lunes, 31 de octubre de 2011

MA ANANDA MOYI 27 octubre 2011 con audio



Original en francés.
http://www.autresdimensions.com
Canalizado: Jean Luc Ayoun
Transcripción: Véronique Loriot
Traducción: Odilia Rivera
http://mensajes-del-espiritu.blogspot.com

audio

Soy MA ANANDA MOYI. Hermanos y Hermanas, sobre esta Tierra, dígnense acoger mis bendiciones y la Gracia de la Luz. Vengo con ustedes, hoy, no tanto para explicar, aún, la Conciencia, sino más para intercambiar con ustedes, más allá de las palabras, con el fin de establecer una Comunión íntima y una comprensión, más allá de las simples palabras, precisamente de estas tres palabras que son: el Presente, la Unidad y el Sí.

En el período que viven, y en estos procesos que están en curso, sobre la Tierra como en muchos Hermanos y Hermanas, quizá es conviene intentar clarificar, aún más, si eso puede serlo, estas tres palabras. Ya que, más allá de su definición y más allá de su concepción, son, efectivamente, las palabras que (más allá de las culturas, más allá de los siglos) generalmente se emplearon para intentar interpretar, lo mejor posible, al Despertar, a la nueva Conciencia. En realidad, a esto que los seres, que vinieron antes que ustedes, pudieron vivir, en este estado particular, cuando se toca al Ser.

Entonces, hoy, más bien que largos discursos, vamos juntos a intentar, intercambiar con relación a estas tres palabras. Y exclusivamente con relación a aquéllas. Y, de manera muy general, ya que dudo bien que, cualesquiera que sean las experiencias que vivieron o que ustedes viven, mientras estas experiencias no se instalen, en residencia y permanentemente, es muy habitual que se planteen algunas cuestiones. Por supuesto, a partir del momento en que la permanencia del Ser se obtiene, como ya se sabe, las cuestiones desaparecen ellas mismas, enteramente. Pero puede ser que sean, para algunos Hermanos y Hermanas, aquí y en otra parte, las cuestiones que se planteen, precisamente, para favorecer los mecanismos de la Realización de Ser.

Entonces, vamos a tomar tiempo (porque lo tenemos) de dar la vuelta a sus cuestiones. Tras saber pertinentemente que sus cuestiones son las preguntas de sus Hermanos y sus Hermanas, por todas partes, donde sea que estén en esta Tierra, cualesquiera que sean sus creencias, cualesquiera que sean sus experiencias, cualquiera que sea su cultura, su educación. Porque, por supuesto, actualmente, sobre la Tierra, hay un proceso colectivo particular que se desarrolla, a nada otro similar en la historia de la humanidad. Y con relación a lo que se desarrolla, por supuesto, la Conciencia es traída, hasta cierto punto, a colocarse, redefinirse, no tanto a través de una definición sino, más bien, con relación a su propio vivir, a su propio cambio. Entonces, escucho sus interrogaciones relativas al Presente, el Sí y la Unidad. Intentaré comunicarles lo mejor que pueda, por mi Presencia, la Comunión de Luz correspondiendo a las palabras que voy a pronunciar. Podemos ahora avanzar juntos, les escucho.

Cuestión: porqué haber elegido asociar estos tres aspectos: ¿Presente, Sí, Unidad? Porque estas tres palabras son las palabras que pueden definir, si tanto es que se pueda definirlos, a la nueva Conciencia, el estado Turiya, y la Realización del Ser. Porque son estas tres palabras, más allá de todo concepto cultural, que van a expresar, quizá lo mejor posible, lo que un ser, que vive eso, va a intentar (cuando se le plantea la cuestión) de traducir. 

Obviamente, evité las palabras que tendrían una connotación demasiado occidental u oriental, pero es, por supuesto, evidente, que hablar de Unidad, hablar de Samadhi, CRISTO, Luz Blanca, de Turiya, es la misma cosa exactamente. Pero para ser lo más lógica y ser más Universal posible, estas tres palabras son a priori lo que, en nuestra Asamblea de las Estrellas, es lo más cerca posible, en su lengua como en otras lenguas, mencionar, para ustedes, lo que es esta nueva Conciencia, tanto con carácter individual como a nivel colectivo de la humanidad.

