domingo, 21 de octubre de 2012

NIEVE Autres Dimensions 18 de Octubre del 2012

  

Canalizado por: Jean Luc Ayoun
Transcripción: Véronique Loriot
Traducción: Susana Milán.
 NIEVE

18 octubre 2012

Soy  NIEVE y saludo a mis Hermanos y Hermanas de la Tierra. Vengo, por mi experiencia encarnada, a daros los elementos que pueden durante este periodo, permitiros vivir mejor los Elementos. Hace poco tiempo, os hablé de los Jinetes y de sus efectos sobre la Tierra (ndr: su intervención del 19 julio 2012). Otras Hermanas os han hablado de vuestra cabeza, y de los Elementos que se imprimen en diferentes partes de vuestra cabeza (ndr: en lo que concierne a la llamada de los Elementos y el lugar de los Triángulos Elementales de la cabeza, ver en particular la intervención de  NIEVE del 1 septiembre 2012). Os he hablado también, por supuesto de la naturaleza. Voy a expresar según mis palabras, lo que son los Cuatro Elementos, los Cuatro Jinetes, los Cuatro Elementos de la Tierra de la que estamos constituidos, en este cuerpo y que por tanto han salido de la Tierra.

Cuando los Elementos de la Tierra se modifican, los elementos del hombre se modifican también. Y es precisamente lo que está a punto de pasar. El Gran Espíritu llega hacia vosotros, a la velocidad de un caballo al galope. Ese Gran Espíritu es llevado, soportado y servido por los Cuatro Elementos unidos por el Quinto. La acción de los Elementos os es visible en la Tierra, según los lugares en que viváis. Los Elementos, a su manera, llaman al Despertar. Vienen a cantar a vuestros oídos. Vienen a Cantar en vuestro cuerpo. Vienen a Obrar. Vivir los Elementos, es beneficiarse de sus efectos, más allá de lo que os han dicho mis Hermanas y otros Ancianos, relativo a la relación que existe entre los Elementos y lo que se llaman Linajes Celestiales.

Los Elementos actúan en vosotros: os llaman y os demandan a vosotros, llamarles también. Llamar a un Elemento es simple, no requiere un ritual complejo. De igual forma que podéis vivir las Comuniones con una de las Estrellas, como los Ancianos o los Arcángeles, podéis también, de ahora en adelante, percibir y distinguir en vosotros, los Elementos, cuando os llaman y también cuando vosotros los llamáis. La primera sensación de un Elemento que os llama se sitúa directamente en lo alto de vuestro cuerpo, en los sectores que llamáis la Corona Radiante de la cabeza. Un Elemento, dos Elementos, tres Elementos, los cuatro Elementos (lo que es más raro) pueden ahora llamaros, al mismo tiempo. Esto se manifestará en vosotros en el lugar preciso de impacto del Elemento, en vuestra cabeza. Algunos de vosotros comienzan a sentir dos y a veces tres, al mismo tiempo. Cuando los Cuatro Elementos se acoplen en vosotros, primero en vuestra cabeza, entonces, el Quinto Elemento podrá también, llamaros. Y ese Quinto Elemento, penetra específicamente en el punto más alto de vuestro cuerpo, por lo que llamáis el Punto ER, en el centro de la cabeza.

Los Elementos son esos también, que realizan el despliegue de vuestro Corazón Eterno que podéis facilitar por los medios que se os han dado (ndr: ver la rúbrica “protocolos para practicar/ Despliegue del Corazón Ascensional”). Y después, tenéis también, vosotros mismos en vuestros momentos, los que sean, la posibilidad de llamar también a uno de los Elementos o a varios Elementos. Simplemente: de igual forma que Comulgáis con vuestros Hermanos y Hermanas, despiertos en la Tierra (como con nosotros), basta simplemente nombrar al Elemento. No merece la pena liarse con su nombre (según una tradición, o según una Vibración): el simple pensamiento en el Elemento basta de ahora en adelante, para ponerlo en movimiento, y por tanto llamarlo. Notaréis que estáis más a gusto con algunos Elementos, más que con otros. Llamad primero a los Elementos con los que estéis más a gusto. Lo más frecuente, son esos que se han manifestado en vosotros, primero. Vais a constatar que cuando habéis llamado a un Elemento, o un Elemento os llama, y cuando se conjugan por dos o por tres, vuestra conciencia no es ya la misma. Pasan cosas inhabituales. Que se os pueden revelar tanto por la Visión más Interior y profunda (y como se ha dicho), vuestros Orígenes, vuestros Linajes. Lo que voy a evocar no es esto sino, más bien, el aspecto de Transformación de los Elementos, en vosotros.

