Traducción: Lucía Montaño Ferrer
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Desde el Corazón de Fuego de la Tierra Mi Voz se eleva, tocando vuestros corazones, hijos e hijas de Mi Redención. Yo Soy vuestra Madre Divina. Yo Soy el Espíritu flameante en vuestro interior, impulsándoos día a día a una apertura y a un reconocimiento cada vez más vasto de vuestra Verdad Interior.
Mis niños, Yo os convido hoy al silencio. No al silencio de las palabras, aunque éstas también tienen su efecto. Yo les invito mucho más hacia el silencio de las verdades personales. Yo les invito mucho más, Mis niños, al silencio de los apegos, al silencio de las predilecciones, al silencio de las preferencias, estas corrientes que aún agitan vuestra estructura interior.
Bien amados de Mi Corazón, Yo os invito al silencio de la verdad personal para que vuestra Verdad pueda brillar. Esa Verdad que se encuentra ahí en vuestro interior, no en la verdad de Mis palabras, no en la verdad de los ejemplos que vosotros escogéis como ideal, no en la verdad de los libros ni siquiera en la verdad de la sabiduría de las eras.
Yo os invito a un momento de silencio para permitir simplemente que brille vuestra Verdad interior. Esta Verdad que vosotros sois de hecho, más allá de toda escogencia, más allá de toda noción de la libertad misma, la Verdad que vosotros sois de hecho.
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Desde el Corazón de Fuego de la Tierra Mi Voz se eleva, tocando vuestros corazones, hijos e hijas de Mi Redención. Yo Soy vuestra Madre Divina. Yo Soy el Espíritu flameante en vuestro interior, impulsándoos día a día a una apertura y a un reconocimiento cada vez más vasto de vuestra Verdad Interior.
Mis niños, Yo os convido hoy al silencio. No al silencio de las palabras, aunque éstas también tienen su efecto. Yo les invito mucho más hacia el silencio de las verdades personales. Yo les invito mucho más, Mis niños, al silencio de los apegos, al silencio de las predilecciones, al silencio de las preferencias, estas corrientes que aún agitan vuestra estructura interior.
Bien amados de Mi Corazón, Yo os invito al silencio de la verdad personal para que vuestra Verdad pueda brillar. Esa Verdad que se encuentra ahí en vuestro interior, no en la verdad de Mis palabras, no en la verdad de los ejemplos que vosotros escogéis como ideal, no en la verdad de los libros ni siquiera en la verdad de la sabiduría de las eras.
Yo os invito a un momento de silencio para permitir simplemente que brille vuestra Verdad interior. Esta Verdad que vosotros sois de hecho, más allá de toda escogencia, más allá de toda noción de la libertad misma, la Verdad que vosotros sois de hecho.
Cuando las partículas de Mi hábito concedidas a vosotros como un pase de regalo, cuando el espejo de la entidad cósmica que vosotros animais se disuelva, solamente quedará esta misma Verdad inmutable e innegable de todos los tiempos, de todos los no tiempos.
Y esta Verdad, Mis niños, es simple; tan simple que no puede ser puesta en palabras, porque no es una idea, no es ni siquiera un arquetipo, no es una energía, no es una vibración. Esa Verdad es simplemente el Ser.
Yo os invito en esta vibración del Disco Solar Ramayah, la Virtud de Repulsión, a zambullirse en este silencio y permitir que el Fuego de Ramayah disipe la identificación con las partículas de vuestras vestiduras, con el espejo que refleja lo que no puede ser reflejado. Ramayah os ofrece esta posibilidad aquí y ahora. Ni siquiera es un punto de vista que deba asumirse. Es simplemente no tener un punto de vista que deba ser aceptado.
Amados de Mi Corazón, Yo estoy con vosotros. Yo os acompaño en estos días más que nunca. Porque el hecho de que vosotros sintáis Mi Presencia en vuestro interior es indispensable en estos días. Un viento sopla sobre este planeta, sobre el mundo de los hombres, una estructura tan frágil. ¡Que vosotros sintáis Mi Presencia en estos días es indispensable!
Intensificad el Acogimiento Amoroso. Intensificad las comuniones entre sí. Yo os pido, hijos e hijas de Mi Corazón, Yo os convoco, Bodhisattvas de Luz, uniros, daos las manos, mostrad, aquí y ahora, en este escenario de ilusión, la Unidad que vosotros afirmáis con la boca, aseveráis con la mente, vivid en vuestro propio Ser. Daros las manos, Uníos. No solamente por la palabra, no solamente por los gestos interiores, sino especialmente por una apertura interior, un Acogimiento Amoroso de vuestros hermanos y hermanas.
Sagradas Llamas, es hora de brillar más intensamente. Es hora de afirmar el Cristo que ya llegó.
Transcripción y Revisión final: Agnimitra.
http://antena-protecao.blogspot.com
Y esta Verdad, Mis niños, es simple; tan simple que no puede ser puesta en palabras, porque no es una idea, no es ni siquiera un arquetipo, no es una energía, no es una vibración. Esa Verdad es simplemente el Ser.
Yo os invito en esta vibración del Disco Solar Ramayah, la Virtud de Repulsión, a zambullirse en este silencio y permitir que el Fuego de Ramayah disipe la identificación con las partículas de vuestras vestiduras, con el espejo que refleja lo que no puede ser reflejado. Ramayah os ofrece esta posibilidad aquí y ahora. Ni siquiera es un punto de vista que deba asumirse. Es simplemente no tener un punto de vista que deba ser aceptado.
Amados de Mi Corazón, Yo estoy con vosotros. Yo os acompaño en estos días más que nunca. Porque el hecho de que vosotros sintáis Mi Presencia en vuestro interior es indispensable en estos días. Un viento sopla sobre este planeta, sobre el mundo de los hombres, una estructura tan frágil. ¡Que vosotros sintáis Mi Presencia en estos días es indispensable!
Intensificad el Acogimiento Amoroso. Intensificad las comuniones entre sí. Yo os pido, hijos e hijas de Mi Corazón, Yo os convoco, Bodhisattvas de Luz, uniros, daos las manos, mostrad, aquí y ahora, en este escenario de ilusión, la Unidad que vosotros afirmáis con la boca, aseveráis con la mente, vivid en vuestro propio Ser. Daros las manos, Uníos. No solamente por la palabra, no solamente por los gestos interiores, sino especialmente por una apertura interior, un Acogimiento Amoroso de vuestros hermanos y hermanas.
Sagradas Llamas, es hora de brillar más intensamente. Es hora de afirmar el Cristo que ya llegó.
Transcripción y Revisión final: Agnimitra.
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