Cada palabra, cada una de estas tres palabras, transporta un contenido que no puede prestarse a confusión. Más bien, por ejemplo (como ya se sabe) que las palabras Amor o Luz, que son, muy lógica y muy naturalmente, coloreadas por la experiencia de cada persona, por la experiencia de cada cultura y cada vivir, colectivo o individual. Así pues, estas tres palabras (Presente, Unidad y Sí) escapan a esta diferencia transportada, porque pueden comprenderse más allá de todo dogmatismo, más allá de toda comprensión implicada, vinculada con un modelo cultural o incluso espiritual. Decir “el Sí”, no es la misma cosa totalmente, aunque la Vibración es la misma, que decir “el Atman”. Decir “la Unidad” es la misma Vibración, pero no es la misma cosa totalmente que decir “Disolución Brahmánica”, etc. Entonces elegimos palabras que pueden, a la perfección, ilustrar fuera de todo dogmatismo (de toda capilla, diría) o toda cultura. Por esta razón es la elección de estas tres palabras más bien que de otras palabras. Porque las tres, por eso, se refieren a una misma resonancia, inscrita en el cuerpo, en el Templo del Corazón: son, hasta cierto punto, los tres atributos que pueden, expresar, lo mejor posible, lo que es el vivir del Fuego del Corazón.

Cuestión: ¿se puede decir que la Unidad se basa en el Amor, en la medida en que el Amor unifica todo, en todos los Mundos, en toda la Creación?
Mi Hermano, el Amor, en su sentido más directo, es incluso la base de lo que se llama la Vida. El Amor sería, hasta cierto punto, la síntesis y la reunión de la Unidad, del Sí y del Presente, pero sin ninguna coloración, vinculada precisamente a la experiencia vivida por cada Hermano y Hermana, profundamente diferente del Amor. Independiente, hasta cierto punto, de todas las connotaciones afectivas, emocionales, mentales, consustanciales a cada uno, según lo vivido de cada Hermano, de cada Hermana. Así pues, se puede decir que el Amor, al sentido más auténtico (Vibral, como se llamó eso), es la reunión y la conjunción del Presente, de la Unidad y del Sí.

  La palabra Amor se usurpó tanto para definir cualquier otra cosa, en la personalidad y en la experiencia. Ya que el amor, sobre este mundo, privado de la FUENTE, de esta conexión Lúcida y Consciente a la Unidad, no puede traducirse, como eso les fue dicho, que por una falta que debe colmarse (véase  en nuestro sitio la canalización de HERMANO K del 26 de octubre). Y por supuesto, si empleo la palabra Amor, cada uno va a entender algo que le es propio. Mientras que si empleo la palabra Presente, la palabra Sí, la palabra Unidad, y sus Vibraciones correspondientes, no pueden agregar otra cosa. Porque, precisamente, la Unidad, el Sí y el Presente no les son accesibles, enteramente (para la mayoría de entre ustedes), mientras no estén actualizados, hasta cierto punto, revelados, puestos al día dentro de la Conciencia. Y eso, por lo tanto, va a evitar las distorsiones. Pero, efectivamente, el que vive la Unidad, el Sí, que está Presente, descubre la Verdad del Amor. Pero de un Amor que no necesita cualquier proyección, de cualquier definición o de cualquier suposición. El Amor existe a distintos niveles, en distintas octavas. El Si sólo existe en el Sí. La Unidad solo existe en sí misma y el Presente solo existe en sí mismo.

Cuestión: ¿podrían desarrollar sobre la relación entre el Sí y la Unidad?  El Si es Realizado (Concientizado, es la palabra más exacta) a partir del momento en que la Conciencia se sitúa, no en la separación y la fragmentación sino, precisamente, en este estado de Unidad. El Sí y la Unidad, y el Presente, son los tres lados, las tres facetas de una misma realidad. El Sí y la Unidad no pueden encontrarse sino en el Presente. El Presente conlleva el Sí. El Sí está Presente y es Unidad. La Unidad es el Sí y es el Presente. Cada una de estas palabras implica la otra. Y la relación que existe (como lo dije) es, hasta cierto punto, tres maneras de decir Amor, al sentido auténtico y no alterado.  El Amor (al sentido Vibral) es una inversión total. El amor, cuando estamos presentes sobre la Tierra, tiende a proyectarse, de manera continua. Se imagina como una relación, cualquiera que sea la forma, como una comunicación. El Amor (al sentido Vibral) es un estado que induce la Gracia del Ser, y que manifiesta el Sí en el Eterno Presente. En la Presencia y el Presente, hay también la inmediación del Momento, que no puede ser equivalente a un otro momento, y este Momento es vivido, por la Conciencia, como indisoluble de la Eternidad.  El tiempo no aparece pues ya como lineal, sino como englobando, como inscrito al mismo tiempo, llamado el Presente. 

