde luego, todo el mundo no tuvo la resonancia suficiente para encontrar lo que era, porque las faltas y las proyecciones crean, de algún modo, una barrera que se vuelve cada vez más rígida, porque eso está construido sobre el miedo y el miedo rigidiza. Él impide expresarse al Amor, que nosotros somos. Entonces desde luego, mientras ustedes miren la falta, buscan llenarla. Mientras miran el objeto de vuestro deseo, buscan poseerlo. Pero si hacen parar todo eso, entonces el Amor está ahí. No el que ustedes quieren, no el que ustedes esperan, sino el que siempre estuvo ahí, en la mitad de vuestro pecho. Hoy, eso se descubre, cada vez más fácilmente, porque las circunstancias quieren eso, ustedes lo saben.
Entonces, yo no puedo más que invitarlos a vivir, no según vuestros deseos, no según vuestras faltas, sino según el Amor y según la gracia. Porque, en la gracia, hay Vida, y la Vida nunca les hará faltar, sea lo que fuere que tengan que vivir. Es siempre el mental, la falta, que va a inducir las acciones de preservación de la ilusión a través de la seguridad, a través de los lazos que ustedes crean, a través de los alumbramientos, a través de las creaciones. Todo eso, de hecho, no está destinado más que a proteger vuestro propio Amor y a disfrazar la falta de la naturaleza, que somos todos. Así, hay pues también, a ese nivel, una especie de Reversión y de cambio. El llamado de la Luz, hoy, es para hacerles vivir eso. Entonces, cualesquiera fueran las circunstancias de vuestra vida, no echen pestes, no las rechacen, porque vuestra visión se inscribe, muy a menudo, solo en la emoción del momento o en la comprensión intelectual y lógica de lo que ustedes tienen, y lo que no tienen. Si el tiempo transcurre, constatarán por ustedes mismos, y ustedes han hecho todos la experiencia, que lo que les faltó, un día, a través de una pérdida y un duelo, termina siempre, siempre, por desaparecer. Y ¿cuál es el agente que lo hace desaparecer?: el tiempo. Porque la falta está siempre inscrita en el tiempo. El Amor no está inscrito en ningún tiempo. Él los hace escapar de las consecuencias del tiempo. El Amor Vibral: El Amor que se da. Reflexionen esto, porque esos mecanismos están en acción absolutamente para todo. Ahora bien, hoy, lo que pasa, y lo que pasará cada vez más, es que ustedes se saturan de la Fuente y de la Naturaleza de lo que ustedes Son, que ustedes nombren eso Supra-mental, Onda de Vida, Éxtasis, Samadhi, Shantinilaya, y sus múltiples declinaciones, eso no tiene ninguna importancia. Todo eso no es más que una invitación a darse, ustedes mismos, a lo que ustedes Son, a no esperar nada, porque cuando no se espera nada, todo está ahí, no hay falta.
Nosotros somos, todos, el Amor, la Vida y la gracia, el Camino, la Verdad y la Vida. Sin ninguna excepción. Solo, los filtros y los Velos, las experiencias del pasado, los traumatismos, la falta, el miedo, nos alejan de eso. Entonces, no hay más que el Amor para llenar. No hay más que el Amor para ser lo que nosotros somos, de manera infinita, más allá de este tiempo, como de todo tiempo. Este Amor, cuando se encuentra, no puede ser limitado, no puede ser amputado, no desaparece con la muerte. Porque ustedes encontraron lo que Son: ustedes son Eternidad. Antes, en ningún momento, ustedes pueden vivir ni pueden suponer ni imaginar. Pero desde el instante donde el Amor está, realmente ahí, ustedes son la Totalidad, son el Todo.
He aquí los elementos que deseaba aportarles y que se desprenden, quizá no de lo que pasa ahora, sino de lo que yo viví, realmente, en mi encarnación pasada. Ahí, está lo esencial, porque si ustedes aceptan mirar objetivamente, ustedes se darán cuenta que, realmente, es la única Verdad. Ella no es relativa, ella traduce el Absoluto de todas las relaciones, y todo lo que puede existir sobre este mundo y en otra parte. Lo que es diferente, en los otros mundos, en los mundos que nosotros nombramos unificados o multidimensionales, es que la expresión del Amor no está manchada de nada, frenada por nada: no hay ni opacidad, ni cálculo, ni lógica, ni razón, ni apego, hay Libertad total de movimiento, de resonancia, de Comunión. No existe ningún encierro posible. Mientras que todo lo que ha sido construido sobre este mundo, desde mucho tiempo, obliga a separar, a encerrar. Eso es visible, incluso, en los modos de vida. Eso es visible en todo lo que se da a ver, en todo lo que se les da a experimentar sobre este mundo. Miren claramente, y ustedes comprenderán, en ese momento, ustedes captarán que el Amor no es algo que se toma, ni que se intercambia. El Amor es Don, porque la Vida es Don, y porque la Vida es la gracia. Encontrar la gracia, vivir la gracia y el Éxtasis, es la esencia de vuestra Naturaleza, es decir que ustedes se encontraron. Habiéndose encontrado, encontraron el resto del mundo, encontraron el Amor.
He terminado mi intervención. Establezcamos, si a ustedes les parece bien, todos juntos, en este Don, en esta recepción, en el Amor que nosotros somos, más allá de toda consideración, más allá de toda espera, de toda proyección, de toda esperanza incluso, simplemente, instalándonos en este tiempo presente que no depende de ningún tiempo, y que pues escapa al tiempo. Así es el Amor, así es la Verdad. MA ANANDA MOYI los ama porque es su Naturaleza. Ustedes me aman porque es vuestra Naturaleza, sin cálculo y sin condición, sin suposición. Yo los amo, hasta pronto.
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