sábado, 21 de diciembre de 2013

Dos Clases de Oscuridad ~ Pamela canaliza a Jeshua con audio compartir

  
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Queridos amigos, soy Jeshua, un viejo amigo a quien le encanta compartir esta tarde con ustedes, simplemente estando juntos en la energía del amor y la unidad. Esto es algo que desean mucho, porque muy a menudo ustedes se sienten a la deriva y perdidos en la vida en la Tierra. Yo estoy aquí para hacerles recordar la verdad que vive dentro de ustedes, en vuestra alma. No es visible a simple vista, y a menudo ustedes pierden contacto con esa verdad cuando están ocupados e involucrados con sus muchas actividades, deberes y responsabilidades.

Por favor tómense un momento para serenarse y dejen que caigan aquellas presiones externas. Sientan el silencio en lo profundo de ustedes. El silencio en vuestro corazón no es un vacío, sino una presencia total que sólo puede ser sentida si dan un paso atrás del ajetreo diario. Hoy estamos aquí para dar ese paso atrás para que ustedes recuerden quienes son y para que se revitalicen con la totalidad del silencio en vuestro corazón. Esto les permite comenzar a vivir otra vez, pero ahora de una manera más fácil y alegre.

La vida por momentos parece ser una batalla, pero eso no es lo que se espera que sea. Ustedes están aquí esencialmente para experimentarse a ustedes mismos, para recordar vuestra fuerza y vuestra belleza como radiantes ángeles de luz y para compartir esa luz con los demás. Al hacer esto se sentirán en el hogar en la Tierra. La vida se volverá simple otra vez, fácil y alegre.

Entonces vayan adentro, junto conmigo, y recuerden la fuente de la cual provienen: la Luz eterna, imperecedera, que siempre se está moviendo y cambiando, tomando nuevas formas y aun así siempre indivisa y Una. Ustedes son parte de esa corriente y de hecho, nada puede pasarles. Están a salvo y enteros incluso ahora morando en vuestro cuerpo terrenal. Están a salvo incluso en este mundo que parece estar dominado por la lucha y el conflicto.

Hoy hablamos sobre la Luz y la oscuridad, y acerca de traer la Luz dentro de la oscuridad. ¿Y qué es la oscuridad? Es algo que en ustedes como un ser humano evoca resistencia. Nadie quiere experimentar la oscuridad; nadie quiere sufrir dolor, tristeza o miedo. Aun así es parte de nuestra vida. ¿Entonces por qué está esa oscuridad ahí?

Las personas se han hecho esta pregunta por siglos. Ahora, para empezar, mucho depende de cómo hacen la pregunta. ¿Hacen la pregunta desde una actitud de apertura: “¿Por qué hay oscuridad ahí, por qué esto me está pasando a mí, qué debería hacer con esto?” o se plantean la pregunta desde el miedo, la ira y la resistencia?: “¿Por qué es que esa oscuridad está presente en mi vida, y cómo puedo vencerla o evitarla?” Sientan la desesperación y la resistencia que expresa la última pregunta y reconozcan esas emociones dentro de ustedes mismos, porque tal es la reacción a resistirse a lo que se siente oscuro, insalubre o difícil.

El desafío más profundo para ustedes como un ser humano es decir “sí” a las situaciones que inicialmente se niegan a aceptar; decir “sí” a lo que quieren evitar a toda costa. Requiere una gran fuerza interior decir “sí” a lo que viene a vuestra vida en forma de oscuridad. Si ustedes no pueden encontrar esa fortaleza, lo cual es entendible, y dicen “no”, se endurecen en oposición a aquello que sucede y la oscuridad se vuelve más profunda y la desesperación aumenta.

En realidad hay dos clases de oscuridad en la vida. La primer oscuridad es algo externo que les sucede en vuestro camino en la vida. Puede ser un divorcio de alguien a quien aman, la pérdida de un ser querido, una enfermedad o un accidente, cualquier cosa que los angustie profundamente: una crisis, un revés mayor. A esto lo llamaré oscuridad uno.