Este principio de Reversión del amor se traduce en el descubrimiento o el redescubrimiento de la Unidad, entre el Sí y todos los otros Sí, entre el Sí y el conjunto del Universo. Puesto que en ese momento, no puede existir más ninguna separación, ninguna distancia, ningún sufrimiento y ninguna falta.  Esto es por consiguiente más que una relación, entre cada una de estas palabras, pero eso es, sobre todo, lo que está más en condiciones de hacer vibrar, en ustedes, una serie de estructuras físicas, celulares, Vibratorias, energéticas, y dentro de la Conciencia. El Si puede también, y por supuesto, oponerse al “mi”, o al “yo”. Expresa pues otra octava, allí también, de manifestación de la Conciencia. Y ese Sí implica la Presencia, el Presente y la Unidad. Se puede decir, por lo tanto, que cada una de estas palabras conlleva la una a la otra, en la misma realidad.

Cuestión: ¿Vibrar, en nosotros, es Vibrar en nuestro cuerpo, nuestra personalidad o nuestro ego?
Mi Hermano, la personalidad y el ego nunca pueden vibrar. No pueden sino moverse, y en consecuencia hacer circular la energía. La Vibración no es una energía que circula, es un estado, precisamente, de Presente. Esta Vibración puede definirse, precisamente, como una ausencia de movimiento, como una ausencia de circulación, como una ausencia de emoción. Por supuesto, el ego tiende a querer apoderarse de esta Vibración, para hacerla suya. La Vibración del Ser, no puede ser acaparada, ni poseída por cualquier cosa, puesto que invita, precisamente, a las virtudes y a las características que se oponen diametralmente al ego y a la personalidad. El ego es opaco: no conoce la Transparencia. El ego nunca es simple: busca siempre la complejidad ya que es complejo. El ego no conoce la Humildad, o entonces, él no hace más que traducir una falsa humildad. Y por fin, el ego nunca puede ser un Niño. Entonces, el Si se opone formalmente al “yo” y al “mi”, no tanto como una oposición de contradicción sino, precisamente, una oposición de Vibración. El ego no conoce el Presente, está permanentemente tomando señales, en la última experiencia o en la proyección en un futuro. El inventa y construye hipótesis, permanentemente.  El Sí no tiene que hacer hipótesis, no tiene que hacer de ayer, no tiene que hacer de mañana, ya que está absorto en otra cosa. El ego no puede comprender, ni conocer, ni vivir, la Unidad, porque se construye sobre el principio de Dualidad, y esta Dualidad se expresa, permanentemente, en la vida, como Bien y mal. Entonces, todo se opone el ego y la personalidad, al Sí: en los mecanismos de funcionamiento, y también en todo lo que va a derivarse, en las actitudes en la vida. El ego trae todo hacia sí, pero en el seno del Mí.  El Sí está en la Transparencia más total y no trae nada hacia él, si esto no es que el haya encontrado la Fuente de Amor, que es, él mismo, por supuesto, pero en un Espacio y un Tiempo que nada tiene nada que ver con el espacio y el tiempo de la personalidad y el ego. El ego, por definición, está limitado, fragmentado, y no se construye más que a través del miedo, a través de la voluntad de bien y mejoramiento. 

El Sí no tiene nada que construir ya que Es, de toda Eternidad, y es completamente independiente de toda construcción, de toda proyección. No necesita nada más que Ser, y manifestar la Transparencia y el Amor. No como algo a buscar (como algo a construir que se inscribe en una investigación, y en consecuencia en un tiempo): no hay camino, no hay investigación. Hay exactamente, precisamente, que detener todo eso, para vivir el Sí. Mientras haya investigación, mientras haya cuestión, mientras haya duda, hay ego, porque el Sí nunca puede dudar, de cualquier cosa. No conoce la duda y no puede conocerla. No tiene pregunta porque él Es la respuesta.

