jueves, 15 de marzo de 2012

YVONNE AIMEE DE MALESTROIT 10 marzo 2012 La verdadera Libertad no está en este mundo La verdadera Libertad, es ese Matrimonio Místico.



 Original en francés.
http://www.autresdimensions.com
Canalizado: Jean Luc Ayoun
Transcripción: Véronique Loriot
Traducción: Susana Milán
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 AUDIO

Hermanas y Hermanos humanos en esta carne, aquí y allí, yo soy la Vibración que lleva KI-RIS-TI. Yo fui en mi encarnación última, HERMANA YVONNE AIMEE DE MALESTROIT. Vengo hoy para dar testimonio (aunque se hayan dado y expresado muchos testimonios) sobre lo que yo he vivido. Esos testimonios no son más que una mirada externa, aunque algunos de ellos fueran muy cercanos a mí y muy exactos. Mis Hermanas me envían hoy entre vosotros, para testimoniar lo que hemos vivido todas nosotras, Estrellas.

Cualquiera que sea el nombre que se haya dado a esto, nosotras hemos sido todas, las Esposas Místicas de CRISTO. Entonces, si el nombre CRISTO os molesta, emplead lo que os importa: Buda, Absoluto, Eternidad. Nuestras Hermanas orientales hablaban de Brahman. Todo esto, bajo vocablos diferentes, oculta la misma Verdad que yo denominará, si os parece bien: el Matrimonio Místico. Ese Matrimonio Místico es el fundamento mismo de la Gracia y el fundamento mismo y la realidad misma, de lo que procura ese Matrimonio Místico, ese don de la Gracia a la Gracia. Es el Reencuentro, un Reencuentro último con vosotros mismos, más allá de toda apariencia, más allá de toda vida, de toda suposición. Es un embelesamiento que os transporta a lo que ningún humano que viva la personalidad puede, ni expresar ni sentir, ni incluso aproximarse. El Matrimonio Místico es efectivamente para nosotras, Esposas de CRISTO,  como para todo Esposo de CRISTO, lo mismo. Es un estado más allá de lo que es denominado lo espiritual. Es un estado en que el Éxtasis es vuestra morada por la Eternidad. Llevándonos a pedir a muchos de nosotros, a CRISTO o el Absoluto al que nos dirigíamos, llevarnos lo más rápido, sacarnos de la Ilusión de este mundo. Y sin embargo, nosotras hemos obrado cada una a nuestra forma, en este mundo, estando siempre perfectamente conscientes, a través de una de las únicas frases que yo escribí durante mi vida: “que no haya más que un Rey de Amor y que su Reino no es de este mundo y que su Reino es el del Absoluto, de Brahmam. De la Indecible Felicidad, del Indecible Éxtasis, del Amor, si lo preferís”. Pero ningún sentido humano puede vivir o comprender este Amor. Incluso aquél de los amores más extremo sobre la Tierra, no sería estrictamente nada en relación a este Amor. No hay por cierto, escala de valor ni escala de comparación, porque esto es incomparable.

Casarse con el CRISTO, vivir el Matrimonio Místico, es bañar cada minuto, cada aliento, (estéis en este mundo o en bilocación, más allá) bañar del mismo Éxtasis, de la misma Onda de Felicidad que os llena (que aniquila toda duda, toda cuestión y que en cada instante, os recorre y transporta mucho más allá de la experiencia de los sentidos, mucho más allá de la experiencia de la encarnación, mucho más allá de la experiencia del Sol o de una experiencia cualquiera vivida y llevada incluso en el Êtreté). Hoy, en esta tierra, el Manto Azul de la Gracia os invita a todos, sin excepción, Despiertos o no Despiertos, jóvenes como maduros, enfermos o sanos, cualquiera que sea el sexo, cualquiera que sea lo que pueda existir en vosotros. Lo importante, si lo deseáis, es renunciar a cualquier otra cosa que lo que representa este Matrimonio Místico.