Y luego está vuestra reacción a eso, vuestra respuesta emocional. Inicialmente todo ser humano tiende a resistirse al destino manifestándose en contra de la oscuridad. Pero si ustedes mantienen vuestra resistencia y se cierran y se quedan diciendo “no”, juzgando lo que está sucediendo en vuestra vida, luego hay una capa adicional de oscuridad, una segunda clase de oscuridad. A esto lo llamaré oscuridad dos. Rodea a la oscuridad uno.

La oscuridad uno los lleva dentro de un nivel de emociones profundas, intensas. Algo sucede en vuestra vida que trae un montón de aflicción, miedo y dolor, y mientras experimentan esas emociones ustedes están muy vivos. La vida fluye a través de ustedes como una ola atronadora. ¿Pueden permitir que esto suceda? Las cargas emocionales profundas los hieren – los shockean – y luego pasa a ser una cuestión de si ustedes tienen la fuerza para confiar que hay algo en esa experiencia que los llevará a alguna parte. Que confíen en que la vida tiene significado, aunque nosotros como seres humanos a menudo no comprendamos el significado.

Para decirlo en términos aún más fuertes, aceptar que vuestra alma puede haber elegido tener esas experiencias, tal vez para traer algo a la superficie, para sanar algo que ustedes no sabían que necesitaba sanación. Entonces ahí hay un momento de elección cuando están confrontados con emociones fuertes: la aceptación y la entrega, o la resistencia y el encerramiento.

Es más humano querer decir “no”. No voy a decir que sea un error, pero al hacer esto ustedes están poniendo una capa extra de oscuridad sobre la oscuridad que ya está presente. A esta capa la voy a llamar “oscuridad dos”, una segunda capa de oscuridad. Esta oscuridad viene de adentro; es vuestra reacción a la oscuridad uno. Si ustedes persisten en decir “no”, el flujo de vuestras emociones llegará a un alto y se quedarán atascados. “No, yo no quiero experimentar esto; lo rechazo; no puedo aceptarlo”. Si ustedes persisten, se llenarán de resentimiento, de ira y de amargura. Estos sentimientos en realidad no son emociones, son juzgamientos que congelan el flujo natural de las emociones dentro de ustedes. La oscuridad dos impide que la vida fluya dentro de ustedes; han puesto muros y defensas. Al final esto puede atraer a ustedes formas graves de oscuridad, tales como una profunda desesperación, la alienación y la depresión. Cuando están en una depresión, el flujo de la vida casi se ha detenido. Se sienten muertos por dentro.

La vida siempre está sujeta al cambio. La vida inherentemente sostiene la posibilidad para el crecimiento y la sanación, para un nuevo nacimiento, si ustedes confían en ella a un nivel básico. Pero si ustedes persisten en decir “no”, excluyen tal posibilidad. Se quedan insistiendo en que la vida no es como debería ser, y en cuanto juzgan la vida de esta manera ustedes se desconectan de ella. De este modo ustedes alcanzan la oscuridad más profunda que un ser humano pueda experimentar. No es la oscuridad uno (situaciones externas) lo que lleva a las personas al nivel más profundo de oscuridad, es la persistente negativa a aceptar las emociones que surgen de la oscuridad uno. Ésta es la oscuridad dos: un endurecimiento interior, un cierre a vuestra naturaleza emocional.

¿Cómo uno trae Luz dentro de esta clase de oscuridad? Si alguien llega a la primer clase de oscuridad y se pone muy triste, ansioso y angustiado, todavía se puede llegar a él o ella. Esa persona aún está viva, está en contacto con las emociones que corren a través de su cuerpo y psiquis y activamente busca el significado detrás de lo que le está sucediendo. Esta persona aún está entera y saludable desde un punto de vista psicológico, incluso si enfrenta situaciones muy graves. Una persona que está tratando con la oscuridad uno está necesitando consuelo y compasión, y es capaz de recibir y de apreciar un gesto amoroso de otra persona – él o ella aún está muy vivo.