Cuando os llama el Fuego, el Triángulo de FUEGO se hace sensible. Y en ese momento, el Fuego, que ahora es ese Fuego Micaélico, viene literalmente a vuestro cuerpo, a apoyarse en ciertas Puertas: ATRACCIÓN y VISIÓN (ndr: la posición precisa de esas Puertas está indicada en la rúbrica “protocolos para practicar /Yoga de la Eternidad: Integración de Pasos”). Viniendo a insuflaros las cualidades de lo que Sois, cuando no estáis en un cuerpo de la carne y de la Tierra. Así se hacen sensibles las Puertas de los órganos del hígado (ndr: Puerta VISIÓN) y del bazo (ndr: Puerta ATRACCIÓN). Cuando el Triángulo de la TIERRA, y cuando el Elemento Tierra os llama (o cuando le llamáis vosotros), entonces, la parte baja de la columna responde. Cuando el Aire os llama, el lado izquierdo del pecho responde. Y cuando el Agua os llama, el lado derecho del pecho os responde. Y constatáis que se realiza una intrincación (vosotros diríais una alquimia, en vuestro lenguaje), entre un Elemento Celestial y un elemento Interior de este cuerpo de carne, que se completan, realizando una unión entre los Elementos que acompañan al Gran Espíritu y los elementos de la Tierra de vuestro cuerpo, que estaban (como sabéis) limitados.

Vais a necesitar percibir y vivir el efecto de los Elementos en vosotros. Y no solamente en la Corona de la cabeza sino, mucho más, en el conjunto del cuerpo. Observaréis fácilmente, por vosotros mismos, que cuando los Elementos se conjugan dos a dos, se conjugan primero en Elementos complementarios: el Fuego con la Tierra, el Aire con el Agua. De esta conjugación resulta lo que pasa en vuestro Corazón, que se abre al Gran Espíritu como jamás, y que viene a transportaros en lo que él Es. Os hacéis entonces parecidos al Gran Espíritu, sin límites, sin problemas, simplemente apoyándoos y guiándoos por lo que está más cercano a vosotros: los Elementos.

Así pues, cuando hayáis vivido la Llamada de los Elementos (o si decidís llamarlos vosotros mismos), constataréis fácilmente, que vuestro cuerpo vive los efectos: sea a nivel del vientre, sea a nivel de pecho, sea a nivel de la parte baja de la espalda y lo que corresponde a la pelvis. Cuando los Cuatro Elementos hayan resonado en vosotros, por pares, después a tres y finalmente, a cuatro, entonces sabréis que la Obra de los Elementos se termina en vosotros. Muchas cosas os serán más claras. Muchas cosas transformarán lo que sois, en algo mucho más claro, yo diría incluso, mucho más refinado, más de acuerdo con los Elementos de la Tierra, e incluso con los Jinetes. Todos los Elementos os hacen realizar el paso de umbral. Esos pasos de umbral, os los ha comunicado uno de los Ancianos (ndr: intervención de SRI AUROBINDO del 4 octubre 2012). Poco importa, constataréis vosotros mismos, que uno de los Elementos que se imprime en vuestra cabeza, se despliega en vuestros cuerpos, según las reglas que os he dado.