Nosotras hemos pedido a CRISTO durante nuestra vida, tomarnos totalmente porque sabíamos que en su seno estaba la libertad más total, la de hacerse Él, expresar algo inefable, inexpresable, incontable en palabras de este mundo. Solo las manifestaciones místicas de ese Matrimonio Místico han llenado la vida de algunas de mis Hermanas o de mis Hermanos. La verdadera Libertad no está en este mundo. La verdadera Libertad, es ese Matrimonio Místico.  Es ese que más allá de toda duda, de todo miedo, os sumerge y os hunde en un océano de beatitud permanente donde ningún obstáculo, ninguna guerra, ninguna contradicción exterior puede venir a alterar lo que pasa, mucho más allá de este cuerpo. Por cierto, este cuerpo (que es el testimonio de lo que pasa) puede, como he demostrado durante mi vida, caer extremadamente enfermo y cada vez ser capturado y portado por la Gracia del Éxtasis, a vivir la transformación de esta carne, yendo hasta hacerse (como fue el caso para mí) totalmente imperecedero, hasta hacer bañar mi propio cuerpo en un néctar de rosa cuando fue exhumado. Esto es Verdad, pero por supuesto, no es la finalidad porque ¿qué hacer de lo incorruptible de esta carne? Simplemente, esta incorruptibilidad es el testimonio de la magnificencia de esta carne transcendida y despierta al Amor, mucho más allá, repito, de todo sentido y de toda experiencia sensorial.

Este Éxtasis místico, este Matrimonio Místico (que es el don de la Gracia) está abierto a todos. No hay ningún pecado. No hay ninguna falta que os impida realizar esto. Solo la duda, solo el miedo, solo la creencia en un error o en un pecado, os impide precisamente vivir esto. Es pues exactamente al revés de lo que vuestra pequeña persona, e incluso el Sí, puede considerar. En efecto, vosotros estáis más allá de todo lo que podéis suponer e incluso adheriros. Estáis más allá, como os han dicho los Ancianos y los Arcángeles, más allá de la Vibración. Estáis más allá del Fuego del Corazón, vosotros sois lo que durante el cónclave arcangélico, MIGUEL denominó la última etapa de las Bodas Celestiales: donde el Silencio se hace Absoluto. Porque, es en el Silencio (donde no existe ninguna proyección, ninguna visión, ninguna anticipación, ninguna historia, ningún pasado, ningún futuro, ningún deseo) donde se realiza lo Indecible. Ese Indecible os está absolutamente abierto, sin ningún límite. Los únicos límites no son de orden espiritual, cierto, y aun menos corporal. Esos límites no se sitúan más que en el interior y siempre, de la personalidad que no se cree digna, que duda, que sin pausa se plantea la cuestión. El Matrimonio Místico pone fin a cualquier cuestión porque os hace vivir aquí como allí, desde toda la Eternidad, la Onda de Vida, haciéndoos vivir en Éxtasis o en Intasis permanente (sean las que sean las circunstancias de este cuerpo, sean los que sean vuestros pensamientos, cualesquiera que sean vuestros reencuentros). No existe ninguna posibilidad, en este mundo como en otros mundos, en cualquier Dimensión como en la Fuente misma, de ser sacado de ese estado. Porque ese estado es irreversible pero, requiere salir de todos los estados anteriores, desidentificaros de todo aquello en lo que habéis creído, todo aquello a lo que habéis esperado, todo aquello a lo que habéis llevado vuestra atención. El CRISTO os quiere solos. Os quiere desnudos.

El Absoluto, ese Matrimonio, solo promueve de hecho haceros fecundar el uno en el otro. Son los júbilos, las Bodas de Luz. Es el Reencuentro con la Eternidad y el fin de todo lo efímero. Entonces, en ese momento, sois totalmente libres de permanecer en este mundo o de partir, bien que, a menudo, el Absoluto tenga necesidad de Testigos y de testimonios. Así, cada uno (según su cultura, según lo que sea hombre o mujer en esta carne) va a tener un destino que le es propio, coloreándole con lo que tiene ganas de decir, pero lo que tiene ganas de decir, no es de ninguna forma, el reflejo de la personalidad: será siempre el Absoluto el que se expresará.

Podrá tomar una connotación Crística en Occidente. Podrá ser Krishna en Oriente. O el Absoluto. O el Brahman. O una coloración particular que está asociada a una afinidad que permanece en la personalidad o en las etapas de realización del Sí.