Pero alguien que persiste en su negativa a aceptar, quien se queda diciendo “no”, esa persona se cierra a recibir amor. Se cierra, no sólo a su Luz interior, sino también a la Luz de afuera que quiere llegar a él a través de los demás. Eso es soledad, eso es estar perdido – eso es el infierno en la Tierra. Y yo les digo que cada uno de ustedes conoce este infierno desde adentro. Tal vez ustedes no estén muy conscientes de esto, pero para la mayoría de las personas un proceso de encerrarse ya comenzó durante su infancia.

Ustedes saben cómo un niño está en el mundo espontáneamente y sin inhibiciones, y cómo sus emociones fluyen fácilmente. Estas emociones a menudo pasan rápidamente a través de su ser porque no se han colocado barreras, no hay puertas cerradas. Generalmente la vida fluye libremente a través de un niño. Hay excepciones, por supuesto, porque algunos niños llevan cargas desde la temprana infancia o de vidas pasadas, pero ustedes saben a lo que voy. Ser un niño es estar en un estado de relativa apertura. Un niño está vivo y es espontáneo porque no puede ser de otro modo; aún no ha aprendido a controlarse a sí mismo de la manera en que lo hacen los adultos.

Pero a medida que ustedes crecen, comienzan a experimentar emociones que no saben cómo enfrentar. Así, los adultos que los rodean con frecuencia no los ayudan a comprender esas emociones y evitan hablar de ellas. La mayoría de ustedes se confunden siendo niños. Comienzan a creer que son extraños y diferentes. Tal vez siendo niños aún estaban llenos de inspiración, de entusiasmo, de amor, de sueños, y esos sueños se golpean contra la dureza de la realidad. Comienzan a poner barreras contra su naturaleza emocional en reacción a los miedos y prejuicios que existen en vuestro entorno familiar, o más tarde en la escuela y en las personas que conocen. Las puertas se cierran, y a menudo esto sucede subconscientemente pero alguno de ustedes puede recordarlo como un viejo dolor.

Vean si son capaces de encontrar al niño dentro de ustedes mismos, el símbolo de vuestra espontaneidad. Un niño que es extrovertido, desinhibido, que está vivo, y alguien quien dice “sí” a lo que se presenta como experiencia. ¿Pueden ver a esa persona que dice “sí” a la alegría, al placer y al disfrute tanto como a la angustia, al miedo y a la ira? Imaginen que este niño interior quiere venir a ustedes. Aún está ahí; el tiempo y el espacio son una ilusión. En la realidad interior nunca nada está perdido. La corriente original de la vida se preserva y aún quiere unirse a ustedes.

Imaginen por un momento que un niño sonriente está viniendo a ustedes con una actitud de apertura. En vuestra imaginación, óiganlo decir: “¿Recuerdas quién soy?” Miren al niño o niña y pregúntenle qué es lo que pueden hacer por él o ella. Hay un deseo del corazón que el niño quiere ver realizado, algo que por mucho tiempo pueden haber empujado lejos. Dejen que el niño hable por un momento. El niño representa el “sí” en ustedes, la parte de ustedes que quiere vivir, así que déjenlo hablar.

Un niño aún posee confianza. Como adultos, ustedes han absorbido ideas que están llenas de miedo y de desconfianza y que alimentan el decir “no” a la vida y que contribuye a la oscuridad dos en ustedes; esa parte de ustedes que se opone a la vida, que ya no quiere experimentar dolor y que en realidad quiere escapar de esta vida. ¿Pueden ustedes sentir ese elemento de endurecimiento y contracción dentro de ustedes? ¿Pueden sentirlo físicamente, o tal vez vean un color asociado a él?