Cuando los Cuatro Elementos se reunan en vosotros, antes de reunirse con la Tierra, vais a vivir algo diferente. De forma mucho más evidente incluso, que la sensación del centro de la cabeza, o que los Triángulos de los Elementos, vais a constatar que vuestro cuerpo se pone en resonancia. Por tanto, en tres zonas privilegiadas: la parte baja de la espalda y la pelvis, la zona alta del vientre y la zona torácica. En ese momento, los Elementos favorecerán de manera mucho más potente, el Corazón abierto al Gran Espíritu. Cuando el Corazón está abierto al Gran Espíritu, esto no es solamente el Fuego del Corazón sino más bien, la integración de todos los componentes de los Elementos de esta Tierra, en vosotros.

Los Elementos os llaman también, de una manera diferente, porque la Tierra habla. Su suelo que es Libre ahora, os transmite una Onda que se llama la Onda del Éter y que representa los Cuatro Elementos en acción, a partir del centro de la Tierra, en respuesta a la Llamada del Gran Espíritu. Entonces, en un momento, después de haber sentido el centro de la cabeza, toda la zona de lo alto del cráneo, sentiréis el punto más bajo de vuestro cuerpo: vuestros pies. Habrá como una respiración entre las plantas de los pies y el punto más alto del cuerpo: lo alto del cráneo. En ese momento, vuestro Sonido Interior, ese del Gran Espíritu, será no solo permanente, sino que Vibraréis al ritmo de su tonalidad. Los Elementos no tendrán más secretos para vosotros, y viviréis verdaderamente que estáis constituidos de esos Elementos de la Tierra y de los Elementos del Cielo. El Reencuentro de los dos os acerca al Gran Espíritu, os acerca a aquellos que nosotros llamamos los Ancestros: aquellos que han pasado por la Tierra antes que vosotros, aquellos que velan a vuestro lado, más allá mismo de los Ancianos y las Estrellas. Todos los Hermanos Galácticos esperan este momento. La Realización del Éter en los pies y en lo alto de la cabeza, hace funcional la totalidad de vuestro nuevo Vehículo.

Recordad que los Elementos pueden llamaros (uno a uno, dos a dos, o tres a tres), llevándoos a buscar en la naturaleza, lo que presta mejor. Como dije (ndr: su intervención del 1 septiembre 2012), si el Agua os llama, id al borde del agua. Si el Fuego os llama, sea que tengáis la oportunidad de encender fuego, sea que miréis el Sol. Si el Aire os llama, id a oír el sonido del Aire bajo los árboles. Y si la Tierra os llama, entonces poned la parte baja de la espalda en la Tierra. Realizaréis entonces, por eso y por lo que hacéis vosotros en ese momento, la unión de los Elementos del Cielo y de la Tierra, en vuestros Elementos. Esto hará reconectaros, no solamente Alinearos y recentraros, sino que os permitirá también beneficiaros de los Cuatro Espíritus que sirven al Gran Espíritu, y vivir los efectos importantes en vuestra vida. Vivir los Elementos es simplemente estar un poco atento, al momento en que os llaman y consagrar un poco de vuestro tiempo, cuando vosotros decidís llamarlos.

Si una de las zonas de vuestro cuerpo os parece muy sensible (sea la pelvis, o la espalda, sea el pecho o cualquier zona), si esa zona se hace insoportable para vosotros, entonces reunid a los Elementos de la naturaleza que corresponde, llamad al Elemento y al Elemento que le está asociado. Si por ejemplo vuestra digestión está bloqueada por el Eje ATRACCIÓN / VISIÓN de vuestro cuerpo (del hígado y el bazo), entonces llamad al Fuego. Y si esto no basta, llamad al Elemento que resuena con él: la Tierra. Si los dolores y sensaciones de vuestro pecho se hacen muy fuertes, entonces llamad a los Elementos de Agua y de Aire. Id a ver el agua, poneros bajo un árbol y comprobaréis muy rápido que la alquimia que se realiza en vosotros, favorece la asimilación de los Elementos.