Vivir el Absoluto os aparta de todo lo que es ilusorio, de todas vuestras creencias (sin ninguna excepción) y sobre todo os aparta de lo que vosotros llamáis conocimientos y que os ha encerrado más que nunca en sistemas espirituales, de creencias, de ilusiones. Vosotros no sois nada de todo esto. El Matrimonio Místico viene a liberaros de todo lo que no es la Onda, de todo lo que no es el Absoluto. Incluso si permanecéis en este cuerpo, en estos pensamientos, no sois ni estos pensamientos, ni este cuerpo, ni lo que actúa, porque es más bien la Onda, en ese momento, que ha tomado posesión de vosotros, que actúa y que es la Vida a través de vosotros. Todos nosotros hemos vivido esta alquimia última, este Matrimonio Místico con el CRISTO. Bien que lo hayamos experimentado y quizá vivido con algunas tonalidades diferentes, no hemos hecho más que expresar la misma verdad. Entonces si una de nuestras Hermanas habla del Gran Espítitu, por supuesto, ella habla de lo mismo, porque no hay  en su marco de referencia, imagen de CRISTO. No hay vivencia en su pueblo, en su tradición o sus encarnaciones, necesariamente de imagen de CRISTO. Y os recuerdo que más allá de la historia incluso de aquél que yo he llamado JESÚS (eclipsado por el CRISTO o hecho JESÚS-CRISTO él mismo). Pero mucho más allá, el sentido sagrado de su sacrificio, el derramamiento de su sangre ha permitido, de alguna forma, la redención colectiva de la Tierra (como os han dicho algunas inteligencias muy anteriores a las nuestras).

Este tiempo de la Tierra está preparado desde hace mucho tiempo, después de que aquellos que fueron llamados Gigantes partieran de esta Tierra multidimensional y juraran, en ese momento, volver para reparar los ultrajes de un tiempo ilusorio. Es a esto a lo que estáis invitados. Ese Matrimonio Místico no es nada más que vuestros propios Reencuentros, vuestra Alianza con vosotros mismos, más allá de cualquier Ilusión, más allá de cualquier Yo, más allá de cualquier sufrimiento y de cualquier alegría. Vivir  lo Indecible requiere estar enteramente en ese Absoluto, fundirse en Él, hacerse Él. Su acción es la acción del Manto Azul de la Gracia, es la desaparición de toda Atracción, de toda visión. Es la desaparición de todo lo que podía seduciros en este mundo, incluso si os quedáis y permanecéis. No sois por tanto y necesariamente, alguien que se retira del mundo a una gruta como los anacoretas del inicio del cristianismo. Pero ahí donde estéis, sois el que Sois. No hay ninguna circunstancia más penosa o más ligera. Toda circunstancia es acogida de igual forma porque en el Matrimonio Místico, viviendo la Onda de Gracia, la Onda de Vida, sois conscientes y totalmente lúcidos de lo que vive cada ser. Veis más allá de la apariencia, más allá del alma. No estáis ya localizados en este cuerpo, no estáis tampoco deslocalizados, podéis estar en todos los lugares al mismo tiempo. Todo lo que se ha llamado los estigmas místicos se pueden manifestar. La bilocación es para vosotros, un acto totalmente natural, sea en esta Dimensión o en otras Dimensiones. Es decir que a través del Matrimonio Místico, perdéis todo límite y toda limitación. Os hacéis real y concretamente el Absoluto y el Absoluto no tiene ningún límite, ni de forma, ni de cuerpo, ni de lo que sea. Recorréis entonces, los mundos totalmente Libres, siempre estando conscientes y lúcidos de lo que vivís, de lo que hacéis. Pero sabéis pertinentemente, que no sois nada de todo esto.

