Como ya se ha dicho en ocasiones anteriores, las piedras son fuentes energéticas, lo que les convierte en “seres vivos”. Por ello, las piedras, serían amigos, nunca posesiones, eso las convertiría en esclavas, y nunca podríamos usarlas para nuestros propósitos.
Lo importante es comunicarte con ella, hablar, solicitar su ayuda, plantearle tus intenciones. Esto no tenemos que hacerlo con todas las piedras que encontremos por el camino o que nos encontremos, sino tan sólo con aquellas que nos puedan servir para un fin específico en un momento determinado.
¿Cómo se hace esto?
Es muy sencillo. Nos preparamos para meditar. Cogemos la piedra y nos la situamos en el tercer ojo o en nuestra mano de poder (derecha para los diestros, izquierda para los zurdos). Apreciamos la piedra, la sentimos primero físicamente, notando que está ahí, para luego sentir la fuerza que ejerce sobre nosotros, hacemos que nuestra energía fluya hacia ella, y empezamos a “comunicarnos” con ella, esperando que esta, a su vez, nos devuelva energía. En este momento, estamos conectada con la piedra, esta dispuesta a ayudarnos.
Ahora que hemos hecho esto no debemos guardar la piedra en un lugar oscuro y olvidarnos de ella, nunca debemos hacer eso, su energía menguaría muchísimo. Es conveniente llevarla siempre encima, ponerla en nuestro altar, o en una estantería para que su energía irradie.
Para personalizarla es muy sencillo el proceso. Basta con llevarla siempre encima, como he dicho antes, dormir con ella debajo de la almohada, usarla en nuestros rituales y/o usarla en nuestras meditaciones, así absorberá nuestra energía y será, no una piedra que va con nosotros, sino, una piedra que es parte de nosotros mismos, pero eso tiempo al tiempo, en dos días no podemos conseguir muchos progresos, pero con trabajo asiduo (que no digo duro, aunque también puede ser), todo esto lo controlaremos muy fácilmente.
Ahora toca el momento de hablar con la piedra. ¿Cómo hacemos esto? La cogemos con nuestra mano receptiva. Sentimos su energía y dejamos que nos cuente. ¿Su energía es cálida? ¿Quizás fría? ¿Masculina o femenina? ¿Nos sugiere alguna cosa?
Dejamos que las imágenes vayan surgiendo en nuestra mente, que nos cuente su historia, de donde viene, que nos cuente sus propiedades, su tipo de energía, si es de fuego, de tierra, de agua, de aire, si es una piedra de akhasa (el quinto elemento, el espíritu). Todo lo que te quiera revelar o seamos capaces de “ver”. Cuanto más practica tengamos con este ejercicio más sencillo nos será descubrir cosas. No nos deprimamos si al principio no conseguimos nada. Es normal, pero granito a granito se hace un castillo, así que recordarlo, aunque nuestros primeros intentos sean inútiles aparentemente, no será así, pues serán la base de algo muy grande, ya vereis.
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