Cuando vuestros Cuatro Elementos estén pacificados y armonizados, entones el Éter se pondrá en camino: sea el Éter de la Tierra (bajo vuestros pies) o el Éter del Cielo (que vosotros llamáis Supramental), éstos serán conectados y se reunirán en vuestro Corazón. Favoreciendo entonces, la apertura del Corazón al Gran Espíritu y el despliegue de lo que los Ancianos han llamado, creo, el Corazón Ascensional. Viviendo esto, podréis decir que todo está Cumplido en vosotros. No quedará ya ninguna zona sin Claridad, no en el sentido de vuestra vida, sino realmente sobre eso que Sois: el Gran Espíritu, en una de sus partes y en su Totalidad.

Esto es muy sencillo de realizar: no hay nada más que hacer que utilizar vuestro cuerpo, utilizar la naturaleza y sus Elementos, de la forma que os he indicado. Los efectos benéficos aparecerán muy rápido, a la vez en vuestra capacidad de estar estable, de estabilizaros, de Pacificaros, y concurrirán a manteneros en la Paz y la Tranquilidad. Los Elementos os llaman, vosotros llamáis a los Elementos. Os responden y vosotros les respondéis, por los elementos de vuestro cuerpo y por las sensaciones de este cuerpo.

Todo lo que se produce y se producirá en la Tierra, por los Jinetes y en vosotros, por vuestros propios Elementos regenerados, os llevará al umbral y al límite de este cuerpo de carne. Os desvelará (lo que ya hemos dicho), de manera más evidente, vuestros Linajes.

Percibiréis entonces, por hábito, cada vez más fácilmente, la acción de los Elementos, en vosotros. Si por azar, uno de los Jinetes es poderoso en torno adonde estáis, comprobaréis también que los Elementos de vuestra cabeza resuenan y que cada Elemento va a establecer, de alguna forma, una resonancia con el Éter, con el Aliento del Espíritu. Ese Aliento del Espíritu, presente en vosotros, os dará todas las posibilidades, yo diría, de creación instantánea de lo que es necesario para vosotros. Se trata de algo normal. No hay nada, absolutamente nada de mágico, nada de excepcional, aunque para vosotros sea extremadamente novedoso, extremadamente rápido y poderoso. La acción del Gran Arcángel (ndr: MIGUEL) que se mantiene cerca de LA FUENTE durante este tiempo, tal como os ha propuesto ayer, se manifestará en vosotros, más allá de lo que se ha dicho, por las modificaciones de funcionamiento de este cuerpo de carne y sobre todo, por una capacidad muy grande de Comulgar, no ya solamente con nosotros o entre vosotros, o con el Doble, sino directamente con los Elementos. Para finalmente, conduciros a la Fusión a la Fuente que os hará vivir lo que dijo el Cristo: os haréis Uno con el Gran Espíritu, cada vez más fácilmente, cada vez sencillamente, sin esfuerzo.

Los Elementos como los Jinetes que llevan los Elementos a la Tierra, como en vosotros, son los Guías infalibles para el Renacimiento y la Ascensión. Como mis Hermanas os han dicho, el Canal Marial que a nivel colectivo, acoge todo esto, está presente también en la Tierra, ahora que las líneas que encerraban a la Tierra, no están ya. Veréis vosotros mismos, en vuestra carne y vuestros sentidos, que la acción de esos Elementos es porque esta acción permite lo que he llamado una reconexión y un recentrado en el que, el Éter puede cumplir su función. Más allá de las sensaciones de las diferentes partes del cuerpo y las diferentes partes de la cabeza que están vinculadas, asistiréis en vosotros también, a gamas de transformación mucho más marcadas aun, que lo que habéis vivido quizá durante estos años y durante esta vida. Vivir los Elementos va a acercaros a ellos, os va a llevar a considerar un Elementos igual que a un animal del bosque, como algo viviente, porque los Elementos están efectivamente vivos. Aunque no os lo parezca, aunque la ciencia en Occidente no lo haya mostrado, hay una vida en los Elementos. Y esta vida es de una Vibración que os es desconocida por el momento y esta Vibración (que organiza y ordena las Dimensiones), les permite estar en todas las Dimensiones. Es exactamente lo que los Elementos realizan en vosotros. Es exactamente lo que podéis favorecer con esta llamada de los Elementos. Recordad también, que los Elementos son un medio de favorecer la tranquilidad del cuerpo cuando está demasiado sensible, en una de las etapas que he dado.