Así que, vivir la unión con el CRISTO, con el Absoluto, es dar la espalda sin rechazo y sin ninguna condición, de todo lo que es de la naturaleza de lo efímero. ¿Qué es la naturaleza de lo efímero? Vuestro nacimiento en este mundo que se terminará ineludiblemente por una muerte, el fin de vuestros pensamientos, el fin de este cuerpo, el fin de vuestros afectos, de vuestros amores, de vuestros odios y sobre todo el no retorno a la Ilusión, superando las leyes de acción y de reacción. Penetrando entonces, de lleno, a la ley de Acción de Gracia, no solo por el Fuego del Corazón (que es el Testigo de vuestro Despertar y de vuestro Desvelamiento) sino más bien, por ese Matrimonio Místico. Vosotros traducís en vuestro vivir lo que sois en Verdad: ese Absoluto que se pasea en total libertad, en este cuerpo como en cualquier otro cuerpo. Con este Matrimonio Místico, podéis fusionaros con toda conciencia, ya fuera la conciencia de una piedra o la conciencia de un sol. No conocéis más el límite y eso os hace entender que no sois estrictamente nada en este mundo.

Con esta condición, con esta Humildad, esta Simplicidad última, corresponde la Verdad del Absoluto que vosotros Sois. Yo os lo repito: el único pecado es no ser Absoluto. No hay otro. Todo lo demás no son más que juegos, juegos de personalidad, juegos del ego, juegos de rol, si lo preferís. Algunos juegos son más felices que otros. Algunos lugares pueden parecer más envidiables que otros. No es así. Todo esto no son más que juegos ilusorios. Todo esto no son más que pretextos. Todo esto no es más que lo efímero, que solo puede ser barrido por lo que representa la Eternidad, por lo que representa el Absoluto y ese Matrimonio Místico con el CRISTO. El Manto Azul de la Gracia os invita permanentemente, a cada minuto (y no únicamente el jueves) (ndr: ver la rúbrica “Protocolos o Acompañamientos/ Recepción del Manto Azul de la Gracia”) a vivir esta Onda de Vida, esta Onda de Gracia. Nada más será igual desde el instante en que hayáis vivido la primera Onda de Éxtasis, el primer Júbilo Místico total, de vuestros Reencuentros con vosotros mismos, en lo que sois en el Absoluto.

Entonces realizaréis lo que tenéis que realizar en este mundo. Pero no seréis lo que realizáis. Estaréis totalmente desapegados del fruto de vuestras acciones porque todas vuestras acciones serán tomadas bajo la regencia, si se puede decir, del Rey del Amor (como vosotros lo denomináis hoy), bajo la regencia de la Onda de Vida, la Onda de Gracia. La Gracia, la Acción de Gracia, os dispensa totalmente de vivir cualquier acción y reacción. Algunas experiencias podrán ser realizadas, seguirán siendo siempre, experiencias del Absoluto en el ámbito de lo limitado. Que paréis de comer, que paréis de respirar, de ver, cualquiera que sea el estado de este cuerpo, en la medida en que, no seréis en absoluto identificados con este cuerpo, os convertiréis el Absoluto y no dependeréis de ningún límite de este cuerpo. Esto requiere la más grande de las humildades. Esto requiere hacer callar (en la persona, en la personalidad, en el ego, o el Sí que habéis Despertado) toda duda, todo miedo. El Abandono, como decía el Arcángel ANAEL, esta vez sí, es una entrega total de Sí al Absoluto. Este acto de confianza es realmente lo que os queda por hacer.

Entonces, obviamente ¿cómo saber? No hay que saber. Es muy simple: la Onda de Vida recorre lo que sois, o la Onda de Vida no está presente. Esto es totalmente independiente, como os han dicho y repetido los Arcángeles, de cualquier rol, de cualquier función de Ancla, de Sembrador de Luz (que es un trabajo magnífico que muchos de vosotros habéis realizado, permitiendo precisamente este Manto Azul de la Gracia). Puedo incluso decir que en ciertos casos, muchos de vosotros tuvisteis necesidad de estar fuertemente enraizados en este mundo para enraizar la Luz. Pero hoy, la Gracia os invita a superar este enraizamiento, a superar esos límites que vosotros os habéis creado para ese rol y esta función porque no sois ni ese rol ni esta función. Vosotros sois únicamente ese Absoluto.