Hay una parte en ustedes que está muy cansada y que ya no quiere vivir porque ha visto y experimentado demasiada lucha y dolor. Sientan el peso de esa parte. ¿Pueden decirle “sí” a eso? No traten de cambiarlo inmediatamente; traten de comprender lo que ha ocurrido. Nadie se encierra deliberadamente debido a una falta de voluntad de vivir. Es un acto de desesperación; es el no saber que hay otro modo de vivir lo que los deja con ese reflejo de cerrarse, de retroceder, de decir “no”.

Yo no sólo les pido que digan “sí” a la oscuridad uno en vuestra vida: los acontecimientos difíciles, las enfermedades, los sufrimientos o lo que sea. Yo les pido que también le digan “sí” a la oscuridad dos, a aquello dentro de ustedes que se ha cerrado a la vida como resultado de sucesos dolorosos; a aquello que ya no quiere experimentar más la vida y se niega a ella. Y para llegar hasta esa parte vuestra ustedes tienen que ser muy tiernos, porque la insistencia y la coerción no funcionan ahí.

Ésa es la esencia de la Luz; la Luz que puede fluir dentro de la oscuridad. Esta Luz puede alcanzar cada rincón porque no lleva ningún juzgamiento. No dice “oh, esto es malo, debemos romper esta defensa o ese bloqueo porque la vida debe fluir otra vez”. Nunca dice eso. La Luz simplemente dice: “Yo comprendo”. La Luz dice: “Ha sido tan difícil para ti, puedo verlo. Puedo ver cómo te has endurecido, cómo te has cerrado, y cómo esa contracción finalmente te ha dejado cansado y vacío.” La Luz es tierna y fluida. Puede penetrar dentro del dolor y el sufrimiento más profundo, y dentro del alma humana más endurecida.

Yo les pido que una vez más se abran a esa Luz. Si no pueden encontrar esa disposición dentro de ustedes, si no sienten la apertura para soltar el “no”, entonces permitan eso también, porque la Luz siempre está ahí. Está con ustedes incluso en momentos de desesperación tan profunda que sienten que no hay más Luz dentro de ustedes. Es ahí durante esos momentos y en esas situaciones donde ustedes han perdido totalmente el contacto con ella y no esperan volver a verla nunca más.

El hecho es que la Luz no es vuestra, pertenece a todo lo que es. El universo entero y toda la Creación es Luz. Todo está imbuido de Luz. Sepan que está ahí y depositen vuestra confianza en la vida. Tan pronto como permitan incluso una pequeña apertura de confianza y se rindan a que entre a vuestra vida, ustedes estarán abriendo una grieta en la puerta. Ustedes saben que incluso durante la noche más oscura, vuestra alma siempre está cerca de ustedes y llegando a ustedes con Luz y consuelo. A pesar de que la puerta tiene abierta sólo una pequeña grieta, la Luz encontrará esa apertura. Ustedes no tienen que hacer nada excepto permitir que suceda. La Luz está con ustedes, la vida está con ustedes. Finalmente, vuestro “no” a la vida no puede mantenerse.

Yo les pido que se rindan a la Luz, donde Luz significa decir “sí”, no sólo a las dificultades en vuestra vida, sino también a vuestros problemas con decir “sí”, a la resistencia que ponen en contra de las emociones profundas que los hacen sentir desnudos y vulnerables. Vuélvanse como un niño otra vez. ¡Vivan! Digan “sí” a todo. Envuélvanse con compasión y comprensión. Al hacer esto hacen que vuestra vida fluya, ¡y ustedes pueden hacerlo! Yo veo vuestra fuerza. En cada uno de ustedes hay una llama de conciencia, una radiante llama de Luz. Yo estoy aquí para recordárselos.



© Pamela Kribbe – www.jeshua.net
Sitio web en español:www.jeshua.net/esp
Traducción del inglés: Sandra V. Gusella – www.humanitylight.com
Ilustración canalizada: Carmen Nicola – www.creandodesdeelser.com.ar