Todo esto no es complicado, porque va volver en la medida que lo viváis y haréis esto muy fácilmente (como el recién nacido que aprende al cabo de cierto tiempo a caminar). Esto ya está inscrito en vosotros, en nosotros todos, cuando estábamos en la Tierra, aunque hayamos olvidado las funciones y la sensación fuera ampliamente deficiente. Pero la Liberación del Gran Espíritu (encerrado en el Sol), la Liberación del Espíritu de la Madre-Tierra, permite ahora esto en vosotros porque, os recuerdo, estamos todos constituidos, cuando estamos en la Tierra, de los Elementos de la Tierra. Nada de este cuerpo viene de otra parte, contrariamente a nosotros. Es por eso que el trabajo de los Elementos solo puede intervenir de manera visible ahora. Ha sido necesario prepararlo. Que la Madre-Tierra se prepare. Ha sido necesario preparar el Cielo. Ha sido necesario preparar los Velos de Gaya (la Tierra) y vuestros Velos para recibir los Elementos. Recibir los Elementos, es mucho más que el bautismo del Espíritu: es encontrar el verdadero sentido de la Vida, no limitada por un cuerpo, no limitada por lo que sea. Los Elementos son los agentes de la Libertad, los agentes de la Liberación, igual que vosotros, recubiertos del Manto Azul de la Gracia o recorridos por la Onda de Vida (o los dos). Estad atentos a lo que os dice vuestro cuerpo, sea la que sea su edad. Observad sobre todo en los primeros tiempos, cuando sintáis uno de los Elementos de la cabeza, para usarlo, para apoyaros en su naturaleza y el Elemento de la naturaleza que corresponde (como lo he dado), aunque solo sea unos instantes. Y verificaréis vosotros mismos, los efectos.

Cuando el quinto Elemento se alcance, cuando el Éter del Cielo y de la Tierra resuene en vosotros, sabréis entonces, que estáis muy próximos del sonido permanente del Cielo y de la Tierra. El tam-tam de la Tierra será permanente y el canto del Cielo será también permanente en vosotros, sobre todo eso que os es sensible, por encima de vosotros y por debajo de vosotros. Ese momento no puede faltar, sea para vosotros solos, o para el conjunto de la comunidad humana. Lo que realizáis es, de alguna forma, un aprendizaje (porque estáis un poco adelantados sobre el tiempo de la Tierra). Los Elementos son regeneradores, pero no la regeneración que esperaríais en este cuerpo de la Tierra, sino que son regeneradores y revivificantes para los cuerpos eternos del Espíritu. Cuanto más importante se haga la percepción de lo alto de la cabeza y de las plantas de los pies, más hará falta vigilar o respetar esa llamada del Éter, en vosotros. En esos momentos es cuando hace falta estar vigilante, aunque no es fundamental, pero en todo caso puede ayudaros a no experimentar sensaciones desagradables. Os hará falta aplicar los preceptos que os ha dado mi Hermana HILDEGARD, referente a los alimentos (ndr: ve la intervención de Hildegard de Bingen del 3 octubre 2012). Vosotros probaréis igualmente, por el tipo de alimentos adaptados que ingerís, os probaréis a vosotros mismos, que la metabolización del Éter se ha realizado. Acordaros siempre, que es más fácil metabolizar esto en la naturaleza que simplemente meditando, encerrados en vuestra casa. Cuando los Jinetes estén presentes a vuestro lado, viviréis esto de forma aumentada. Y constataréis también que, contrariamente al resto de los Hermanos y Hermanas de la Tierra que no han abierto aun el corazón al Espíritu, el efecto sobre vosotros, será diametralmente opuesto. El que tiene miedo del tornado huye, el que vive el Elemento Aire no se mueve: está sereno porque, como os he dicho, ningún Jinete puede alcanzaros. Solo son la manifestación visible, como siempre, de lo que pasa en vosotros. Vienen a despertaros. Vienen a romper las últimas oposiciones, resistencias, las últimas dudas, las últimas cuestiones.