El único pecado es dar la espalda a lo que se os ofrece: vosotros mismos. No hay nada que hacer, no hay ningún límite de ninguna clase. La Luz es Inteligencia, esto ya lo sabéis, se os ha repetido en muchas ocasiones. Pero más allá de la Inteligencia de la Luz, hay la Luz que Sois vosotros, y ésta, es Inteligencia Absoluta puesto que ella, es Absoluta. No existe ningún límite en este Absoluto. Si vivís esto, si dejáis a la Onda de Vida crecer en vosotros y manifestarse en cada punto del cuerpo, nada podrá ser como antes. Que estéis muertos para este mundo, que estéis vivos para este mundo, que estéis aquí o allí, en el Sol como en cualquier ser viviente, sois también cada ser viviente que encontráis. Esto no es una proyección, un deseo, sino la estricta Verdad. Y por supuesto, en este estado de Absoluto, solo podéis tener paciencia porque sois la paciencia misma. No puede existir ningún juicio, porque sabéis que lo que podáis juzgar en ese momento, no es más que vosotros mismos, que recae en limitación. Pero esto es imposible. Porque la Gracia mística es algo que es, sin retorno. No puede existir el mínimo retorno atrás. No puede existir la mínima fluctuación (función de vuestros humores, de vuestros reencuentros) porque no estáis ya, os lo recuerdo, localizados en este cuerpo. Podéis en ese momento, fusionar con el Sol. Podéis ir a ver a un amigo donde quiera que esté en esta Dimensión o en otras Dimensiones, casaros con el CRISTO, pero os casáis por supuesto, con el total del Absoluto, el conjunto de las parcelas, el total de los fragmentos que son también tan Absolutas como vosotros, aunque lo ignoren por el momento, porque la duda y el miedo, porque las experiencias que han decidido realizar, les pertenecen (ellas se pertenecen todavía, efectivamente). Ellas no han remitido todo sentido de pertenencia a este Absoluto. Ellas no están casadas místicamente. Esa es su elección y hay que respetarlo porque vosotros sois Libres totalmente, y esta Libertad no tiene nada que ver con la ley del libre albedrío. Esta Libertad es saber que más allá de todo tiempo, de todo espacio, de toda Dimensión, de toda experiencia, existe algo que es del orden de lo Indecible, que es del orden de lo infinito, que es del orden de lo efímero que es transfigurado, donde lo efímero no tiene ya ningún lugar.

Este Absoluto, esta Eternidad, esta Onda de Vida, esta Gracia mística, este Matrimonio Místico es verdaderamente a lo que estáis llamados. Lo sois, Llamados, porque es vuestra naturaleza. No puede ser de otra forma. Ese Absoluto siempre ha estado ahí. No está lejos de vosotros, no está separado de vosotros. Es simplemente la parte de vosotros que se cree separada y distante que manifiesta esta distancia y separación. Pero en definitiva, no existe.

Entonces que elijáis (o que se os aparezca, más allá de toda visión) una representación (ya sea de vuestro modelo religioso, ya sea un Absoluto desnudo de toda forma), Casaos. Aceptad esta Libertad porque es eso lo que Sois vosotros. No hay nada más que eso. No sois más que eso y es la totalidad de lo que es la Eternidad, la totalidad de lo que es el Absoluto. El Matrimonio Místico es algo que os va a dejar vivir este Éxtasis permanente, este Júbilo permanente del alma y del Espíritu que son transportados más allá de los sentidos de este cuerpo, en esta unión. Esta unión de Libertad. Esta unión de Gracia donde nada más tiene importancia. En efecto ¿qué es importante si no es ese Absoluto?

Entonces, todo lo demás (lo transitorio, lo efímero), lo recorréis con bondad, con Amor porque no sois nada de todo esto. Estáis ya más allá. Pero ese más allá no es la huída del tiempo presente, es la instalación en el verdadero presente, el que está más allá de la presencia, más allá de todo límite, de toda contingencia, de todo miedo, de toda duda. Lo efímero está lleno de esto, lo sabéis. Nosotros lo hemos experimentado, todos. Pero el día en que la Onda Mística os atrapa, el día en que os Casáis Místicamente ¿Qué cuestión puede faltar? ¿Qué puede quedar como duda? ¿Qué puede quedar como zona de sombra? ¿Qué puede quedar como sentido mismo de cualquier pregunta? Vosotros sois libres, totalmente. En el Matrimonio Místico, recorréis las Dimensiones, recorréis los cuerpos y danzáis en este cuerpo, como en todos los cuerpos, porque sois el total de los cuerpos, sois el cuerpo místico de CRISTO, totalmente, aunque los otros no lo sepan, aunque los otros den la espalda, por el momento, a esta Verdad Absoluta, tenéis todos, la posibilidad de comulgar con ellos.

