Nada de lo que leas, sin importar donde está escrito, nada de lo que escuches, sin importar quien lo dijo, nada debes aceptar sin previo discernimiento y tu mismo debes decidir su veracidad. Consúltale a tu corazón que el nunca se equivoca.
domingo, 14 de julio de 2013
Fuego de Chimenea Agnimitra 4 de Abril 2013
La práctica devocional de hoy fue teñida por el elemento Fuego. Durante todo el día sentí la acción de este elemento de forma muy simple, muy dulce. El Fuego en general es asociado a transformación, destrucción y otros términos que evocan su aspecto violento. Sin embargo, este mismo elemento despierta una devoción y, como es transmitido por la Consciencia Indígena, una devoción que no encaja en los parámetros religiosos a los cuales está palabra generalmente es asociada. Esta devoción se expresa como entrega y una comunión cálida. Aquella entrega simple cuando se está tranquilo al lado del fuego en una chimenea, una comunión donde se vive en el calor del abrazo del que se ama.
La comunión con el Fuego nos despierta para la vivencia de que la entidad humana, ego, personalidad –cualquiera que sea la palabra que se use para denominar este núcleo de consciencia percibida como separada de lo divino, de lo transcendente – no es más que una entidad imaginaria, que somos nosotros, siempre nosotros detrás de todos los nombres que creamos para denominarnos: ego, dios, espíritu, alma, percibidor, divinidad.
No hay nada ni nadie aparte de este Ser que pulsa en nuestro interior. Pero las palabras no permiten comunicar la esencia de esta posición (o a-posición), o incluso dar un vislumbre del sentido de Unidad que permite atravesar el umbral de separatividad y develar la realidad de que somos el Ser, eterno y puro, donde todo acontece, donde todo finalmente se disuelve.
A pesar de las palabras de naturaleza mística del último párrafo, la experiencia de hoy con el Fuego no puede ser descrita – sin distorsionar su sentido – como mística. Al contrario, fue bien humana. En el momento en que nos damos cuenta que el personaje humano es esta burbuja imaginaria y en la quietud del Ser nos abrimos hacia este Fuego, esta burbuja comienza a perder su solidez. Lo que esta burbuja contiene, en lugar de ser descartado, es reunificado con lo que está más allá de ella. El Ser humano, con todas sus gradaciones de color es comprendido y aceptado como es, por lo que es: una forma de expresión del Ser Inconcebible. ¡Ah! La poesía transpira de este humano, la belleza brilla a través de la superficie frágil de la burbuja. ¡Todo es sagrado!
¿Cómo esto no puede resultar en entrega y comunión? Entonces el Silencio está aún más presente, el Amor arde más intenso, la Paz irradia constante. Todo esto en la Alegría nacida de la aceptación de la perfección de todo. Y la entidad humana, una frágil burbuja, es henchida por un sentimiento por un sentido de completud, de “nada falta”, y la atención se vuelve siempre en el Amor y Gratitud a este Fuego que arde en el centro del pecho.
Agnimitra 4 de Abril del 2013
*La clave mántrica de alineamiento con el elemento Fuego, como fue aprobada por las hermanas del Retiro Intraterreno de Tumani, es: Khalismâni Tanquín. (la ‘h’ es pronunciada aspirada como en Eckhart)
traducción OD
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