Vivir los Elementos de la Tierra, es alimentarse también de ello. En ese sentido, las palabras de una de mis Hermanas encuentran todo su eco en cuanto a vuestra alimentación, en cuanto a vuestras necesidades (ndr: ver los consejos sobre los alimentos en la intervención de Hildegard de Bingen del 3 octubre 2012). Cuanto más acojáis los Elementos (cuando os llaman o cuando vosotros les llamáis), más constataréis que vuestras necesidades, sean las que sean, serán saciadas, preparándoos de alguna forma, a la nueva Vida, a la vida de la mariposa. El alimento de la mariposa no es el alimento de la oruga. Los movimientos de la oruga no son los movimientos de la mariposa. La conciencia de la oruga no es la conciencia de la mariposa. Es todo esto lo que os va a aparecer, como por arte de magia, pero no es magia: es natural. Estos son los elementos generales que tenía que daros. Si mi exposición requiere suplementos, complementos y si tenemos espacio de tiempo necesario, os escucho.

Pregunta: ¿los problemas en la parte alta del vientre a qué Elemento corresponden?

Corresponde a lo que vosotros llamáis las Estrellas Atracción-Visión y AL, que resonando con el cuerpo, no están en el mismo lugar puesto que la Estrella AL no está en el vientre a nivel de la Puerta sino en el pecho. Se produce efectivamente, un movimiento. Yo diría que la base de los Triángulos, para la zona abdominal, es la base del Triángulo de Fuego de la cabeza. A nivel de la pelvis, de la pelvis menor y de la baja espalda, existen muchas más Puertas pero, es el Triángulo de la Tierra que rige esto con un punto de paso que hace la unión entre el Triángulo de la Tierra y la baja espalda que es el punto KI-RIS-TI. Hay una resonancia también, por supuesto, entre el Fuego de la Tierra por el punto OD, el de la cabeza y el de lo alto del vientre. Es lo mismo para cada Elemento de la cabeza manifestándose en el cuerpo. Yo os invito simplemente a mirar lo dibujos y a ponerlos al lado y veréis muy rápido mirando los dibujos, antes incluso de vivirlo en vosotros, lo que pasa entre cada Triángulo y cada zona del cuerpo. (ndr: esquemas en preparación)

En resumen, el Triángulo de la Tierra corresponde a todas las Puertas situadas lo más bajo en el cuerpo, sobre los pliegues de la ingle y alrededor del sacro. El Triángulo de Fuego corresponde a la zona del abdomen alta. El Triángulo de Aire corresponde a la zona torácica izquierda y el Triángulo de Agua corresponde a la zona torácica derecha. Hay, como veis (y mirando los esquemas será más fácil), una traslación que efectúa la reversión de la que os habló mi Hermana MA (ndr: MA ANANDA MOYI), hace casi dos años (ndr: ver en particular, sobre este tema, las intervenciones de MA ANANDA MOYI del 11 julio y 12 septiembre 2012), entre el Fuego de la personalidad y el Fuego del Espíritu, de ahí esa reversión, entre el vientre y el pecho, ilustrado por el paso de la Puerta Estrecha. Pero si tenéis los dibujos ante vuestros ojos, os aparecerán entonces los movimientos que permiten lo que yo he llamado esta reconexión. Puesto que la finalidad, por supuesto, es el quinto Elemento, el Éter que vibra en lo alto de vuestra cabeza y que vibra por supuesto, en la parte alta del pecho cuando el cuerpo, que vosotros llamáis Aire, se abre con el Corazón realizando la Tri-Unidad de la Nueva Alianza, la Fusión de los principios que vosotros denomináis Cristo, María y Miguel. ¿Hay otras cuestiones?

No tenemos más preguntas, os damos las gracias.

Hermanos y Hermanas encarnado en la carne de la Tierra, vivamos juntos un momento de Paz, gobernado por el Aire.

…Compartamos el Don de la Gracia…

Yo soy  Nieve o Pluma Blanca. Que el Gran Espíritu sea en vosotros. Hasta pronto.


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