Así, en esta Indecible Gracia, pueden rodar lágrimas por el ángulo de vuestros ojos, como lo hice yo en mi vida. Esas lágrimas no son ni de alegría, ni de tristeza. Son lágrimas de cristal y de diamante del Absoluto, que por cierto, en mi vida se transformaron en diamantes auténticos. Hoy conocéis todos, sin ninguna excepción, la posibilidad de ser esta ausencia total de efímero. ¿Qué os lo impide? No hay ninguna barrera, no hay vuelta atrás, ninguna condición. Realizad esto. Lo que os digo hoy, es extremadamente simple. Lo que ha hecho decir a los Ancianos, como a ciertas Estrellas, que sois el Absoluto, que sois la Totalidad. No hay desinterés por este cuerpo, no hay desinterés por esta vida, porque aunque estéis casados, con hijos o responsabilidades, las realizáis. Y, de todas formas, si no se realizan ¿qué importancia tiene? La Inteligencia y la Gracia de la Luz encontrarán siempre lo que es necesario para que el Absoluto esté presente y testimonie.

Entonces, ¿cuál es ese testimonio? No está en el discurso o en cualquier necesidad de reconocimiento de lo que sea. Vosotros os habéis reconocido a vosotros mismos, entonces ¿qué os importan aquellos que no se reconocen a sí mismos? Simplemente, vosotros los habéis reconocido. Y solo eso es importante. Porque veis en ellos lo que son, más allá de toda visión: otra parcela de vosotros mismos, no en una adhesión a cualquier creencia, sino en la Verdad real, directa y total, de lo que vivís vosotros. Habéis rechazado lejos de vosotros toda proyección llamada conocimiento. No tenéis necesidad de ninguna teología. No tenéis necesidad de ningún modelo religioso porque lo que va a salir de vosotros en ese momento, no puede más que traducir, sin ser coloreado por ninguna persona, ninguna personalidad, las palabras mismas del Indecible Absoluto.

Esta Onda mística, este Matrimonio Místico que fluye a través de vosotros, os hace  vivir este estado más allá de cualquier estado y os permite testimoniar, más allá de cualquier palabra, porque, ya sea una palabra, ya sea una mirada, ya sea simplemente poner atención, sabéis (sin ninguna proyección, sin ninguna voluntad, sin ningún deseo) que el Absoluto sois vosotros y que en este Absoluto, el Absoluto se asimila a todo lo que sale del límite para considerarse como Absoluto porque es lo que él es, en Verdad. He aquí a lo que os llama el Manto Azul de la Gracia. Os hace vivir esos instantes de olvido de sí, total.

Hay primicias, por supuesto. Son esos momentos en que parecéis partir o dormir. Esos momentos en que Vibráis intensamente o si no, momentos en que no hay ya, ninguna Vibración. O si no, otros momentos, el sonido de vuestras orejas se hace más amplio haciendo como eco, o desaparece completamente, o si no, no sabéis dónde estáis. Desde ese instante, desde que perdéis toda referencia de lo que sois, sabed que la Onda del Éxtasis, la Onda de Vida os llama a vivir esto.

Entonces que esto pase por el CRISTO, que pase por una brizna de hierba, que pase por el Sol, que pase por un Hermano o Hermana o por un conjunto de Hermanos o Hermanas, qué importancia tiene, puesto que el resultado es siempre el mismo, es: tu eres el Absoluto. No eres más que eso. Y en ese momento, no tenéis más que un pensamiento, que una acción, hagáis lo que hagáis: el único pensamiento que es en lo que Sois, incluso en ese límite que permanece en la Tierra, es este Absoluto, este Júbilo Extático permanente que recorre todo vuestro cuerpo. No hay nada más que esto porque sois esto. Todo lo demás solo corresponde a lo efímero. Todo lo demás solo corresponde a las ilusiones que se han tenido, a las experiencias. Vosotros sois la suma de todas las experiencias, sin embargo no sois una experiencia, tampoco sois un estado. Vosotros sois el CRISTO.  Vosotros sois KI-RIS-TI, los Hijos Ardientes del Sol. Vosotros sois la Luz. Sois la Gracia. ¿Cómo podría ser otra cosa que esta Verdad? ¿Cómo la vida podría existir, incluso aquí en este mundo, si no fuera alimentada por la Verdad, sostenida por la Verdad?