Cuestión: ¿cuáles son las diferencias y los vínculos entre el Espíritu y el Sí?  El Espíritu incluye las características, globales y principales, del Sí, de la Unidad y del Presente. El Espíritu posee, además, una Dimensión distinta de este cuerpo de carne. El Espíritu es, para ustedes (y para nosotros, cuando nos hemos personificado) inmaterial, porque  es invisible, Desconocido y situado en otras Esferas. El Espíritu es, en otras Dimensiones, un Cuerpo. Un Cuerpo con su densidad (que le es propia), una forma (que está más allá de la forma, tal como se define sobre este mundo), una coloración (si se puede decir, que no es una coloración del alma, sino más bien un estado Dimensional particular, pero que no está dividido o limitado). El Espíritu es el Sí. El Espíritu es la Unidad. El Espíritu es el Presente. Pero, más allá de esta Dimensión, el es también un Cuerpo. Un Cuerpo Abierto, no cerrado, no dividido, y sobre todo no aislado. Se conecta pues a la Comunión y a la Gracia, permanentemente, a la Vida y LA FUENTE. El Espíritu es Eterno. Es pues un Cuerpo Eterno que no puede desaparecer: no puede sino transformarse. No puede sino lo seguir al Sí, ya que él es, hasta cierto punto, su Vehículo.

Cuestión: ¿el Espíritu habita otros cuerpos, en esta Dimensión u otras?
De manera más general posible, sobre este mundo, a un cuerpo corresponde un Espíritu. Pero, en otros Mundos Unificados, el Espíritu no es tributario de un Cuerpo, incluso si tiene un Cuerpo, porque este Cuerpo es mutable y porque este Cuerpo no está cerrado, ni localizado.

Cuestión: ¿cómo hacer durar los momentos de Unidad que a veces se pueden vivir?
No hay, precisamente, nada que hacer. Hay que mantenerse en este estado, a mantenerse en el Ser, en esta Vibración, como el Comendador dijo eso (Nde: O.M. AÏVANHOV) y por otro Ancianos, y también por algunas de mis Hermanas Estrellas. Hay, hasta cierto punto, un proceso de aprendizaje, que es particular. Porque tiene la textura, hasta cierto punto, de los tiempos particulares que viven, que están en relación y en toma directa con un proceso que no se refiere ya solamente a un individuo (según su camino previo) pero que se refiere a la totalidad de la Tierra, y en consecuencia de las Conciencias que están presentes. Para la mayoría de entre ustedes, la Realización total y entera del Sí significa, hoy (porque están en este Tiempo), la Fusión o la Transmutación en el Cuerpo de Êtreté (o Cuerpo del Espíritu). Y que significa (o que significaría) la desaparición total de este cuerpo y esta personalidad. Quién, como lo saben quizá, debe esperar un momento colectivo particular, que se vincula a la vez con acontecimientos de carácter cosmológico, astronómico y, por supuesto, planetario.

Algunos, no obstante, tienen la capacidad para instalarse en la Unidad, el Sí y el Presente, de manera más duradera que otros, porque la Transparencia (que está en toma directa con el Abandono a la Luz, a la Puerta del CRISTO) más se concluye, hasta cierto punto, en la personalidad. La personalidad tiende a convertirse en, para estos seres allí, Transparente. Tiende pues entonces a no retener la Luz, ya a no frenarla. Esto es directamente resultante, por supuesto, de comportamientos incluso de la personalidad, donde se eliminó el miedo (no por cualquier voluntad) se transcendió y, dónde el Amor se acerca a su definición la más Vibral y pierde todas sus características personales. Y dónde el ego (la personalidad, el “yo”, “mí”) no reivindica ya nada, para sí mismo. Para estos Hermanos y estas Hermanas allí, es más fácil mantenerse en el Ser, por lo tanto de vivir las tres facetas del Ser: el Sí, la Unidad y el Presente.

Pero es necesario aceptar bien que no es algo que debe buscarse, pero que es de verdad algo a lo que es necesario abandonarse. Mientras exista (e incluso en la personalidad) una voluntad propia del “yo” y del “mi” a querer vivir la Luz, de manera sistemática, la personalidad va a apropiarse la Luz, en una no Transparencia y en una opacidad. Dicho diferentemente, el Sí, la Unidad y el Presente, es volverse uno mismo esta Luz, pero no utilizar esta Luz para otra cosa que la Luz. La dificultad reside, efectivamente, a este nivel. Porque el alma humana está así hecha, y así se vuelve, a Nivel Vibratorio, está polarizada hacia la encarnación y no hacia el Espíritu. Dicho diferentemente, como CRISTO lo había dicho: “su Reino no es de este mundo”. Ahora bien, la personalidad quiere, a toda costa, establecer su reino con la Luz, lo que, por supuesto, no puede llegar, Jamás.

La desaparición y la Transcendencia del “mi”, del “Yo”, es un Sacrificio. Y esta Crucifixión (este Paso de la Puerta Estrecha, del ego al Corazón, la Nueva Fundación de Vida), sólo se realiza si el ego capitula, enteramente. Y por otra parte, en las experiencias de Luz, antes de este período colectivo (y para algunos seres, también, Hermanos y Hermanas que son los más maduros para vivir eso), sólo hay un acontecimiento particular, donde el ego capitula (por la meditación, por una experiencia a las puertas de la muerte), que se revela la Luz, no diferentemente. Existen, hoy, algunos Hermanos y Hermanas que viven la Luz, de manera instantánea. En ese momento, como lo he dicho, los comportamientos cambian, completamente. El Hermano o la Hermana que vive eso, de manera impronta y espontánea, no puede hacer más uso de sus capacidades habituales.

Todo se transforma. Pero mientras el ego esté presente y que crea dirigir, controlar o dominar, la Luz no puede ser vivida. Porque la Luz, el Sí, la Unidad, el Presente, es muy exactamente la antítesis (como lo dije) de los principios mismos del ego y la personalidad. No es necesario entender, por eso, que deben matar el ego, porque no cambiarían ni una jota al estado en el cual están. ¿Ya que quién  querría matar el ego, si no es el ego? El cual, por supuesto, nunca puede matarse. El solo puede, como lo dije, capitular, convertirse en Transparente a la Luz. Los Cuatro Pilares del Corazón, que se les comunicaron, y que se activaron, están destinados, hasta cierto punto, a favorecerles este estado.

Cuestión: ¿si este estado no puede alcanzarse por la voluntad personal, puede alcanzarse por todos los protocolos comunicados, en particular, sobre las Puertas? Todo lo que les ha sido comunicado, que eso sea por un AMIGO (acerca del Yoga de la Unidad), que eso esté por los nuevos elementos sobre la falsificación (que los han sido aportados por HERMANO K), los testimonios que les han sido dados (por mi Hermana GEMA, o por HILDEGARDE o por otros), no son más que testimonios. Los ejercicios, las gimnasias, la meditación, el rezo, todo lo que se pueda imaginar, que pueden ser ayudas, pero a condición de entender bien que no son nunca objetivos, sino los medios. Y que incluso estos medios nunca les harán pasar la Puerta Estrecha. Nunca. Solo hay medios para acercarles a esta Puerta. No hay otra manera, que de abandonarse a la Luz, que de aceptar vivir, simbólicamente, su propia muerte, la abolición de toda voluntad, la abolición de todo mí, la abolición de todo miedo, de toda opacidad a la Transparencia.

Es eso que se llamó, en muy numerosas ocasiones, el Abandono a la Luz, y como lo dijo el CRISTO: “En tus manos entrego mi Espíritu”. Es concebir, aceptar y vivir, que lo transitorio no es nada ante lo Eterno, y ante  la Eternidad.  Mientras hay una voluntad de prensión o comprensión, sólo es el ego que habla. La diferencia esencial, con relación a un tiempo previo a la llegada de la Luz (hace una o dos generaciones), es que hoy este proceso es mucho más fácil. Porque no se obligan a subir hacia la Luz, sino es la Luz que está descendiendo hasta ustedes. Simplemente, queda por concientizarlo. Y concientizarlo, es hacer cesar toda voluntad, es hacer cesar todo acto de la personalidad. Es Abandonarse a la Luz. Creer que un ejercicio o que una práctica va a conducirles al Despertar, si eso fuera verdadero, serían cientos de millones sobre la Tierra, y el conjunto de la humanidad  que  ya habrían vivido el Despertar, y no es el caso. Incluso si este proceso de hoy es un mecanismo abierto a todos, porque las condiciones iniciales, previas, son completamente diferentes, desde una generación o dos generaciones.