Hoy, la Gracia os llama a transportaros vosotros mismos. Ese transporte (que es ese Matrimonio y esta Unión Mística) os lleva a la Verdad. Por eso, todo debe ser enterrado, no como la voluntad de enterrar vuestra vida, sino de dar la espalda (no como un retroceso, no como un rechazo) a eso efímero. No sois este cuerpo, los Ancianos y los Arcángeles os lo han repetido desde hace muchísimas semanas. Vosotros sois ese Manto Azul de la Gracia. No sois ni una Estrella, no sois una Puerta, no sois este cuerpo, no sois lo que creía evolucionar, no sois lo que creía transformarse, vosotros sois lo Absoluto, no sois más que eso. Daos cuenta, rendíos a la Gracia porque es lo que sois. No hay nada más que la Gracia, el Amor. El Amor y la Luz pero, por supuesto, no según sus acepciones encarnadas e encarnantes, sino lo que subyace a la existencia de cualquier vida, de cualquier conciencia, de cualquier Dimensión. Vosotros sois esto: la Gracia. Y sois el don de la Gracia a vosotros mismos. El único pecado es no reconocer esto. Todo lo demás solo pertenece a lo efímero. Todo lo demás solo pertenece a las ilusiones, a los sufrimientos, a los miedos, a las dudas, a los amores conquistados o vencidos, que no pertenecen más que a este mundo, que a esta experiencia. Pero vosotros estáis más allá de toda experiencia. Estáis más allá de todo estado. Vosotros sois la Eternidad. Vosotros sois lo Absoluto. Vosotros sois KI-RIS-TI. Vosotros sois sin forma. Vosotros estáis más allá del “Yo soy”. Vosotros estáis más allá de “Yo soy Uno”. Estáis más allá de Ser. Vosotros sois lo que subyace y manifiesta la Verdad. Vosotros sois Absolutos.

Entonces, no hagáis de mis palabras una verdad externa o una adhesión o una creencia, sino vividla en lo más profundo de esta carne que vive su transfiguración. Dejad que la Onda de Vida que llevan mis palabras os llene de lo que sois, desde siempre, desde toda la Eternidad, de toda la Vida. Por supuesto, mientras que la Onda de Vida no os haya recorrido  totalmente, pueden existir reticencias porque esa nada, ese vacío, ese Absoluto (en cualquier caso, según la mirada de la personalidad, de lo efímero) es tan vasta, tan inmensa, tan improbable e imposible que ni siquiera el Sí osa esperar, no osa vivirlo incluso. Y sin embargo, ese Absoluto que transciende todos los Sí, todas las experiencias, todos los estados, es realmente vuestra esencia, vuestra naturaleza. La única separación consiste en dudar de esto. El único sufrimiento consiste en tener miedo de esto. Vosotros sois Sagrados porque sois el Sacramento mismo, el del Matrimonio Místico, el de la Unión al Absoluto. Sumergíos en vuestra naturaleza. Sumergíos en esta Felicidad Absoluta. El Manto Azul de la Gracia es la última invitación para vosotros, para vivir lo que Sois, lo que nunca habéis dejado de Ser.