Mientras no sean Humildes, mientras no sean Simples, mientras no sean Transparentes y mientras no estén en esta Vía de la Infancia, el Corazón no puede permitirles vivir  el Sí, la Unidad y el Presente. Es el mental que pretenderá siempre, por la comprensión, apropiarse la Luz. La Luz jamás es una apropiación, es una restitución, es una Transparencia total.  El ego que es creado (no volveré de nuevo sobre las circunstancias históricas o sobre los mecanismos, qué más da), pero el ego, a medida de lo que se ha llamado la encarnación, las encarnaciones, las reencarnaciones, poco a poco se cristalizó. El alma descendió cada vez más, Vibratoriamente, sobre mecanismos de acción/reacción (cualesquiera que sean los nombres que pueden darse, en el Oriente como en Occidente, o como en toda época). El principio mismo de la acción/reacción, que es la ley de este mundo, está en total contradicción con la Ley del Espíritu. No pueden acceder a este Desconocido mientras mantengan cualquier cosa de lo Conocido, y lo que les es lo más conocido, por supuesto, es la personalidad, su persona, su Mí, pero que no es el Sí.

El Si no está al cabo de un camino, no es tampoco mañana, no es ayer tampoco (por supuesto), sino está (como se dijo eso) en el Momento Presente. Ahora bien el ego  nunca está en el Presente, porque a partir del momento en que el mental escucha, pretende comprender, y en consecuencia, él no puede estar en el Presente porque ya está en el momento siguiente. Lo mismo ocurre con las emociones, y lo mismo ocurre con todos los funcionamientos de lo que se limita en la personalidad.  No existe ningún mecanismo presente en la personalidad que permita vivir la Unidad, el Sí y el Presente. Todos estos mecanismos, sin ninguna excepción (referencias al pasado, ascesis o aprendizaje), deben desaparecer.

Porque incluso el que sigue un ascesis se acerca, como lo dije, a la Puerta Estrecha, pero nunca el ascesis, mismo, hará cruzar la Puerta Estrecha.
La única manera de cruzarla es el Sacrificio y la Crucifixión. No puede haber Resurrección (es decir, la manifestación de la Conciencia del Ser, Realización, Despertar del Sí, de la Unidad y del Presente) mientras los elementos que no son el Sí, la Unidad y el Presente sean mayoritarios. Y lo que conduce la personalidad es, muy exactamente, la antítesis del Sí, de la Unidad y del Presente. Las condiciones previas, de hacer callar el mental, las emociones (por la meditación, por el rezo, por el estado Interior), son condiciones previas: estas condiciones previas son útiles, pero nunca serán el Paso de la Puerta.

Cuestión: se dijo que nuestra alma no conocía nuestro Espíritu. ¿Es posible, por una Intención particular, procurar que, precisamente, nuestra alma conozca nuestro Espíritu?  Sí, eso ha sido explicado por HERMANO K (Nde: ver en nuestro sitio la canalización de HERMANO K del 7 de julio de 2011 acerca del despliegue de la Luz sobre el eje lateral previo derecho, así como la descripción de las Sendas correspondientes (Puertas AL, VISIÓN, PRECISIÓN) en la rúbrica “Protocolos que deben practicarse - Reconstrucción del Cuerpo de Resurrección”). Es la Reversión del alma, de la Visión y la Atracción, hacia el Espíritu. Es el Renunciamiento. Es el mismo mecanismo que acabo de explicar. No hay otra vía, no hay otra posibilidad.

No tenemos más cuestionamientos, les agradecemos.
Hermanos y Hermanas de esta asamblea, les rindo Gracia por nuestra Comunión. Seguiré estando Presente, en ustedes (porque estoy), para el período común de Comunión. Les envío la Plenitud de la Gracia y la Alegría. Comulguemos antes de que me establezca en ustedes.

... Efusión Vibratoria/Comunión…

Hasta pronto.

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