Entonces, yo podría detallar de manera muy clara, lo que he vivido. Muchas cosas se han escrito. Pero yo tengo que testimoniar el Absoluto, de este CRISTO, de este Amor abrasador y que sin embargo no quema. Este Amor que está lleno a cada minuto y sin embargo no llena. Este Amor que vuelve a pedir a cada instante y que, a cada instante es siempre más, siempre más grande, siempre más vasto, siempre más intenso. Las palabras son débiles. Solo la Onda de Vida puede traduciros con exactitud, lo que Es esto. Porque  eso es lo que vosotros Sois, totalmente. He aquí lo que, como Estrella KI-RIS-TI tenía que deciros, desde mi punto de vista, más allá de cualquier persona que yo haya encarnado. En este principio Vibratorio KI-RIS-TI, de lo que es la Onda de Vida, ese Matrimonio Místico, no rechacéis nada, exceptuado el límite. Rechazad todos los límites. Miradlos, examinadlos y rechazad lejos de vosotros lo que no es la Verdad Absoluta, Eterna e Indestructible. Incluso lo que os parecía, en este camino espiritual, como objeto de toda atención (el alma, sus coloraciones, sus polaridades, sus atracciones), debe ser quemado en el Fuego del Amor. El Espíritu debe ser entregado al Padre que no es nada más que vosotros mismos.

Así, en este momento, el Matrimonio Místico, la Onda de Vida, os lleva y os transporta. La transverberación viene a tomar la plaza de la Crucifixión. La mirada del ego (que llamaba a esto Crucifixión) se hace la mirada del Absoluto y ahí, la transverberación hace vivir el Verbo. El Verbo es realmente hecho carne y la carne se hace Verbo, más allá de toda carne y de todo Verbo. Vosotros sois esto.

Entonces ¿qué más deciros? Dejad la Onda, dejad la Onda actuar porque vosotros Sois esta Onda. Vosotros sois este Absoluto. Por supuesto, en los primeros tiempos hay como decía nuestro Comendador (ndr: O.M. AIVANHOV), una retracción o una retractación del alma porque el alma tiene mucho miedo de desaparecer. Todo lo que es efímero tiene miedo de desaparecer. La única cosa que no puede desaparecer jamás, es lo que es Eterno. Es decir más allá de aquél que juega a observar, más allá del Testigo, más allá de aquél que dice “yo”, más allá de aquél que vive el Sí y que vive el Samadhi, está lo Absoluto, ese Indecible Absoluto, esta Onda de Felicidad que se hace vuestra naturaleza que nunca ha dejado de ser. He aquí lo que es devenir ese Hijo Ardiente del Sol. No es ya ser solamente ese brasero ardiente del Corazón, ese Amor encarnado y traspasante. Es vivir la transverberación. Es vivir la Gracia totalmente. Esta Gracia que recorre cada célula, cada átomo de vuestro cuerpo, cada parcela de lo ilusorio y os transforma en Absoluto: lo que sois desde la Eternidad. He aquí mis Hermanas y Hermanos lo que tenía que deciros.

Hermanas y Hermanos, yo terminaré entonces, con estas palabras: KI-RIS-TI,  a nivel de las Estrellas y el Triángulo de la Tierra, es la fecundación del Verbo en la carne. Es también la Puerta Estrecha a la que yo estoy ligada: el punto OD, la Puerta OD. Es también lo que figura este sacro, ese hueso sagrado, apuntado hacia abajo, que debe volverse llevándoos a volver al buen sentido, si se puede decir, lo que es la Gracia, lo que es el Absoluto, la única Verdad, la única Eternidad. Ese Triángulo de la Tierra, del que uno de los Melquisedecs os ha hablado, como Melquisedec de la Tierra (ese que fue llamado Maestro PHILIPPE DE LYON), que tanto ha explicado su alianza eterna con el CRISTO. Ese Matrimonio Místico, del que tenía conciencia (parece extremadamente raro, desde su nacimiento), ha hecho de él uno de los portavoces de CRISTO. Pero todos vosotros sois los portavoces de CRISTO porque tenéis todos, en germen y en Eternidad, esta Verdad del Verbo. Ese Verbo que es Onda de Vida, la Onda de la Gracia y ese Matrimonio Místico.

Entonces estáis invitados a este banquete celestial y Terrestre. Estas Bodas de Alegría y de Luz que son vuestros propios Reencuentros. Vosotros sois el Absoluto. Vosotros sois la Paz. No hay nada que buscar. No hay nada que descubrir. Solo hay que Ser, más allá del estar. Solo hay que entrar en la Eternidad.

Mis Hermanas y Hermanos, yo os propongo a mi vez, esta Comunión en el Manto Azul de la Gracia.

… Efusión Vibratoria / Comunión…

Sois el Amor. Yo nos amo. Hasta pronto.




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